Capítulo 18

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Nadine se irguió en la silla sintiendo una gota de esperanza, pero el hombre continuó hablando de algo que nada tenía que ver con su escape, cambiando por completo su actitud inicial.

—¿Sabes, princesa, que en el exterior tus padres están haciendo lo imposible por detener el proyecto NOVA?

—¿Me sacarán de aquí? —preguntó la chica con voz entrecortada haciendo caso omiso a la ansiedad que sentía por volver a estar a salvo.

El nuevo giro de la conversación la había sorprendido y la sola mención de sus padres la hizo seguir con la conversación a pesar del aprieto en el que se encontraban.

—No lo creo. El hecho de que solo estén combatiendo el proyecto únicamente después de que su preciada hija haya sido sorteada los desacredita. Su progreso está siendo muy lento para lograr algo antes de la fecha de tu viaje, pero han dicho que no se detendrán incluso entonces.

—¿De qué me sirve que luchen si no pueden ayudarme?

—Tus padres, y tú misma, son personas muy influyentes. Quizás no lleguen a salvarte a ti, pero podrán evitar que muchos otros en el futuro sigan tu destino. Tu figura se está convirtiendo en un símbolo de lucha fuera de estas paredes, princesa.

La chica sintió gruesas lágrimas caer por sus mejillas y sus ojos nublarse. No quería ser un símbolo, quería que la sacaran de ahí. A pesar de todo, un pequeño sector de su corazón sentía un orgullo inmensurable ante la valía de sus padres. La ansiedad por el aprieto en el que estaban se esfumó por un momento; estaba tan cansada.

—He intentado comunicarme con ellos desde que llegaste, pero a los funcionarios nos supervisan tanto como a los propios reclutas. Si cualquiera de nosotros viola el acuerdo de confidencialidad, enfrenta el mismo destino de horribles experimentos—confesó Ariel con una pequeña sonrisa alentada por la sumisión de Nadine.

—Arruinamos todo, ¿no es así? —confesó la chica con un sollozo, maldiciendo el momento en el que decidieron hacerse los héroes.

A su espalda, Brian se movió incómodo, pero se mantuvo en silencio.

—No todo. La lucha fuera seguirá —contradijo Ariel.

—Recuerdo haberte conocido —reveló Nadine por alguna razón—. Estabas asustado y mis padres estaban al teléfono.

Ni ella misma entendía la razón por la cual estaban hablando en tan buenos términos luego del fuerte enfrentamiento inicial. Puede que haya sido el agotamiento, o el repentino cambio de actitud de Ariel. Fuera cual fuera el caso, Nadine se permitió unos breves minutos de confesiones.

—Yo también lo recuerdo, eras la vívida imagen de mi hermana pequeña; rubia y angelical como una princesa de los cuentos —agregó el hombre sonriendo ante el recuerdo—. Era la hija de un segundo matrimonio de mi padre, pero la amaba igual que a una hermana directa.

El relato en pasado hizo sentir incómoda a Nadine, era claro que esta historia no tenía un final feliz. La razón por la que Ariel la estaba relatando algo tan privado se le escapaba, su ansiedad comenzó a volver, incrementándose con el paso de los minutos. Ante la expresión de la chica, Ariel confundió su incomodidad por desconcierto y acomodándose en su silla aclaró.

—No la he visto desde antes que tú y yo nos conociéramos. Permíteme unos minutos antes de continuar con mi plan para contarte sobre todo lo que les debo a tus padres.

Por un lado a Nadine no le interesaba en absoluto la triste historia de Ariel, por el otro podría ser una de las últimas veces que escuchara a alguien mencionar a sus padres. Manteniéndose en silencio, la chica asintió intentando aparentar indiferencia.

—Hace muchos años, descubrí por casualidad que la compañía donde trabajaba estaba involucrada en algunos negocios bastante turbios. Fue un simple caso de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado... Un día largo de trabajo, un negocio que se estaba haciendo a altas horas en el estacionamiento. Traficaban personas de países del tercer mundo para ser usados como esclavos. Por ese entonces, aunque no lo creas, yo era un joven muchacho con ínfulas de héroe y continué investigando para luego amenazar a los cuatro vientos que iba a llevarlos a la justicia. Grave error.

»No sólo mi vida comenzó a correr peligro sino que mi familia se vio amenazada, en particular mi pequeña hermana. La secuestraron y enviaron uno de sus dedos como prueba de que la tenían. O me entregaba ante ellos o la mandaban en pedazos a casa. Podrían haberme matado sin hacerle daño a nadie más, pero creo que querían dar el ejemplo a otros que sospecharan de sus actividades.

