Doblé un par de camisetas. Ella se cruzó de piernas en mi cama.

—Eres buena en muchas cosas.

—Pero ninguna de esas cosas me dará dinero para vivir.

Sentí una almohada chocar con mi cabeza.

—¡Valery!

—No pienses tanto en el dinero, solo haz lo que te gusta.

—Ya lo descubriré —bajé los hombros. —Pero al menos este año no haré nada más que trabajar.

Al otro día mamá nos ayudó a hacer un recuento de las cosas que llevábamos antes de ir a la estación de autobuses. Chequeamos toda la lista y luego nos subimos a su camioneta para que nos dejara donde los demás. Claramente llegamos de las primeras a la estación, por lo que nos sentamos a esperar a los demás.

Primero llegó Emilia junto a Thomas, luego Renato y por supuesto que de últimos llegaron Bruno y Ethan discutiendo.

—¿Por qué están discutiendo? —les pregunté. Bruno me dio un rápido beso en los labios y se cruzó de brazos.

—Se nos quedó algo... importante —comentó Ethan.

Todas nuestras miradas se fijaron en él.

—¿Qué? —Renato fue el primero en hablar.

—El repelente para mosquitos.

Todos botamos el aire de nuestros pulmones.

—No es tan importante, no es como si se les hubiesen quedado las carpas... —opinó Emilia. —¡Ahí está nuestro bus!

"No es tan importante"

¡Claro que era importante!

Apenas nos bajamos del autobús el guía del sitio nos comentó que al ser temporada de calor los mosquitos solían aparecer cuando encendíamos alguna luz, por lo que tocaba andar a oscuras o no abrir la carpa para nada más que ir al baño.

El sitio que habíamos escogido era un bosque cerca de las montañas en donde también había un río en el que estaba permitido bañarse. Caminamos siguiendo al guía mientras Bruno y Ethan continuaban discutiendo en voz baja por el repelente.

Los árboles eran grandes y frondosos, seguramente de noche no se veía absolutamente nada. Nuestros pasos se oían junto al sonido que emitían algunos insectos entre los arbustos. Poco a poco nos fuimos acercando al campamento, había algunas carpas esparcidas, pero a mucha distancia de nosotros, el guía nos explicó que eran familias o grupos de amigos que venían ocasionalmente en esta temporada. Nos mostró donde quedaban los baños, también nos contó lo que estaba prohibido, entre ellas gritar por la noche o escuchar música a un volumen muy elevado para evitar contaminación acústica.

Apenas nos dejó a solas, comenzamos a instalar nuestras carpas.

—Falta una carpa... —comentó Emilia. Dejé de ordenar los bolsos para mirarla, los demás dejaron lo que estaban haciendo también —Miento. Faltan dos —fijé toda la atención en Bruno quien tenía una mano en la nuca y una sonrisa ladina en el rostro.

—¿Cómo? —se acercó Thomas. Renato hizo lo mismo unos segundos después y comenzó a buscar entre las cosas.

—Tenían solo una tarea —reclamó Valery mirando a Ethan y luego a Bruno.

—No pasa nada...

—¡Somos siete y hay dos carpas, Ethan! —chilló Val.

—Fue intencional, claro —se defendió él, pero ella ya tenía las mejillas coloradas del enfado. —Si traíamos dos podríamos dormir juntos y no pasar frío...

¡Eres mio! ImbécilМесто, где живут истории. Откройте их для себя