Capítulo 38

169 35 26
                                    

  —Claro—Respondo sonriendo ligeramente

Corro mi bolso para hacerle lugar, y lo observo sentarse junto a mí. Esta cercanía no me deja indiferente, y mi pulso lo refleja.
Cuando estoy acercando el cigarrillo a mi boca, inmediatamente lo arrebata de mi manos para luego tirarlo al piso. Luego levanta uno de sus pies para pisarlo.
—Te hace mal, Sofía. —Ordena serio— Debes dejarlo.

Por un segundo me quedo perpleja ante esta reacción. Pensé que después de tanto tiempo de ignorarlo ya no se preocuparía por mi, pero me equivoqué. Enseguida me encojo de hombros y miro hacia otro lado.

—Ya sabes, no puedo cambiar.—Dije, haciendo énfasis en la última palabra.

Un silencio incomodo se antepone entre de nosotros. Esta vez ningún camarero aparece a mi salvación.

—¿Qué tal tu vida?— Pone la cabeza de lado— Hace mucho no se nada de ti.

— ¿Mi vida?— Doy un ligero suspiro— Aburrida, como siempre.

Él hace una pequeña sonrisa antes de responder.

—Claro, sin mi seguro será aburrida.

Mis brazos se tensionan. Todo mi cuerpo está alerta ante esta declaración. Hago todo lo posible por esconderlo para que no lo note, pero es inútil. Sabe perfectamente lo que sus cumplidos provocan en mi.

—Muy gracioso—Le doy un pequeño golpe en el brazo— Seguro has encontrado algo con que entretenerte en mi ausencia.

—Nada muy importante—Su expresión seria ha cambiado. Ahora se encuentra relajado. Me gustaría saber que ha hecho en estos meses— Trabajo, fiestas. Lo normal supongo.

— ¿Me extrañaste?— Lanzo sin pensar.
— Siempre lo hice. — Sentencia volteándose para mirarme de frente, lo que hace que me desestabilice.

Me muero de ganas por besarlo, mirarlo de frente, sentirlo cerca, más cerca, más cerca... 
  —Sofía.— Me saca de mis pensamientos.— ¿Quieres comer algo?

— ¿Aquí?

—Sí, aquí.

Mi mente comienza a pensar en Jared. Un almuerzo con un amigo no está tan mal pero, ¿Y si me viera?
—Espera—Entrecierro los ojos en señal de reflexión.— Aquí no.

— ¿Por qué no?

— Quiero conocer lugares nuevos— Miento

—No hace falta que me digas que estás en una relación.
Mis ojos inevitablemente voltean a mirar su hermoso rostro. Nuestras miradas se cruzan por un momento, gran error. Un sentimiento, que había olvidado que sentía durante algunos minutos, recorre todo mi cuerpo. Una pequeña descarga recorre mi espina dorsal. Siento un escalofrío apoderarse de mi ser.

— ¿Cómo lo sabes?
—No es difícil adivinarlo— Mueve la boca a un lado, en gesto de desaprobación— Por algo me has estado evitando.

— Sí— Confirmo triste— Lo estoy. Pero no quita que pueda tener una relación de amistad contigo.

— Sofía

— ¿Qué?
— Sabes que no puedo ser tu amigo.
Mi frente comienza a sudar, nunca he estado tan nerviosa frente a él. Por un lado tiene razón, lo que nosotros tenemos no es una amistad, pero tampoco es amor. Está en el límite.

 —Y no lo seas—Me encojo de hombros—Seamos lo que tenga que ser.

  Él se queda pensando unos minutos mirando a la nada, en dirección a la calle. Sus ojos siguen siendo una pequeña galaxia, con estrellas fugaces y todo eso. Nuevamente me encuentro perdida en ellos, intentando descifrar lo que siente, lo que piensa.

— Bien.— Sentencia suspirando— ¿Quieres conocer mi casa?

