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Cuando Hoseok despertó apenas si abrió los ojos, puesto que la luz del sol le pegaba en la cara con una claridad impactante.

-Mmmh... -murmuró, moviéndose como un pulpo entre las sábanas. Entonces, repentinamente, recordó que no estaba solo y sonrió-. ¿TaeTae?

No oyó respuesta, así que se estiró para alcanzarlo y despertarlo pero... 

Abrió los ojos. 

Estaba solo.

Se sentó de golpe en la cama y la encontró vacía a su lado, fría. Miró en todas direcciónes, sacudiéndose el cabello, pero su amigo no se encontraba por ninguna parte. Corrió las sábanas y los acolchados de su cuerpo y salió de la habitación, recorrió el pasillo medio inclinado y avejentado y bajó las escaleras metálicas chirriantes. 

-¡Taehyung! -exclamó, cruzando como una bala por la sala de estar.

-¡Hyung! ¡Aquí! -oyó desde la cocina.

Hoseok suspiró aliviado y frenó al verlo del otro lado de la ventana que separaba la cocina de la sala. Una tira de plantas medio muertas decoraban la pequeña mesita en la parte baja de la ventana, y Taehyung estaba regándolas con un vaso lleno de agua.

-¿Hace cuánto que despertaste? -inquirió el mayor, entrando.

-No mucho -Taehyung dejó de regar las plantas y le dedicó una sonrisa de oreja a oreja-. Lo suficiente para hacer el desayuno, hyung. ¡Estaba a punto de despertarte!

-¿D-despertarme? Pero mi alarma aún no ha sonado, eso quiere decir que son como las... -miró el reloj de la cocina y enarcó las cejas-... seis.

-Eso es -el menor asintió con énfasis y lo empujó hasta la mesa, para luego sentarlo y señalarla con todo su cuerpo-. ¡Tachán!

-Esto... -Hoseok parpadeó, confundido y adormilado aún, y se asombró sobremanera al ver los panqueques apilados uno sobre otros, el licuado de frutas, las tostazas y...-. No puedo comerme todo esto yo sólo.

-Lo sé, es para ambos.

Hoseok se rió cuando el menor se encogió de hombros y comenzó a atacar de su plato. Se veía muy dulce por la mañana, con la cara un poco inflamada y el cabello totalmente parado. 

-Espero que no te moleste que haya usado tu cepillo de dientes -murmuró de repente.

El castaño enarcó una ceja.

-¿Cómo? -preguntó, y al ver que el menor se sonrojaba decidió no decir nada más. 

De alguna manera, estaba muy lejos de resultarle asqueroso. Lo único que pudo pensar era que Taehyung era como un niño: atrevido y adorable.

Sacudió la cabeza y pinchó una porción de la masa llena de miel para llevársela a la boca.

-Mmmmh -saboreó, cerrando los ojos. Cuando los volvió a abrir vió que Taehyung se le había quedado mirando con la boca abierta-. Está delicioso, Tae.

-¿¡Jincha!? ¡Ahhh, me alegro que te guste! ¡Trabajé duro en ellos!

Siguieron comiendo en silencio, porque estaba verdaderamente delicioso. En una ocasión el pelimorado quiso hablar con la boca llena y termino atragantándose en el proceso. Pero, más allá de eso, era una mañana pacífica y cálida y Hoseok se sentía verdaderamente bien. 

-Bueno... tengo que irme -soltó Taehyung cuando hubo terminado de comer, los labios rojos de tanto moverse-. A la universidad -agregó-. Es decir, tengo que ir a casa a buscar los libros y eso.

-Está bien, ¿quieres que te acompañe?

-No, no. Sé que entras a trabajar dentro de un rato y... -el menor se sonrojó y Hoseok sonrió-. Bueno... ¡Me voy!

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now