57

3.8K 500 186
                                    

Jimin descanzaba su cabeza sobre su mano, su codo clavándose en la almohada en la que yo estaba recostado. Y tal vez se me hacía un poco más difícil hablar si el muchacho me miraba tan directamente, porque sus ojos eran un poco... bueno, intensos. Felinos. Hermosos, pero como el fuego.

Suspiré hondamente, jugueteando con una de sus manos, entrelazando nuestros dedos.

-Todo comenzó cuando tenía como, no sé, trece -murmuré. Jimin abrió un poco más los ojos, pero no dijo nada-. En ese entonces mis padres solían pelear... mucho. Mi padre... Bueno, hacía cosas horribles a mi madre, y le importaba una mierda que yo viera. Y mi madre, como si necesitara descargar ese dolor, se la pasaba enojándose conmigo por todo. Que debes estudiar, que no debes rappear, que todo eso es una mierda, que te arruinas el futuro. Y si yo osaba decir algo, entonces ella me golpeaba -dejé escapar el aire por la nariz lentamente-. Cuando tenía como trece encontré este lugar, en los barrios bajos de Daegu; allí rappeaban y... bueno, entre otras cosas. Yo no quería probar nada de lo que me daban, obviamente, era sólo un niño con sueños en su cabeza. Éste amigo mío, mayor que yo, lo respetó e incluso incremento mi amor por la música. Me dijo que si lo acompañaba a Seúl me podía dar trabajo de ello. Así que... Bueno, escapé de casa sin dudarlo. Allí este amigo me aseguró ayudarme a meterme en el mundo de la música con una condición: tenía que traficar algo a un lugar. Lo hice, por supuesto; pero luego se convirtió en una costumbre; y para cuando comprendí que éste amigo no tenía ninguna intención de ayudarme, entonces ya era demasiado tarde. Sabía demasiado -Yoongi tragó saliva, midiendo las manos entre los dos y sonriendo al ver que su mano era como varias veces más grande que la de Jimin-. Sin embargo, éste hijo de puta solía llevarme, a veces, a un lugar parecido al que había en Daegu. Un lugar en donde, de noche, las personas más talentosas y menos reconocidas se reunían a hacer batallas de rap, andar en skate y esas cosas. Y allí conocí a un Namjoon que era sólo un pequeño rebelde tratando de huír de sus padres, y a un Hoseok que usaba las noches para escapar de sus responsabilidades y hacer algo por sí mismo, por una puta vez. Nos hicimos amigos de inmediato; pero yo... Bueno, comprendí al instante que no era como ellos dos. Era más grande, vivía en una casa con mi amigo de Daegu y otras cientos de personas que.... -entrecerró los ojos-... Lo que más recuerdo de ese lugar era a esas mujeres adictas al crack, sus dientes eran... Estaban como ennegrecidos, rotos, asquerosos. Era realmente asqueroso -sacudió la cabeza-. Y, bueno, toda ésta gente de alguna manera me impulsó a usar drogas. Tenía sólo catorce cuando comencé a fumar marihuana, me encantaba. Luego me dijeron que probara otras cosas, LSD, cocaína, crack, anfeta, MDMA, heroína... Bueno... Fueron varias cosas, pero siempre me quedé con aquellas que no dañaran mis dientes porque, créeme, aún tengo pesadillas con esas mujeres de los dientes horribles -Jimin no pudo evitar soltar una risita triste-. Así que.... Hum... Eso es todo, supongo.

Jimin asintió lentamente con la cabeza.

-Eres... Ahora eres... Tú...

-Un adicto -confirmó Yoongi, sintiendo que se le revolvía el estómago, porque pese a que lo supiera jamás lo había dicho en voz alta. Suspiró-. Sí, Jiminnie, soy un adicto.

-Pero puedes dejarlo, ¿no?

Yoongi sonrió con tristeza.

-No podría explicarte cómo funciona realmente, porque nadie que no sea adicto realmente lo entiende. Es algo involuntario, ¿sabes? Tu cuerpo realmente, realmente necesita las drogas, cualquier cosa sirve; y si no las consigues entonces te sientes perdido, sólo, y...

-Pero no estás sólo -Jimin se recostó sobre la almohada, mirándolo con una especie de puchero en sus labios hinchados-. Yo estoy contigo. Y también tienes a Namjoon y Hoseok, ellos parecen quererte mucho.

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now