Capítulo 3: Primeros problemas

604K 34.9K 10.1K
                                    

El primero en hablar fue Thomas, ya que ninguno estaba muy dispuesto a expresar sus emociones. No conocía a Thomas, pero por lo que se percibía de él era un chico alegre que cuando enserió su temple fue algo extraño. Me pareció bastante valiente que se atreviera hablar él primero.

—La verdad es que... no tengo demasiados problemas —comentó mientras nos observaba —, pero creo que lo que me tiene inquieto y con cargo de consciencia es el día en que discutí con mi abuelo y le pedí que no se metiera en mis asuntos, le dije que no porque su hijo haya sido una mierda, yo también iba a serlo. Supongo que se sintió mal, pues mi padre siempre fue un ingrato con él y conmigo, nunca se hizo cargo de mí y ese día me fui molesto de casa, sin pedir perdón. Tres días después me enteré de que había fallecido —contó completamente serio —No sé cómo pude ser tan imbécil, pues la vida es efímera y uno se pasa jodiendo todo y no pide disculpas cuando la caga. Cada vez que voy a verlo al cementerio le pido perdón, pero no se siente igual, pues él no está aquí para decirme que todo está bien —cortó su historia ahí. Se encontraba con el ceño fruncido mirando el césped fijamente. Me estremecí un poco y continué mirando a los demás.

Nos quedamos mirando en un rotundo silencio por un largo rato hasta que la persona de al lado de Thomas comenzó a hablar, Emilia. Fue así como todos comenzaron contando sus malos momentos o cosas que los hacían sentir inseguros o confundidos. Sólo estaba faltando Bruno y yo y ya se había formado un ambiente de confianza. Todas las historias eran tristes a su modo, exceptuando a Dafne, quien comentó no tener ningún momento malo en su vida... aunque en el fondo sentí que sólo no quería abrirse con ninguno de nosotros.

—De acuerdo ¿Mila? —preguntó Thomas mirándome. De inmediato se me tensó la mandíbula, no quería hablar, pero todos estaban observándome así que...

—No es de mi agrado hablar acerca de esto... —comenté, bajando un poco la voz. No me atreví a mirar a ninguno, así que sólo bajé la mirada hasta mis manos jugando con el césped —Hace dos años atrás todo era muy diferente en mi vida a como es ahora... Tal vez si me hubiesen conocido antes yo habría estado gritando y riendo como una loca, haciendo bromas o bailando, qué se yo, pero todo cambió ese día... —me picó la garganta, respiré hondo y continué —Fui de vacaciones con mis padres y mi hermano antes de venir al campamento. Yo siempre estaba pegada a mi hermano, incluso en vacaciones, pero un día él fue temprano por desayuno y me negué a ir con él porque tenía sueño... Y bueno, pasaron las horas y él no regresaba a casa. Llegó la tarde y seguía sin regresar, luego la noche y en ese momento caímos en cuenta de que, tal vez, no regresaría.

» Llamamos a la policía y nos dimos cuenta de que lo peor de estar de vacaciones era estar en un lugar en donde nadie te conocía ni tu conocías a nadie —Sentí la mano de Ethan en mi rodilla, no sabía cuándo mis manos habían comenzado a temblar, de verdad me costaba hablar de algo así —Pasaron los días y él no regresaba ni tampoco encontraban rastros de él. Semana tras semana salíamos a buscarlo siempre con la esperanza de volver a verlo, pero una tarde llegó la noticia... como odié esa noticia —comenté y mis ojos se cristalizaron—Lo encontraron muerto cerca de la carretera en unos arbustos, testigos dijeron que lo vieron pelear con unos tipos que querían robarle. No les bastó con eso, sino que lo asesinaron y lo dejaron ahí como si no valiese nada. Desde ese día todo se derrumbó en mi vida, no pude ir al campamento ese año porque tenía depresión al igual que mi madre. Estaba frustrada y molesta con todo el mundo. Pensé que nada podía ser peor hasta que unos meses después papá se marchó de casa porque ya no se podían soportar con mi madre y finalmente me quedé mamá y yo —rápidamente me sequé una lágrima

No podía creer que me había abierto con personas que eran desconocidas para mí —exceptuando a mis amigas y Ethan—, sobre todo que Bruno haya estado mirando, eso me irritaba mucho más, pues él había sido el culpable de quitarme todos mis recuerdos.

¡Eres mio! ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora