Capítulo 17: Territorio prohibido

488K 34.6K 14.1K
                                    

Advertencia de contenido explícito para que no me cancelen

***

La semana pasó mucho más rápido de lo que imaginé entre actividades, piscina, cenas al aire libre, picnics y partidos de fútbol americano y por algún motivo también partidos de básquet. Resulta que en poco tiempo ya estaba entablando una amistad con Julián que, por supuesto no vi venir, se sentaba junto a mí cuando me veía a solas en el comedor o yo me acercaba a él cuando lo veía descansando luego de un entrenamiento.

Era una amistad sana, hasta el momento, y de verdad esperaba que continuara así. Pero no todo podía ser color de rosas, ya que mi acercamiento con Julián trajo repercusiones en el orgulloso de Bruno. Se había estado comportando de forma extraña conmigo y estaba segura de que es porque me ha visto en distintas ocasiones con Julián. No entiendo muy bien su cambio de actitud, si al final, lo nuestro sólo era un juego.

—¡Al fin termina el año! —gritó Ethan consiguiendo que todos nos sobresaltáramos.

Eran las siete de la tarde y el calor que hacía no era normal, de hecho, todos nos encontrábamos con el traje de baños puesto, pero la piscina estaba cerrada, ya que solían prepararla para la celebración de la noche.

Año nuevo era una de esas celebraciones en las que ninguno se arreglaba mucho, ya que terminabas en la piscina de alguna u otra manera y no servía para nada si te hacías un bonito peinado o te maquillabas.

Las horas pasaron rápidamente y no alcancé a mirar el reloj cuando el altoparlante se encendió y una campista nos pidió dirigirnos al comedor en donde sería la cena. Al igual que en navidad, las conversaciones, risas y bromas silenciaron la música de ambiente, pero cuando acabó la cena, rápidamente nos dirigieron hacia el patio central del campamento, en donde todo estaba decorado. Nos pasaron gorros divertidos, gafas, collares de colores mientras la música cada vez era más fuerte. Todo el lugar estaba repleto y yo me quedé cerca de mis amigos antes de que pudieran aplastarme.

De pronto, un sonido ensordecedor me sobresaltó, eso sólo significaba una cosa: La cuenta regresiva. Los gritos de alegría se hicieron presentes mientras a coro contaban:

Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡Feliz año nuevo!

La música a todo volumen junto a las risas y gritos de las personas terminó por desorientarme un poco y me quedé en medio de todos mientras veía que se abrazaban unos con otros. Intenté visualizar a alguien conocido, pero nadie apareció en mi vista, hasta que sentí un perfume conocido y luego unos brazos rodeándome por detrás. Me giré para verlo y choqué con los ojos grises de Bruno.

Su sonrisa me hizo sonreír a mí y sin pensármelo tanto, lo abracé con fuerza. Él me apegó aún más a su cuerpo y me levantó del suelo haciéndome girar, luego nos separamos y nos quedamos mirando fijamente, se relamió los labios y cuando noté que se acercaba lentamente a mí, alguien me separó de él... Mi queridísima amiga... Valery.

Debo confesar que abracé a casi todo el maldito campamento, ya me dolían los brazos y las mejillas por tanto sonreír. Pensé que ya había terminado mi travesía de abrazar personas, pero oí que alguien me llamó y cuando me giré vi a Julián detrás de mí.

—Julián —le sonreí.

Él extendió sus brazos y luego me abrazó con fuerza. Había pocos abrazos que de verdad había sentido como sinceros, pero el suyo me dejó queriendo un poco más. Me sonrió separándose de mí y me miró a los ojos deseándome lo mejor, que tuviera un gran año y que esperaba seguir teniendo una amistad conmigo durante lo que quedaba de campamento "Y quién sabe si afuera" agregó.

¡Eres mio! ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora