|02| Capítulo 30: Un chico nervioso

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No pasó más de una hora cuando Ethan entró a su habitación y lanzó su chaqueta lejos. Mis ojos se encontraron con los de él esperando que comenzara a hablar, se encogió de hombros y esbozó una sonrisa.

—Podría ser peor —comentó.

—¿Qué significa eso? —arrugué las cejas.

—Podría no haberme dejado entrar a su casa por haberla traicionado, pero me dejó pasar... ya luego me insultó y lloró un poco más.

—No resultará —me convencí.

—El puto positivo —bromeó Renato. —Claro que resultará.

—La última vez que hablamos sobre esto dejamos claro que ninguno de los dos tenía la culpa de la situación, ella entenderá lo que realmente pasó con tu vida —habló Thomas dándole sensatez a la conversación.

Eso era cierto. Thomas, Renato y Ethan me fueron a ver cuando estaba realmente en la mierda, cuando lo único que pretendía era dejar de existir porque no entendía cómo todo se había ido al infierno. Pero verlos me hizo entender que no todo estaba perdido, que todavía tenía a mis hermanas, a ellos... y a Mila, aunque ahora solo quiera tenerme lejos.

—¿Entonces? ¿Mañana iremos donde Mila? —preguntó Ethan metiéndose al baño, dejó la puerta abierta y comenzó a lavarse los dientes.

—No sé si estoy preparado —contesté. Verla en su escuela había sido como un balde de agua fría, ya no estaba tan seguro de si ella seguía sintiendo cosas por mí.

Ethan rio.

—Pareces un puto pájaro recién nacido —habló con pasta en su boca.

—No vine hasta aquí para perderme la escena dramática, Bruni —sonrió Renato, luego volvió a darle play al videojuego.

—¿Y qué le voy a decir?

—La verdad —Thomas pausó el juego y Renato lo miró con mala cara.

—Su madre es agradable, se pondrá feliz cuando le cuentes que has viajado por más de tres horas sólo para ver a su hija —opinó Ethan.

—¿Y si no?

—Sabiendo que vienes de lejos hará que te quedes con ellas.

Me reí.

—Serías un puto descarado, tienes a Ethan para quedarte aquí —soltó Renato.

—¿Crees que prefiero oler los pies de Ethan a quedarme con Mila? —alcé una ceja.

Me llegó un balón de peluche en la cara sin previo aviso, era Ethan observándome amenazante.

—Es cierto —reí.

—A ver... los primeros días Mila ni siquiera salía de la cama, ahora solo creo una armadura a su alrededor para que no la rompas —dijo Ethan. —Pero te extraña.

—¿Te lo dijo?

—No exactamente...

—¿Qué dijo?

—Que podías irte a la mierda... —sonrió Ethan con inocencia. —En el idioma de Mila sabemos que es un "Te extraño".

—O un "Voy a cortarte las pelotas" —agregó Renato. Luego le dio un golpe al mando porque Thomas lo había pasado en la carrera.

—¡Estaba desconcentrado!

—Eres malo, admítelo —rio Thomas.

—No sabía que Mila lo pasó tan... mal —dije de pronto.

Ethan rodó los ojos y se lanzó encima de la cama con el móvil.

—Casi reprueba dos materias... pero retomó.

¡Eres mio! ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora