—Oh que delicioso se ve todo. — Pienso en voz alta.
— ¿Tienes hambre?
—Siempre tengo hambre. — Bromeo.

Él me da un codazo y comenzamos a reír como dos tontos. De repente para en una pastelería y me avisa que lo espere afuera. Cuando lo veo salir, tiene en sus manos dos cupcackes.

—Para la señorita. — Dice entregándome uno.
—Ay, eres muy amable. — Agradezco. — ¡ Mira que lindo es esto! ¡Hasta da lastima comerlo!
— ¿Lastima? — Levanta una ceja. — Debes estar de broma. Te lo advierto, si no te apuras tu pequeño y perfecto pastelito será devorado por mi en cuestión de segundos.
Alejo de él mi posesión más preciada en este momento con cara de ofendida y me hace una bonita sonrisa. Pero no de lado, como la de Ciro.

—¿Tienes pareja? —Inquiere curioso.

Muevo mi cabeza negando — No estoy lista para eso. Aunque quien sabe, el amor puede atraparte cuando menos te lo esperas ¿No? Pero por ahora, prefiero escapar todo lo que pueda.

Me mira extrañado.

—Yo mucho tiempo huí del amor también, pero simplemente no pude. Cuando toca tu puerta es como esos niños exploradores que tratan de venderte galletas a toda costa. Uno se resiste y se resiste pero sabe que al fin y al cabo caerá.

— ¿Niños exploradores?
Me da un guiño y comenzamos a reír devuelta.Me gusta esta amistad.
Cuando estamos por llegar al lugar reviso mi móvil y me ha llegado un mail.
De Real Target para Sofia:
"Ha sido seleccionada para trabajar con nuestra gran empresa. Estamos muy conformes con su entrevista. Nos gustaría verla hoy a las 15:15 para pactar cuestiones e que se inserte lo mas rápido posible. Felicitaciones"

Jared nota mi excitación.

— ¿Qué pasa? ¿Algún chisme nuevo?

Posa una mano sobre su boca formando una "O" con aire femenino. Es un idiota.

—No puedo creerlo, ¿Recuerdas de la entrevista de la que te hable? ¡Mira! —Acerco el celular a su rostro. Él lee con suma atención, mientras yo observo cada detalle de su rostro. Noto que al mover el ojo izquierdo hacia abajo, tiene un lunar justo ahí. Por un momento pensé en preguntarle si sabía de su existencia, pero me pareció tonto. Además notaría que estaba admirándolo con atención mientras estaba distraído.

— ¿Sucede algo? — Pregunto ansiosa. Se ha quedado revisando el mail por unos cuantos segundos sin expresión alguna. De repente comienza a reír.

—Pues tendrás que apurar el paso, porque son las 15:00 y todavía no saliste.
Caigo en cuenta de la hora que es y me sobresalto. Me siento mal por dejarlo aquí solo pero no puedo perder esta oportunidad.

— ¡No puede ser! Podrían haberme avisado con más tiempo.
—Deja de quejarte y sal corriendo que no llegarás. — Advierte, mientras me da un beso en la mejilla y levanta sus manos para mostrarme que tiene sus dedos cruzados.

— Ya me diste suerte. — Digo respondiendo a su gesto.

Me despedí con entusiasmo y salí casi corriendo hacia la empresa. Ahora es cuando empiezo a pensar que la suerte me abandonó cuando noto que ningún taxi para. Cuando comienzo a caminar hacia el lugar, un trueno cruza el cielo y comienza a llover. Esto no puede ser cierto.

En un abrir y cerrar de ojos la ciudad está bajo agua, no hay nadie en las calles y yo me encuentro caminando de manera fantasmal para llegar a destino. Me despedirán antes de haberme tomado, pienso con amargura. Siento una presencia a mis espaldas que me toma por sorpresa. Volteo sobresaltada para ver quien es.

— ¿Necesitas ayuda? — Pregunta una hermosa chica de cabello negro como la noche, con un flequillo casi a la altura de sus ojos verdes. Es más alta que yo, y eso ya es bastante. Tiene un bonito cuerpo que muestra disimuladamente tras un vestido suelto. Hace un gesto y me ofrece posarme bajo su paraguas.

—Me llamo Sara, un gusto. — Tiene su mano para apretar la mia.—Sabes, no quiero apresurarte, pero si sigues parada como una estatua nos mojarás a las dos.— Advierte con una sonrisa, mientras yo caigo en cuenta de que me encontraba frente a ella sin reacción alguna. Este encuentro por alguna razón me desestabilizó.

—Oh discúlpame!— Respondo, acercándome a ella.— Da igual, estoy mojada.— Encojo los hombros.—Un poco mas, un poco menos. Tengo prisa. Tenía que llegar a un trabajo ¡Pero ningún taxi quiere parar!

—Sí, es normal.— Confiesa, mientras comienza a caminar y yo la sigo.—Nunca te fíes de ellos cuando estás en apuros. Parece que complotan contra ti. Ahora dime, ¿El trabajo que buscas queda lejos de aquí?

—No realmente, pero llevo prisa. ¿Sabrías decirme en que calle estamos?— Ella me da las indicaciones correspondientes. Tomo nota mental de cada una de ellas y me decido a despedirme.— Muchas gracias por todo Sara.

—No te preocupes. A propósito, no eres de aquí ¿Verdad?

  — No, me he mudado hace poco.

— Oh, te comprendo tanto. Yo también me mudé aquí hace algunas semanas y estaba totalmente perdida. — Muerde su labio inferior.—Si no te molesta, me gustaría que volvamos a hablar. — Propone con una sonrisa.—No he hecho muchos amigos aun, y sería lindo tener a alguien con quien hablar. 

  — Por supuesto ¿Me das tu número?— Ella saca una agenda, un lapiz y anota allí su teléfono. Me sorprendo por mi facilidad de hacer amigos en tan poco tiempo.

— Aquí tienes.— Arranca una hoja y me la tiende.— Escribime cuando quieras. Podemos salir algún día. Te mostraré las discos que están de moda.

— Gracias, eres realmente muy amable. Ahora debo irme.

Ella inclina la cabeza en señal de comprensión y nos despedimos. 

Por fin llego a la empresa. Mis mirada se eleva hasta llegar al último piso del edificio. Puedo distinguir con dificultad un cartel gigante con dos siglas:

"Real Target".

Amor DescartableWhere stories live. Discover now