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Jimin no le atendía las llamadas, y eso estaba poniendo histérico a Taehyung, que comenzaba a morderse todas las uñas de las manos con nerviosismo.

-Vamos, ChimChim, toma el teléfono. ¡Tómalo! -el pelimorado se llevó el teléfono a la oreja y se mordisqueó la uña del pulgar hasta que saltó el contestador. Entonces, molesto, cortó la llamada y lo arrojó de cualquier manera sobre su cama.

La verdad es que sentía fatal, muy fatal. Luego de pasar el día en su casa con Jungkook, jugar videojuegos, hablar de la vida y comer todo lo que tenía en la alacena, éste se había vuelto a su casa y Taehyung se había contactado con Seokjin cuando Jimin no le respondía los mensajes. Su hyung le había contado lo que había sucedido con el pelirrojo, pero éste seguía sin contestarle. ¿Se habría enojado con él? ¿Estaría odiándolo en este preciso momento? ¡Eso no podía ser! O si, bueno, tampoco podía culparlo, pero... ¡Era el cumpleaños de Jungkook! Tampoco podía dejarlo solo, ¿no? Eso no sería... nada bonito. Sería muy grosero y horrible, a decir verdad. ¡Pero ahora estaba solo y necesitaba saber que su mejor amigo estaba bien! ¿¡Por qué no respondía el teléfono!? Se estaba desesperando. De tan solo imaginárselo solo, llorando, no... No, no podía.

Se llevó las manos a la cabeza y se despeinó el cabello. Se tiró en su cama, pero le era imposible dormir. Le era imposible dejar de pensar en Jimin. 

No, no. Esa noche tendría que distraerse. Al menos hasta que Jimin diera señales de vida.




Hoseok echó agua en la taza, metió unas cucharadas de azúcar y revolvió el contenido. Sacó la cuchara y observó como el chocolate giraba y luego se centraba en el medio, como un agujero negro. Llevó la taza humeante hasta la mesa y la dejó justo frente a Taehyung, que desde que había llegado a su casa yacía en la misma posición: echo una bola, con las piernas subidas a la silla y abrazadas, la vista pegada en la mesa y las comisuras de los labios curvadas hacia abajo.

-Gracias -murmuró el menor con voz apagada. Soltó el abrazo de uno de sus brazos y tomó la taza para llevársela a los labios. Bebió lentamente y luego la volvió a dejar sobre la mesa-. Está rico.

-¿Mejor? -inquirió Hoseok con voz casi paternal. Taehyung asintió con la cabeza-. No te preocupes, ya responderá.

-Seguro que me odia...

-¿Cómo iba a odiarte? Te entenderá, ¿no? -al ver que el menor no respondía, suspiró-. Todo ésto es por Yoongi... De alguna manera me hace entender a ese muchacho, Jimin -ahora Taehyung lo miraba-. Conozco a mi amigo, sé que tiene problemas y que es difícil de llevar; y aún así tu amigo parece estar muy enganchado. ¿Sabes por qué es eso? -el menor asintió-. Porque Yoongi, en el fondo, es un buen chico; y Jimin tiene la capacidad de ver lo bueno en las personas. Así que no te preocupes, Tae, él entenderá por qué decidiste pasar el rato con Jungkook. Que, si me permites acotar, creo hiciste bien. Era su cumpleaños, ¿no?

-Ojalá se llevasen bien ellos dos -hizo un puchero-. Si dejasen el rencor, porque el pasado queda en el pasado, entonces podríamos salir los tres y pasarla muy bien. Jungkook también es un buen chico, es sólo que... 

Se frenó, y Hoseok sonrió ladino.

-Son diferentes.

-Así es. Son muy diferentes.

Hoseok asintió, comprendiendo. Sus amigos, Yoongi y Namjoon, también eran muy diferentes; y a veces él también se sentía como un mediador, como el único que quería poner las cosas en su lugar. Sabía bien que era complicado.

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now