39✦¡stop!

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El asiático, tomando por el cuello, me alza un poco para después azotarme con más fuerza al suelo; alzando mi mano, doy un golpe en su quijada, pero este no me suelta.





—¡Para, Para! —ruega en llanto Bea—, ¡Lo estás lastimando, déjalo en paz, por favor!




Puedo ver cómo su delicado cuerpo cae de rodillas, su cabello me impide ver su rostro pero estoy seguro de que está envuelto en dolor, en sufrimiento.






—Lo estás lastimando—vuelve a repetir aún más bajo.




Empujando al asiático con las piernas, logró que este se aparte de encima mío, y con mayor velocidad, ambos nos ponemos de pie. Este limpia un hilo de sangre que baja de su boca, y con mayor seguridad se acerca hacia mi.





—Detente—vuelve a decir Bea, sin temblar.




El asiático nuevamente ignorando sus peticiones, desenfunda su cuchillo y se acerca con prisa hacia mi; —¡La mataste! —exclama el mismo—, ¡Me la quitaste de las manos!





Tratando de clavar el cuchillo en mi pecho, tomo con fuerza su muñeca. Iniciando un forcejeo entre ambos, y lo único que me distrae es el llanto de Bea, mi cuerpo comienza a descender al suelo. Quizá por la rabia y el enojo del coreano, me gana por mayor fuerza, sus ojos parecen oscurecidos por la venganza.





—¡Para! —grita.





Y es en ese momento en que me doy cuenta que está atrás del coreano, y el cuerpo de él, cae inconscientemente al suelo.




Bea repitiendo un inaudible 'para' con Lucille en mano, su pecho sube y baja con rapidez. Su rostro es manchado de sangre, y el cuerpo del asiático cae.




—Para—pide nuevamente soltando a Lucille, esta se deja caer de rodillas—, para... por favor.




Arrodillándome enfrente de ella, su mirada no tiene un punto fijo; es como si estuviera en shock.




—¡Retirada! —grito a todo pulmón.



A pesar de que llevamos ventaja, puedo ver cómo la desesperación de todos los Alexandrinos en sus ojos, los salvadores, sin vacilar, comienzan a retirarse, la mayoría se adentra al bosque, y sin mirar atrás se marchan.




Pasando un brazo por debajo de las rodillas de Bea, y uno por su espalda, la levanto del suelo. Y dirigiéndome con prisa a la camioneta, puedo ver de reojo una escena bastante inesperada:



Maggie se arrodilla, ante el coreano que reposa de la misma que ella manera, ambos me sonríen, y me despiden con la mano.





Dejando a Bea en el asiento del copiloto, esta tiembla ante mí lejanía, pero al notar que subo del lado del piloto se relaja. Y hasta que estoy seguro que Billie, Rubén y Dwight se han marchado, pisó el acelerador con fuerza.





—¿Nosotros somos los malos?—pregunta recargando su cabeza en el asiento y a pesar de que estoy viendo hacia al frente, siento su mirada en mi—, ¿Soy mala?



—No —intervengo con prisa, ante no tener una mejor respuesta, doy un fuerte golpe al volante—, me estaba lastimando, hiciste lo correcto, solamente no lo vuelvas hacer ¿de acuerdo?



—Rick me dijo que somos monstruos, que yo soy un monstruo y que me mataría, los monstruos son feos y malos. ¿Yo lo soy? —su voz se escucha desesperada—, ¿voy a morir, porque somos malos? —pausa un momento—; ¿tú eres malo?





—Rick miente, la gente asustada miente —respondo sin saber qué decir—, nadie más morirá.



—Paula esta muerta. ¿Verdad?



Es en ese momento me giro a verla de golpe, ella tiene la cabeza agachada y sus labios tiemblan.




—Abraham me dijo que ella jamás despertaría porque estaba muerta, porque era una mala persona, yo les dije que era mentira, que ella solo se fue a dormir y que era buena. —sus labios tiemblan—, ella no volverá ¿verdad?




Mis ojos comienzan arder, pero retirando aquel pensamiento, niego constantemente con la cabeza, y por inútil intento de que esas palabras no me hieran, desvío nuevamente la mirada hacia enfrente.




—No, ellos mienten. No creas nada de lo que te digan.


—Yo maté a Glenn—nombra al coreano—, soy mala persona, eso no es mentira.


—¡No, maldición, no, eres buena, siempre lo has sido, Rick miente no le creas! —digo con desesperación en mi voz—; ¡No repitas eso!





—Estas asustado—afirma.
—¿Por qué dices eso?
—Porque estás mintiendo.

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