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Namjoon despertó cuando sintió la suela de una pantufla directamente en su cara. Vagamente oyó a alguien gritando a su lado y entonces sintió que volvían a abofetearlo con una pantufla.

-Para, para -se refregó los ojos, haciéndose a un costado. Pero su atacante no parecía querer dejarlo-. ¡He dicho que pares!

-¡Sal de mi cama! Tú... ¡pervertido!

Pestañeó, incrédulo, y entonces sus ojos hicieron foco en el despeinado y muy sonrojado Seokjin que tenía al lado. El muchacho sostenía la pantufla en alto, muy peligrosamente cerca de su cara, y no parecía amigable.

-¿Pero de qué hablas? ¿Pervertido? -Namjoon salió de la cama y bostezó-. Si yo no he hecho nada.

-¡Eso es justo lo que diría un pervertido! -volvió a abofetearlo con la pantufla, pero ésta vez Namjoon lo detuvo y se la quitó, arrojándola lejos-. Pero... ¿¡qué haces!?

-Es muy temprano para que me golpees con eso, princesa...

-¡P-pero...! -sacudió la cabeza-. ¿¡Cómo puedes aprovecharte así de una persona!?

-Tú decidiste embriagarte, no me digas nada a mí -el muchacho se sacudió el cabello rosa tranquilamente y consultó la hora de su celular, que descansaba sobre la mesita de luz ajena-. No quiero alarmarte, cariño, pero llegas tarde y que yo sepa tienes un examen que dar.

-¿¡Qué!? -Jin le quitó el teléfono de las manos para ver la hora y luego lo soltó de cualquier manera sobre su cama-. Maldición, maldición...

-Dicen que la resaca es buena para la memoria.

-¡¡¡Cierra la boca, punk!!!

Namjoon soltó una risa y se quedó viendo como Jin se agarraba los pelos mientras que metía de cualquier forma los papeles y lápices dentro de una mochila.

-Te irá bien -dijo, completamente seguro-. Con un mentor como yo, te tiene que ir bien de seguro. Y además dormimos juntos, así que...

-Namjoon -el aludido lo miró con expectativa, porque había dicho su nombre como si realmente tuviera algo gordo que soltar-. ¿Nosotros no...?

-¿No qué?

-Anoche, nosotros...

-¿Nosotros...?

-¡Que si no nos acostamos, imbécil!

-¡Ahhhh! -le entró la risa-. La verdad es que me lo insististe de una forma muy grotesca, Jin. ¿Quién diría que me enseñarías tu bonita ropa interior rosa? ¿O que te me insinuarías pegándote de esa forma a mí? -chasqueó la lengua, mientras el mayor se sonrojaba conforme hablaba-. Aish, no. No nos acostamos.

-¿D-de verdad?

-No soy tan imbécil como tu dices.

-V-vaya... gracias.

-Porque quiero que cuando nos acostemos -agregó Namjoon, acercándosele tanto que el mayor tuvo que echar la cabeza hacia atrás para verlo a los ojos-. Quiero que cada uno de tus gritos y gemidos sean perfectamente consciente. Amo cuando te sonrojas.

Namjoon besó rápidamente la punta de la nariz del castaño, dejándolo totalmente en blanco, para luego saludarlo con una mano y marcharse de allí.



De camino al restaurante, el pelirosa sabía que ella estaría en su hora de trabajo. Conocía perfectamente dónde trabajaba, dónde vivía, a dónde salía a bailar y a qué supermercado solía ir. Conocía a la perfección su rubio cabello largo, ondulado, sus enormes ojos verdes, sus labios gruesos y sabrosos, su cintura pequeña, su trasero enorme. Aigoo, a Namjoon se le tensaban los boxers de sólo pensar en esa mujer chupándosela. Pero ella... Mmmh. Era difícil. Decía que sólo había venido a Corea a trabajar, que estaba de paso, y que no buscaba absolutamente ningún tipo de relación; y pese a que él era el tipo más persuasivo de todo el lugar, la muchacha era difícil. Muy difícil.

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now