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Hoseok estaba teniendo un sueño delirante acerca de unas jirafas gigantes que destruían un parque de diversiónes, cuando su teléfono sonó y lo obligó a despertar. Abrió los ojos entre un bollo de mantas, dándose cuenta que estaba muriéndose de frío porque aquella ventana no cerraba del todo bien; y eso, sumada a la fiebre que no parecía bajarle, no le sentaba nada bien. ¿Cómo era posible que tuviera la fiebre de un niño a sus veintidós años? O, mejor pregunta, ¿por qué no había podido evitar besar a Taehyung cuando éste le pidió explícitamente que no lo hiciera ya que podía contagiarse?

Tanteó perezosamente entre las sábanas, suponiendo que se trataba del pelimorado que llamaba para contarle algo de la fiesta de su mejor amigo, hasta que encontró el teléfono debajo de la almohada. Entonces descolgó y se lo llevó a la oreja, cerrando los ojos.

-¿Hola? -inquirió con voz ronca y adormilada.

-¿Hoseok?

Abrió los ojos repentinamente, asombrado.

-¿Baehye? Hola, ¿cómo estás?

-Yo, bien; la pregunta es cómo estás tú. ¿Por qué suenas tan resfriado?

-Porque lo estoy -Hoseok sonrió, sentándose y encogiéndose de frío-. Tengo una gripe que no te imaginas. 

-Oh, eso es malo. ¿Estás solo?

-Ahá -bostezó.

-¿¡Cómo es que estás solo sintiéndote tan mal!?

-Soy inteligente y no planeo contagiar a nadie. Además, todos mis amigos están en la fiesta de cumpleaños de... un conocido.

-Qué rayos, ¡aún así te dejaron solo!

-Tiene sentido, ¿no Hye? -sonrió, pasando una mano por su cabello y alborotándolo-. Llamaste porque me extrañas mucho, ¿no?

-Así es. La tienda no es lo mismo sin ti. ¿Cómo te está yendo con todos esos ricachones en el restaurante?

Hoseok sacudió la cabeza, riendo y tosiendo al mismo tiempo.

-Es un empleo bastante genial, no creo dejarlo nunca.

-¡Así eres, eh! ¡Y yo que te creía mi amigo! -la muchacha rió del otro lado del teléfono-. Oye, si estás sólo, ¿te apetece un poco de compañía?

-¿No mencioné el que estaba enfermo?

-Sí, lo hiciste; pero tengo un sistema inmunológico muy fuerte. De verdad: no me contagio ni una tos.

-Anda, que no quiero contagiarte. En serio.

-¡También hablo en serio! Ahora no puedo simplemente irme a dormir sabiendo que estás enfermo. La verdad es que pensaba invitarte a tomar unas cervezas, pero cambio de planes: iré a tu casa y te haré una bebida con miel y limón caliente.

-Qué linda, pero...

-¡Sin peros! Mándame la dirección por mensaje y no se hable más.

-Pierdes tu tiempo con un pobre chico lleno de mocos.

-No quiero escuchar ni una palabra más -la muchacha cortó la llamada y Hoseok suspiró con una sonrisa.

Realmente era amable de su parte, a Hoseok no le vendría mal un poco de compañía; porque la verdad es que sentía como la mierda. Así que rápidamente tecleó su dirección en un mensaje y lo envió. Dejó el teléfono sobre la cama y tomó las colchas, envolviendo su cuerpo, buscando a la vez sus pantuflas sobre el piso frío. Cuando las encontró se las puso y se levantó, moviéndose como el monstruo de las colchas por la oscuridad de su habitación. Salió del pasillo, bajó lentamente las escaleras metálicas (porque sentía que su cuerpo le dolía en todas partes con cada ínfimo movimiento que hacía) y, una vez estuvo en el hall de entrada, tuvo muy claro lo que iba a hacer: no iba a prender las luces, que lastimaban sus ojos, pero sí iba a prender la chimenea. Eso hizo, temblando, y cuando el fuego creció frente a sus ojos se sentó a mirarlo a recibir el calor.

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now