Nadine abrió los ojos, incrédula de que alguien pudiese lastimar de esa manera a una niña inocente. Claramente había gente muy enferma en el mundo.

—Tu madre estaba investigando desde hacía tiempo a la empresa, siempre la periodista intrépida, y ató los cabos de ambos rápidamente. Me contactó y en cuestión de días tus padres habían movido todos sus contactos para conseguir la liberación de mi hermana... Era demasiado tarde. Tuvieron que traerla en una bolsa negra. La compañía fue expuesta y todos los involucrados fueron procesados con prisión. Salvaron mi vida de torturas cuando yo no pude salvar a mi propia hermana, esa es la razón de lo que estoy a punto de hacer.

No perdió más tiempo en charlas profundas y de un salto repentino Ariel se levantó de la silla encaminándose a la puerta respirando hondo. Así se quedó durante varios segundos, mirando la puerta fijamente y haciendo puños con sus manos tomando coraje. Con un ademán les hizo señas a Nadine y a Brian para que se acercasen, lo que ambos hicieron de forma cautelosa al no entender qué se proponía el retacón hombre.

—Chico, apenas estés a salvo borra todas tus huellas de los sistemas, ¿entendido? —ordenó Ariel gravemente y Brian asintió sin hacer contacto visual.

Con un grito desenfrenado Ariel abrió la puerta de golpe, aferrando firmemente los antebrazos de ambos adolescentes antes de que pudieran escapar.

—¡¿QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO?! ¡SUELTAME! —gritó Nadine con todas sus fuerzas al ver que el hombre los dirigía directo a los guardias.

Intentó zafarse con todas sus fuerzas, pero lo único que logró fue casi dislocarse el hombro. Brian, por su parte, gritaba desquiciado al otro lado de Ariel como sintiendo su brazo en llamas. El hombre era más fuerte de lo que parecía, y en ningún momento trastabilló o perdió el control de sus prisioneros, clavando sus dedos en los brazos de ambos como ganzúas.

—¡EL PROYECTO NOVA DEBE TERMINAR! ¡RESCATARÉ A TODOS DE ESTE MALDITO AGUJERO! —comenzó a escupir Ariel por los pasillos a todo pulmón— ¡IRAN AL INFIERNO TODOS LOS QUE APOYEN ESTA EXPLOTACIÓN DE HUMANOS!

El hombre había perdido la locura, eso era la única explicación. Sus ojos estaban desorbitados y parecían brillantes al ser iluminado por las luces rojas de emergencia.

—¡NOS VAN A MATAR! ¡POR FAVOR! ¡¿QUÉ HACES?! —intentó convencer Nadine al ver que se acercaban a un grupo de hombres armados.

—¡ALTO AHÍ O DISPARAREMOS! —gritó uno de los guardias alzando su rifle.

—¡FUERA DE MI CAMINO! ¡LOGRARÉ SACARLOS A TODOS DE AQUÍ! ¡EMPEZANDO CON ESTOS DOS! —continuó Ariel con su desvarío.

—¡SUÉLTAME! —sollozó Nadine del miedo.

—¡SUELTE A LOS RECLUTAS Y ALCE LAS MANOS DONDE PODAMOS VERLAS! ¡ESTA ES SU ÚLTIMA ADVERTENCIA! —gritó nuevamente el guardia.

—¡ESTÁN CONDENADOS, USTEDES QUE APOYAN ESTA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS! ¡OJALÁ NUNCA RECUPEREN LOS SISTEMAS DE MI ATAQUÉ Y ESTE MALDITO AGUJERO SEA TRAGADO POR LA TIERRA! —espetó Ariel sacudiendo a ambos adolescentes.

Nadine lo entendió entonces, el plan de Ariel. Intentó impedirlo, intentó llamar su atención para que se detuviese, pero el hombre estaba decidido y no le dirigió la mirada ni siquiera por el rabillo de sus ojos. Los rifles se dispararon con un estruendo que retumbó por los pasillos y dentro de la cabeza de la chica. Ariel cayó con su pecho cubierto en sangre llevándose consigo a Nadine y a Brian.

Las luces se encendieron justo entonces, en una de esas irónicas vueltas del destino, permitiendo a Nadine ser testigo del momento en que la vida se escapó del cuerpo de Ariel. Permitiendo que la imagen de quién había sacrificado su vida por ella, o mejor dicho por la deuda con sus padres, quedara grabada en su memoria por siempre.

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