¡Eres mio! Imbécil

|08| Capítulo 36: Vistas al futuro

Por la noche Ethan nos había visto regresar a la carpa con el cabello húmedo, pero no dijo nada, solo me sonrió y se giró dándonos la espalda. Afortunadamente dormí bien toda la noche, hasta que por supuesto, a primera hora, Thomas nos despertó a todos porque —según él— era hora de pasar tiempo valioso subiendo una montaña. La única que parecía disfrutar las ideas de Thomas era Emilia.

Reaccioné a su llamado solo porque Ethan se tiró un pedo que me hizo salir de la carpa haciendo arcadas.

—¡Eres un sucio! —grité mientras Ethan salía de la carpa estirando todo su cuerpo. —¡Hoy dormirás en el bosque!

—Pareciera que nunca te ha salido aire por el culo —me dijo mientras se quitaba la camiseta, luego lo vi correr a toda velocidad hacia la laguna y se lanzó.

Bruno me sonrió mientras se encogía de hombros.

Una hora más tarde estábamos equipados para subir la montaña que decía Thomas. Era un sitio grande, lleno de vegetación y vistas hermosas, por lo que la subida no fue tan terrible como pensaba. Por supuesto los más deportistas lo pasaron mejor, en cambio yo a mitad de camino tuve que detenerme pensando en que me daría un infarto. Fue Bruno quien me subió en su espalda un tramo de 500 metros hasta que llegamos a una pequeña base en terreno plano.

—¿Saben? Creo que ha sido una buena idea venir a acampar —opinó Renato, luego bebió agua de su botella.

—Si, después de todo en marzo volvemos a una nueva realidad —lo siguió Valery.

Nos quedamos mirando un momento los unos a los otros y sentí un nudo en la garganta. De verdad iba a extrañar tenerlos a todos juntos.

Comenzamos a hablar de las universidades a las que habían postulado y descubrimos que Bruno y Renato estarían bastante cerca —ellos parecían saberlo de antes— por lo que ambos planeaban compartir un departamento residencial de la universidad. Ethan estaría relativamente cerca, pero se quedaría en un departamento cerca de la universidad a la que había postulado, mientras que Thomas estaba, por supuesto, cerca de Emilia. Valery estaba un poco más alejada de todos, pero no parecía preocuparle demasiado la idea de viajar para ver a sus amigos.

Todos parecían estar resueltos con sus asuntos y solo me mantuve en silencio cuando las ideas de seguir juntándose empezaron a aparecer.

—¿Y tú? ¿Qué piensas? —Thomas me codeó el brazo.

—Año sabático... trabajaré en algo o haré un taller, no lo sé todavía.

—Siempre puedes ir a quedarte conmigo a la residencial —me sonrió Bruno.

—¡O hacer el taller cerca de mí, por favor! —me rogó Valery. —Quedémonos juntas —me mostró el labio inferior.

—En ese caso lo haces cerca de mí y te quedas con Renato y conmigo —reclamó Bruno.

—Se pelean a mi amiga y vendrá conmigo —gruñó Ethan.

Rodé los ojos.

—Ni siquiera sé que haré mañana —resoplé.

—Auch —oímos a Renato quejarse.

Estaba acostado en el césped tocándose la mejilla.

—¡Me picó una maldita abeja! —reclamó.

—¡No te toques! Espera —Emilia se puso de pie y se acercó a él.

Con mucho cuidado le quitó el aguijón. Él se quedó un momento mientras se colocaba agua en la zona porque le ardía, su piel era blanca, por lo que rápidamente comenzó a notarse lo roja que tenía la mejilla.