Capítulo 3: Primeros problemas

Start from the beginning
                                    

Odiaba recordar ese día, pues todo parece nublarse y quisiera regresar el tiempo atrás para haber abrazado mucho más a mi hermano, para decirle que no fuera a comprar o quizá para haberme levantado e ir con él.

—¿Bruno? —preguntó Thomas.

Vi a Bruno alzar la vista despertando de sus pensamientos.

Bruno se caracterizaba siempre por estar de buen humor o ser un burlesco empedernido, por lo que cuando alcé mi vista para verlo, su expresión seria y nostálgica me resultó de lo más extraña. Quisiera decir falsa, pero no era así.

—Bueno yo... —El capitán del equipo de futbol iba a confesar que tenía sentimientos, debía ser interesante —Es acerca de mi papá, no sé cómo comenzar, pero... bueno...mi padre siempre ha sido todo en mi vida. Mi ejemplo a seguir, mi héroe y todo mi futuro. Siempre me ha apoyado en todo lo que me propongo hacer y se encarga de subirme el ánimo cuando estoy frustrado o cansado. Durante los últimos años todo cambió un poco. Un día estábamos cenando y comenzó a hablar acerca de mi madre, no bien, sino mal y dejándola mal frente a nosotros, al parecer estaba enfadado porque ella lo había dejado. Comencé a reprocharlo, a juzgarlo y a darle lecciones acerca de cómo tratar a una mujer creyéndome Dios, casi como si tuviese razón en todo. Él, muy competitivo no quiso quedarse callado y comenzamos a discutir fuertemente en la mesa, hasta que fui un idiota y me golpeó, yo grité que lo odiaba y jamás volvimos a retomar esa confianza que nos teníamos —contó, luego respiró profundo para continuar —Debí quedarme callado, debí entender lo enfadado que estaba o lo triste que se encontraba porque la mujer de su vida lo había abandonado con sus hijos. Ahora que él se enfermó y retiene muy poco tiempo las cosas en su cabeza, no puedo decirle que me disculpe, pues probablemente se le olvidará una hora después de que lo hice. Él sólo recuerda con amargura cómo nos tratamos ese día y odio asumir que estoy perdiéndolo poco a poco sin poder decirle que, en realidad, me siento orgulloso de él. Lo he intentado, también le pido disculpas, me abraza y me dice que todo se encuentra bien, pero pasa una hora y vuelve a repetirme que debo madurar, que aquel día todo se fue un poco a la mierda y que nunca voy a entender todo lo que se sacrificó por mí —Bruno miró el césped y luego alzó su vista mirando más a Thomas que a nadie —Cada día veo cómo su mente se debilita más y más y quizá se vaya sin saber que en realidad yo de verdad lo sentía y que me siento profundamente orgulloso de tener un padre como él.

Lo miré un poco sorprendida con sus palabras, incluso algo se encendió dentro de mi corazón. Si hubiese sido mi amigo, lo hubiese abrazado. Sus palabras contenían muchísimo dolor y enfado, pero no derramó ninguna lágrima. Era muy obvio, él prefería ocultar todo lo que sentía.

La actividad finalizó tarde, ya que hubo un par de cosas más que las campistas quisieron enseñarnos y también nos aconsejaron con respecto a las relaciones interpersonales. Tenía la esperanza de que la convivencia mejoraría después de habernos mostrado tal cual éramos.

***

—Dafne lo único que hace es mirarse al espejo y limarse las uñas —le reclamé a Thomas —, mientras nosotros mantenemos la cabaña limpia ¡debes decirle algo!

—De acuerdo, tranquila —me tocó el hombro.

Me encontraba lavando un par de platos sucios. En realidad, todos se encontraban haciendo algo, excepto Dafne quien se mantenía sentada en el sofá limándose las uñas y esmaltándoselas. Y Bruno no hacía nada, pues ya había terminado el aseo que le tocaba a él mucho más temprano.

—Dafne —comentó Thomas con un tono de voz tranquilo —¿Puedes dejar de pintarte las uñas y ayudar un poco? Al menos haz lo que te tocó en la lista de quehaceres.

¡Eres mio! ImbécilWhere stories live. Discover now