Muerdo mi labio inferior. Al no tener un cigarro en donde refugiarme comienzo a morderme las uñas. Realmente tengo muchas ganas de estar a solas con él, independientemente de si vaya a pasar algo  o no.

— Sí— Respondo sin pensar— Vamos.

Inclina la cabeza en señal de afirmación y me toma de la mano para que nos vayamos. Subimos al auto y como siempre me abre la puerta para que pase primero. Al entrar, un perfume masculino familiar recorre mis fosas nasales. "Aquí hay olor a Ciro" pienso. Este aroma me reconforta, me tranquiliza.

El viaje hasta su casa fue silencioso. Ninguno de los dos habló demasiado. Solo abrí la boca para preguntar si faltaba mucho, pero no obtenía respuestas. Solo se contentaba con mover la cabeza para afirmar  o negar. 
Cuando empezaba a quedarme dormida, me sorprendo por la zona en la que nos encontramos rondando. Está llena de edificios lujosos, hombres de traje, mujeres sofisticadamente vestidas. Definitivamente nunca he pasado por aquí. Me distraigo observando todo con atención.Paramos en un semáforo y a lo lejos distingo una pareja de jóvenes sentados en un banco, la muchacha tiene su cabeza posada en el hombro de su novio. Él la mira con ternura, con amor. Ella levanta su mano para acariciarlo pero el la toma antes de que esta se acerque a su mejilla, y la besa. Ella sale de su posición y le sonríe. Luego dan un tierno beso en la boca, y vuelve a colocarse en su hombro.

Suspiro exageradamente. Ojalá algún día pueda tener algo así con alguien. Sentir ese amor puro, que me haga no querer estar con nadie más. Todavía puedo lograrlo, estoy a tiempo.
Cuando estaba por arrepentirme de estar aquí, escucho a Ciro estacionar.
  —Hemos llegado—Dice saliendo por la puerta, disponiéndose a abrir la mía.

Al bajar, él toma mi mano para acompañarme a entrar, pero me detengo.
— No puedo hacer esto— Interrumpo, con voz culposa.
— No tendremos nada que no quieras.

Sacudo mi cabeza de lado a lado "No quiero perder a Jared" .

  —Escucha—Aquella voz tranquila me saca de mis reproches—No te diré que te haré pasar a mi casa sin querer tener algo contigo, pero tampoco voy  a obligarte a nada. — Hace una pausa, su mirada se torna delicada y acogedora, como si quisiera tranquilizarme  — Hace mucho tiempo que quería verte, pero no podía ser yo quien diera el primer paso. Estaré feliz si solo puedo pasar un poco de tiempo contigo.

  — Está bien— Respondo insegura.
Subimos al ascensor y muchas escenas pasan por mi sucio cerebro. Supongo que el también debe estarlas pensando porque no articula palabra. Yo me contengo de besarlo y mantengo un poco la distancia entre nosotros y él parece no notarlo, pero lo nota, se que lo nota. Él sabe todo de mi.

 Solo se escuchan nuestras respiraciones, la mía intranquila, y la de él serena. Me pregunto que hay que hacerle para sacarlo de esa posición tan incorruptible que siempre aparenta tener.
Escuchamos el pitido del ascensor anunciando el final del recorrido,  esto indica que ya no puedo dar marcha a atrás.
Inclina su mano para invitarme a salir, lo que hago cautelosamente para que mi piel no tenga ningún contacto con su cuerpo.

Saca las llaves de su bolsillo, y antes de abrir la puerta su celular comienza a sonar. Mira la pantalla para ver quien es, frunce el ceño y enseguida corta la llamada. Devuelta comienza a sonar y responde.
  — ¿Sí?... No, estoy ocupado.  — Se muerde el labio inferior mientras juguetea con las llaves— Ajá...Ya te he dicho que no. — Suspira, cerrando los ojos, como perdiendo la paciencia—Bueno, llámame más tarde.

  —¿Negocios?— Inquiero curiosa.

— Molestias— Responde seco.
 

Amor DescartableWhere stories live. Discover now