09✦dimensions.

1.5K 171 30
                                    

De una manera graciosa observe como Bea hacia muecas graciosas, provocando que suelte de vez en cuando un par de risas cuando me contaba una historia.



—¿Y cómo se dieron cuenta sobre tu enfermedad? —pregunté llevando mis manos a mis bolsillos, esta se encontraba viendo con atención su alrededor para poder buscar una señal del rubio.


—Siempre me escondía en la espalda de mi madre cuando abría una puerta o una ventana, o cuando el perro ladraba, temblaba. Me daban ataques de ansiedad, o de estrés comúnmente. Y me ponía a llorar cuando estaba sola o cuando me dejaban con un extraño, —trata de explicar de una manera más seria, sin embargo, suelta una risa.



—Me gusta tu sentido del humor, pero no le veo que sea gracioso o ¿si? —enarque una ceja.


—A veces usar una risa al final de una oración o cuando hablas, confunde a la persona. Al igual si usas el lenguaje irónico, eso aterra a la persona y la puedes manejar a tu antojo—comenta llevando una mano a su mentón, quizá algún día, ponga en prueba ello. —;Pero al parecer, eso no funciona contigo.



—Nada de eso funciona conmigo, bonita—digo en tono irónico, provocando que me de una mirada confusa—; creo que funciona.


—Trata de controlar a otras personas con ello.—comenta aferrándose de mi brazo—; volviendo al tema. Después de un tiempo fui a ver un psicólogo.



—¿Y qué pasó?

—Me dijo: que quizá la vida no era para todos.



Observándola de reojo, esta lanza su cabeza hacia atrás para poder verme. Dibujo mi mejor sonrisa provocando que está me de una de vuelta.



—Pero, estudiar en casa no era tan malo. Tenía millones de libros en mi habitación y a un profesor que solo le interesaba el dinero, tanto que solamente me dejaba dibujar mientras que él, probablemente, estaba viendo una página pornografíca. Leía cosas que hubiera deseado que pasaran...




Su sonrisa, era auténtica de una ilusión de una pequeña niña de seis años, quizá, al igual que a mí, nadie le tomó importancia al cómo se sentía.


—¿Qué cosas? —me atrevo preguntar, ganándome un brillo en sus ojos.



Un brillo que incluso podría ser adictivo de ver.



—Segundas dimensiones—dice, enarcando una ceja me echo a reír provocando un puchero en la rubia—; no es juego. Es posible, imagina a un acróbata en una cuerda.


—¿Eso qué tiene que ver?


—El acróbata solo puede ir a dos direcciones, enfrente y hacia atrás, es lo más lógico. Pero si ponemos a una pequeña pulga en la cuerda, ella puede ir enfrente y hacia atrás, pero... puede darle la vuelta a la cuerda. ¡Y Bingo! Abrió un portal. —dice con emoción a la par que da un brinco— ¿te imaginas ese mundo? Quizá ahí nosotros seamos personas normales, personas que no sean enfermos mentales.




—Podremos buscar esa dimensión, —digo tomando su mano para brindarle un pequeño apretón—; juntos.




Bea con emoción asiente, su pequeña mente era de una niña que fue privada de muchas cosas.





En el momento de dar un paso enfrente, unas ramas tronaron cada vez más fuerte. De los arbustos, salió Dwight, junto con varias personas. Dándole una sonrisa a su novia, corre hacia ella para poder envolverla en un abrazo; incomodo ante la situación, me alejo de ella y puedo notar que ella tiembla.



—Creo que deben de ver esto, ahora. —pide con emoción Dwight a la par que tira de la mano de su novia.




Siguiéndolos por detrás, una mujer de cabellos rojizos me observa de pies a cabeza y me da una sonrisa; tratando de ignorar aquellas miradas penetrantes, en la lejanía se ve una fábrica.



Es como un... santuario.

模糊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora