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-Buau -murmuró Yoongi.

-¿Buau qué? -inquirió Jimin, risueño, quitándose la bufanda del cuello luego de cerrar la puerta de entrada a su casa detrás de él.

-Tu casa es bastante... impresionante.

-No es como si fuera la primera vez que vienes -el pelirrojo se sonrojó, con una sonrisa que parecía no írsele nunca del rostro.

-Bueno, es la primera vez que entro por la puerta.

-¿Olvidas ese día de la discoteca?

-Ese día no cuenta, la sangre no me dejaba ver nada.

-Qué exagerado.

Yoongi no pudo ocultar una sonrisa apretada, y siguió a Jimin que subía las escaleras con una elegancia impropia en un chico de su edad, mientras llevaba la mitad de las bolsas en una mano. 

Él mismo llevaba el resto y, mientras subía las escaleras justo detrás del menor, no pudo evitar fijarse en su culo. Y tal vez no de una manera demasiado sexual; digo, se fijo en que tenía un culo realmente grande, y rendondo y duro; y luego sintió muchas ganas de tocarlo, morderlo, y supo que era totalmente sexual.

-Así que... No sé, ¿quieres comer algo o...? -comenzó Jimin cuando hubieron subido las escaleras, dando cuenta tal vez por primera vez que Yoongi había ido a su casa con la borrosa idea explícita de azotarle el culo.

-Sí, quiero comer algo, Jiminnie.

-¡Oh! Bueno, la cocina está abajo y...

-Prefiero comer en tu habitación.

-Pero no tengo una alacena en mi habitación -trató de explicarse Jimin, hasta que... Bueno, hasta que pareció captar la indirecta y se sonrojó demasiado. Agachó la mirada-. ¿Sabes? Es un poco vergonzoso todo ésto.

-¿Por qué? Eras tú el que quería una respuesta, ¿no?

-Sí, bueno, pero... -Jimin apretó los labios y siguió caminando hasta su cuarto. Yoongi lo siguió, divertido por la situación-. Supongo que no lo pensé de verdad.

-Es bueno no planear las cosas -Yoongi entró en la habitación, la admiró a plena luz del día, y cerró la puerta-. Después de todo, las cosas que realmente valen la pena llegan sin ser buscadas.

Jimin, que se había sentado en el borde de su cama, levantó la vista y miró a Yoongi.

Y él... Bueno, no pudo sino hacer otra cosa que corresponder a aquel contacto visual y quedarse, por un segundo, sin aire. Para ser un chico tan tierno e inocente, tenía una mirada felina, filosa, dominante. Tenía unos ojos que parecían retarte, intensos, castaños. Bellísimos. Parecía una pintura, un retrato. ¿Por qué? Porque en los retratos, para los pintores, lo más importante es siempre la mirada. Es la mirada la que define qué tipo de de personalidad tiene, si en su vida ha sufrido mucho o si, por el contrario, ha sido muy feliz. Después de todo, todo está en la mirada. Y, ahora mismo, la mirada de Jimin le decía absolutamente todo: deseo, lujuria, pasión, cariño, calidez... Había muchas cosas que Yoongi jamás creyó ver juntas en los ojos de una persona, y menos dirigidas a su persona. ¿Cómo podía un chico como Jimin fijarse en alguien como Yoongi? Por qué, de todos los seres humanos en este planeta, ¿iría él a buscarse a alguien con tantos demonios internos? ¿Por qué querría arruinar así su felicidad, su vida, su...? ¿Por qué...?

-¿Qué tanto me miras? -inquirió Jimin, risueño, ladeando la cabeza.

-Es sólo que... -Yoongi inspiró aire por la nariz y lo saco por la boca, lentamente-. Me gusta lo que veo.

La expresión de Jimin cambió de risueña a sorprendida, y aquello removió algo interno en Yoongi. Y es que... ¿¡por qué estaba tan sorprendido!? ¿No se daba cuenta de quién era? ¿Lo que era? ¿El efecto que causaba en los demás? 

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now