Mudblood. [DRAMIONE]

¿Tú me quieres?

Salí inmediatamente del Gran Comedor dirigiéndome quien sabe a dónde, solo sabía que necesitaba estar sola. Estaba lloviendo afuera pero no me importó, debía salir de ahí lo más rápido posible.

Llegue a la torre de Astronomía, a donde solía ir cuando tenía problemas (por recomendación de Pansy) y me senté al borde del barandal. Estaba empapada, mi vestido se había estropeado completamente y el cabello me goteaba como si me hubiera metido a bañar con el vestido.

No entendía por qué mis ojos me estaban traicionando y estaba comenzando a llorar, me abracé con los brazos y hundí mi cara en mis codos.

Ese era el momento justo en el que pude comprobar que era cierto, Draco era capaz de hacerme la mujer más feliz del mundo en un minuto pero la más infeliz en tan solo un segundo.

Escuche unos pasos tras de mí voltee la mirada y estaba Draco ahí parado con el moño del traje en la mano y unos botones desabrochados.

-¿Cómo es que corres tan rápido?

-Vete –contesté regresando la mirada al lago.

-Mira nada más, estas empapada. Te va a hacer daño.

-Dije que te vayas –grité poniéndome de pie y girando para quedar frente a él.

-No Hermione, no me voy a ir de aquí sólo, vámonos te va a hacer daño –tomó mi mano y una ola de emociones y electricidad recorrió cada rincón de mi cuerpo llegando hasta mi estómago, en donde todo parecía estar explotando.

Me jaló por todo el castillo sin detenerse, este estaba totalmente vacío, todos debían de estar en el gran comedor disfrutando del baile...del baile.

-¡Viktor! –Draco soltó mi brazo y volteo a verme –Deje a Viktor solo en el baile.

-¿Estás pensando en ese imbécil?

-¡No lo llames así Malfoy!

-¡Yo llamo las cosas por su nombre Hermione!

-Él no es ningún imbécil, el único imbécil aquí eres tú.

-¿Así? ¿Crees que soy un imbécil? –me tomó de la cintura y me atrajo a él, dejando unos escasos centímetros entre nosotros.

-Estoy segura –comencé a tartamudear ¿cómo podía ser posible que me pusiera nerviosa a tal nivel?

-Entonces te gustan los imbéciles –contestó con una sonrisa pícara.

-¡Claro que no!

-¿A no? Entonces dime ¿por qué te están temblando las piernas?

-No...no me está temblando nada Malfoy.

-Y si me acerco más...

-Aléjate.

-¿En verdad quieres eso?

Por supuesto que no quería eso, lo quería más cerca de mí, lo quería, quería que me abrazara, que me tocara, que me besara...

-Si –conteste nerviosa.

-Perfecto –Draco soltó mi cintura y dio un paso hacia atrás. Mi instinto, mi mente, mi corazón, mi todo me dijeron que debía abrazarlo...y fue lo que hice.

Caminé hacia él y lo besé. Y el correspondió el beso con hambre atrasada, él sabía que haciendo eso haría que yo lo buscara, lo sabía muy bien.

-Sigues muy mojada –dijo después del beso, sin separar su frente de la mía.

-Debo ir a cambiarme a mi habitación.