Capítulo 44

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Hoy no fui a trabajar, me sentí terrible. Llamé para avisar  que me sentía mal y me dieron afortunadamente el día, aunque no de buena gana. 

Acabo de despertar y me siento perdida. No se que hacer, con quien hablar, ni a donde ir. Con Jared no puedo hablar porque la culpa me está matando. Me dolería muchísimo decirle que le fui infiel, y arriesgarme a perderlo para siempre. Luché mucho en esta relación para que se me vaya de las manos. Su bella sonrisa se clava en mis recuerdos, y una  lágrima cae inevitablemente por mi mejilla. "Desearía que él estuviera aquí para limpiarla con sus delicados dedos" pienso.

Con Ciro tampoco puedo hablar. Rondó por mi cabeza la idea de advertirle y que pueda tener alguna estrategia creada antes de que Sara —No me acostumbro a su nuevo nombre— presente su extorsión. Me encuentro completamente sola. Sin novio, sin amigos, sin felicidad. Todo se ha ido. En este momento, desearía no haber perdido contacto con Mia, solo para escucharla decir que todo estará bien, aunque sepa que no es verdad.

Me levanto por fin de la cama, sacando fuerzas de no se donde, y me  comienzo a cambiarme. Estar aquí encerrada me volverá loca. Me pongo un atuendo deportivo, doy un beso a Mike y salgo para el parque.

Mientras camino trato de no pensar en nada. Veo a la ciudad con una nostalgia inmensa. Pensar que llegué aquí llena de sueños, de esperanzas, de obtener una nueva vida, y me topé con todo lo contrario. Desamor, lágrimas, heridas que no sanan, traiciones, y la lista sigue. 
Al pasar cerca de de un almacén se me ocurre comprar una botella de agua para el camino, y es entonces que recuerdo la vez que temí por aquel muchacho llamado Derec. "Pobre" reflexiono. Él solo quería ser amable y se encontró con una paranoica que por poco le da una bofetada y sale corriendo. 
Muevo mi cabeza de lado a lado para alejar algunos pensamientos negativos. Cuando estoy a punto de llegar a uno de mis lugares favoritos en este lugar, hago una pausa, recojo mi cabello, coloco unos auriculares en mis oídos y me dispongo a correr por el verde pasto. 
Puedo ver a algunos niños que juegan alegremente con sus padres, parejas tomadas de la mano caminando sin rumbo alguno, abuelos sentados en bancos disfrutando de la soledad. Todos parecen vivir normalmente, me gustaría ser como ellos.

Al sentir el viento en mi rostro, siento como mis músculos se van relajando. Me gustaría poder correr de aquí, bien lejos, donde nadie me moleste. Una pequeña sonrisa se asoma en mis labios, y me dejo llevar por esta sensación de plenitud, de libertad. A pesar de saber que durará solo unos pocos minutos, los aprovecho al máximo. Corro alrededor del parque, mientras voy olvidando todo. En mi lista de reproducción escucho algunas canciones motivadoras, lo que me hace sentir  mejor.

Cuando por fin me siento cansada, me tomo un momento para descansar en el suelo. Estoy recostada en el pasto, mirando al cielo y pensando en darle forma a algunas nubes.  Casi podía sentirme normal, cuando siento mi celular vibrar. Por un momento dudé en ver el mensaje que ha llegado, pero quizás fuera Jared y era hora de responderle.

  — "Hola querida amiga. ¿Has hablado con Ciro?. "Sara""

Mi cabeza solo piensa en Jared. ¿Que haré si él se entera de mi pasado? Jamás podrá perdonarme algo así. Sería mucho peor que si se enterase de mi infidelidad, lo destrozaría. Realmente no se que hacer en este momento. Una cólera invade mi cuerpo. Me gustaría tenerla en frente para poder golpearla. No puedo creer que me dejé engañar por ella. Parecía tan amable, tan sincera, dulce, confiable. Es increíble como en un día todo se desmoronó, todo cambió. Cierro mis ojos, y dejo el celular en el suelo. Comienzo a rememorar cada momento en los que fui feliz junto a Jared. Lo extraño muchísimo. Debería pasar por su casa para que no empiece a sospechar, pero soy una cobarde. No puedo creer haberle hecho algo así a quien amo tanto, a quien dio todo por mi. No puedo creer haberle ocultado por tanto tiempo lo que fui antes de llegar aquí. Dejó una relación para intentar algo conmigo, y lo arruiné todo. Me gustaría poder volver el tiempo atrás y enmendarlo. Alejarme de Ciro para siempre y no volverlo a ver nunca más. 

Abro los ojos de repente y me dispongo a responder.

  — "Aun no, y no soy tu amiga. Te avisaré cuando lo haga."  

Suspiro mientras envío el mensaje. Debo hablar cuanto antes con el dueño de mis problemas cuanto antes. Intento llamarlo varias veces pero da tono de ocupado, así que lo único que me queda es escribirle.

  — "Ciro, debemos hablar. Es importante. Sofi" 

Observo la pantalla un momento esperando que llegue una respuesta divina, pero nada. Doy un último respiro y me levanto de mi confortable lugar para irme a casa.

Una ráfaga de viento fuerte azota el lugar, lo que me hace erizar la piel de frio. Voy tapándome con mis brazos hacia el edificio.

De camino observo los lugares de comida por los que paso, y hay una gran multitud especialmente en uno. Hay mucha gente reunida alrededor y se los ve felices y sonrientes, en familia. De pronto el hombre que está sentado en la cabecera de la mesa agita una copa y leo sus labios, está diciendo "Brindemos" y de pronto todos comienzan a levantar sus vasos y a chocarlos unos contra otros, mientras se abrazan y besan. Esta situación me llena de ternura y nostalgia, "Extraño a mi familia" medito.

Cuando por fin llego, me tumbo sobre el sofá aplastando a mi pequeño gato.
  — Lo siento— Me disculpo triste.

Él se lame el lomo y se acomoda junto a mi.

De pronto mi celular suena y veo, al fin, el nombre que quiero.

— ¿De qué quieres hablar?— Lanza.

— Necesito que estés en mi casa lo antes posible.

— En diez minutos estoy ahí.— Cuelga tras estas últimas palabras. 

Fueron los diez minutos más interminables de mi vida. Prendí la televisión para distraerme momentáneamente. Aun hablan de aquel tipo que destruyó su casa recién comprada y se volvió loco. Aun nadie de la prensa puede saber porque perdió la cordura, y su familia y allegados no quieren dar detalles. Se ha vuelto un tema muy recurrente en los medios. Mires a donde mires todo el mundo quiere saber que le ha pasado, aunque a mi la noticia no me perturba. Su rostro está por todos lados, en el diario, en las revistas, en Internet, en los programas. 

  — ¿Por qué no lo dejan en paz?—Me pregunto mientras arrugo el ceño. 

Amor DescartableOn viuen les histories. Descobreix ara