36✦bad.

1K 133 33
                                    

Me cruzo de brazos al observar cómo colocan más caminantes aún costado del santuario. Dwight observa los alrededores mientras da un par de mordiscos a un emparedado.




—¿Cuántas provisiones quedan?—pregunto dirigiéndome a Wendy, está en respuesta saca una pequeña libreta de su bolsillo, ojea la misma y dibuja una mueca de disgusto—; al parecer esto no es bueno.



—Podremos aguantar una semana o dos—responde—; claramente si nadie enferma. Deberíamos ir a buscar un par de provisiones, hay un almacén a uno dos kilómetros, tenemos la gasolina suficiente para ir y volver.



—Se ve que lloverá—intervengo viendo el cielo—, no puedo mandar a mis hombres en estas condiciones, será mañana o hasta que mejore el clima. 




Wendy antes de poder contestar, observa arriba de hombro. Girando a lo que ve, observó como Bea me ve tímidamente mientras me extiende una hoja del cuaderno de dibujos.




—Te he dicho que no me interrumpas cuando estoy trabajando—le digo cruzándome de brazos.




Esperando una respuesta infantil por su parte, está solamente extiende el papel, dibuja una mueca de tristeza.





Algo no está bien.




Ella sin más se aleja, Wendy colocándose a un lado mío, observa de la misma manera como la rubia, cohibida, se marcha.




—¿No es extraño?—pregunta, asiento dándole la razón.




—¡Negan, intrusos! —exclama a todo pulmón Dwight.




Girando sobre mis propios talones, observó como un camión escolar entra derribando las rejas del santuario y matando a algunos de mis hombres, personas vestidas con armaduras entran al lugar matando con espadas a varias mujeres.



—¡No duden en matarlos!—ordenó



Dwight, desenfundando su arma, se coloca a un lado de Wendy, comenzando a disparar. Y es en ese momento en que me percato de cómo Rick, dispara matando a varias mujeres y hombres.




Apretando los dientes, tomo con fuerza a Lucille y corriendo hacia la dirección donde se encuentra el líder, el sonido de una fuerte explosión me hace detener mis pasos.




Debes correr hacia ahí, ahora. ordena Maggie a la par que tira de mi chaqueta ¡Debes hacerme caso, te estoy ayudando!




La castaña se echa a correr a la misma dirección donde sale fuego, y mi instinto me obliga a seguirla por detrás. Los gritos de varios niños, y mujeres inundan mis oídos; todo parece desmoronarse y teñirse de rojo en mis ojos.



—¡Bea, Bea, Bea!—es el único nombre que puedo pronunciar.



La estoy llamando, pero una parte de mi —una muy grande— sabe que no abra respuesta.




El sonido de varios motores, me hacen percatarme de que el grupo de a marchado; dejando un rastro de muertes.




¡Debemos correr, Negan, ahora! La voz de Paula inunda en mis oídos, seguida de gritos de varios salvadores. ¡Los seguiré después!





Algo tira de mi hombro, y deseando que fueran esos ojos claros, son remplazados por unos azules.



—¡Debemos irnos ya, los mordedores vienen! —exclama Ivette tocando su crecido vientre.



Asintiendo costosamente, deseo que Bea se vea entre los pocos salvadores que han quedado en él santuario, pero ninguna cabellera rubia es visible.



Notando que el papel sigue en mi mano, con un par de manchas de sangre, veo de reojo como los demás se van adentrando al bosque; en llanto. Deteniendo mis pasos, desdobló la hoja de papel.





Un ángel con alas rotas, color negro es adornado por las manchas rojas, de sangre. Y arriba de ellas, está la caligrafía de Bea, tan delicada como siempre, con un solo mensaje;





"Angelito... es malo"

模糊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora