Capítulo 46

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  Después del encuentro con Ciro, dos días después decidí que era hora de ver a mi novio. Estaba ahí, sonriente, fresco y alegre como siempre, aunque un tanto preocupado por mi desaparición. Me aparecí de sorpresa en su casa, lo que le encantó. Apenas entré le di un gran y fuerte abrazo, y me recibió con el mismo entusiasmo. Me ofreció ir a comer, pero preferí quedarme en su casa para disfrutar de su acogedora y amorosa compañía. Cocinamos, o mejor dicho cocinó, spaghettis. Dijo que en mi ausencia pensó mucho en mi, y que en varias ocasiones quiso comerlos solo pero esperó a que apareciera para poder comer junto a mi. Comimos bajo la luz de las velas. Yo insistí en que no era necesario pero dijo que una presencia como la mía debía recibirse de la mejor manera, así que como no encontró velas a mano fue rápidamente a conseguir unas. Al volver, vino con lo que fue a buscar, y una botella de vino bajo el brazo. Nos dimos de comer uno al otro, bajo la tenue luz que emanaban. Bebimos en copas, como en aquél restaturán y brindamos por nuestro amor. Habló de su hermana, la quien preguntó muchas veces por mi según él. Me contó que podríamos ir a comer la próxima semana a lo que respondí feliz con una gran sonrisa.
Me senté en su regazo y nos quedamos abrazados largo rato, hasta que me besó y la velada se tornó más apasionada. Me llevó hasta su cama entre sus brazos. Me desvistió lentamente e hicimos el amor como si fuera la primera vez. Pude sentir su piel sudando junto a la mía. Nuestra respiración simétrica por momentos,y dispareja en otros. Acaricié cada parte de su cuerpo, y lo hice sentir todo lo que él me estaba provocando a mi. Esa mezcla exquisita entre el calor del sexo y la ternura del amor. Nos dijimos varias veces te amo al oído, nos besábamos, y volvíamos a hacerlo. Fue una noche realmente mágica con este hermoso hombre de cabello azul. Una vez que terminamos del cansancio que teníamos, decidimos que no podíamos irnos a dormir sin antes hacer algo divertido. Sacó de abajo de su cama un juego de mesa llamado "Clue" en el que había que averiguar quien era el culpable de algún crimen. Reímos mucho, y de vez en cuando me enfadé por que lo atrapé haciendo trampa. Al finalizar terminé auto-proclamándome ganadora, lo que le dio pie para acusarme de ser "la más tramposa del mundo".

Una vez terminado el juego, se recostó, puse mi cabeza en su hombro y nos dormimos.

Antes de que amanezca, me levanté, le di un pequeño beso en la frente, y dejé una carta junto a su cama. Me vestí y salí lo más rápido y sigilosamente que pude de su hogar.
Fui a mi casa, que ahora se encontraba con todas mis posesiones empacadas  en cajas, me di un baño, cogí mis maletas y me dispuse a salir.
Tomé un taxi y antes de llegar al aeropuerto, llamé a atención al cliente para que me informaran la hora a la que debía estar ahí para no perder el vuelo. Sonreí al saber que estaba a tiempo, así que pedí al chofer que se detenga en algún almacén y compré cigarrillos. Comencé a fumar adentro, lo que al principio hizo enojar al conductor, pero luego de que le ofrecí uno se calmó y empezamos a charlar de cosas sin sentido.
Una vez que llegué, tomé asiento esperando que anunciaran el vuelo con el destino que había reservado el día anterior. Se retrasó un poco, lo que me hizo enojar, por lo que me fui al buffet para comer algo y ver televisión. Y allí estaba, mi rostro en todos los canales, mi nombre en cada canal al que cambiaba. Parecía ser la estrella del momento, solo que no por las razones adecuadas.

También eché un vistazo a los puestos de diarios y revistas. No me sorprendí al ver en su portada mi cara y nombre seguido de alguno de esos estúpidos encabezados.

Hasta pareció que el vendedor logró reconocerme y  me decía que tenía un gran parecido con la chica de los periódicos, a lo que solo respondía moviendo la cabeza de lado a lado seguido de una sonrisa de ocasión.

Tomé un café y relajé mis emociones, por primera vez tranquilas, mientras disfrutaba de esta pequeña soledad. Miré la hora varias veces, pero nada parecía indicar que mi viaje se adelantara. "Diablos", maldije. Llegué demasiado temprano. No soy reconocida por mi puntualidad, menos ahora en estos momentos, pero esta vez exageré con el horario. Tenía miedo de que algo más pasara en mi vida para arruinarlo todo, pero esta vez no. Fue como si el destino me estuviera respondiendo por primera vez que estaba haciendo lo correcto, y me felicitaba por ello.

Amor DescartableOnde histórias criam vida. Descubra agora