capitulo 28

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Capitulo 28

-¡Encabronada! , así es como estoy. ¡Es un idiota! ¡Un cabrón tanga fácil! - Julie ríe. - No te rías tonta. -otra vez comienzo a llorar de la nada.

-Querida Tam, lamento decirte que es estúpido el que llores por él, fuiste tú quien le abrió las piernas de tu vida.

-¿te he dicho que te odio?

-para eso estamos las mejores amigas.

-Julie, yo no lloro por él. -Julie me deja ver cómo es que del congelador coge un trasto de yogurth y se sienta con una cuchara frente a mí.

-¿gustas?-pregunta con sarcasmo.

-cruza la maldita pantalla y tráeme. -ríe, es una maldita, sabia muy bien que al estar en mis días me ponía como una loca embarazada que quería arrasar con todo.

-sabes- juega con la cuchara en sus labios mientras parece pensar. - es bonita.

-¿Quién?

-Olivia, aunque claro no negare que es una perra controladora.

-¿Por qué lo dices? -Vanessa llega y se sienta a su lado arrebatándole la cuchara y el bote de yogurth.

-ayer vinieron a cenar, ya sabes para traer las invitaciones de la boda y todo eso, el no se aguanto las ganas y pregunto por ti. Ella, simplemente tomo sus cosas y dijo que era momento de irse, excusándose de que según ella se sentía mareada.

-ella está embarazada.-comenta Julie un poco pensativa.

-vaya que es inteligente la perra esa.

-no entiendo.-hablo anonadada.

-por favor Tamara, la cosa es sencilla, mientras tú le dabas de cenar el ya había merendado.

Cierro la pantalla de la laptop completamente sin palabras.

Ella le daría un hijo.

***

El barman me mira con cara de extrañeza. Me sirve un trago, trago que me bebo sin pensármelo. Me levanto del banquillo y camino hasta el baño lavándome la cara. Miro el reloj y al fin es la hora que quiero, camino hasta el área del karaoke y le veo ahí como los días anteriores. Liam era una buena persona.

De la forma más tranquila posible me subo al escenario prácticamente arrebatándole el micrófono a Liam. Sé que este mira al organizador y este le dice que no tiene idea alguna.

-mi nombre es Tamara. Mi sueño, ese es uno que ni yo misma conozco, pero quiero algún día hacerlo. Quizás sea estúpido pararme aquí sin tenerles algo preparado, porque ustedes vienen a escuchar buena música, canciones de personas que saben lo que hacen y yo, bueno yo solo estoy aquí haciéndoles una improvisación de lo que en mi mente habita.

En un acto reflejo me aparto de Liam quien intenta quitarme el micrófono.

-alto ahí, no estoy borracha.-algunos ríen.

Uno que otro hombre grita que me dejen continuar.

-Tamara por favor, -trata de hacerme entrar en razón. Pero me rió en su cara.- esos hombres solo quieren ver mas allá de esa falda. -un silbido confirma su teoría.

-les daré lo que quieren.- le entrego el micrófono y este mira como poco a poco me deshago de mis prendas. -ponme la canción más estúpidamente romántica que tengas.

Me mira sin palabras cuando he quedado en mi leotardo. El estúpido creía que me desnudaría para él.

Comienzo a bailar olvidándome de todos y de todo, la música me acompaña apoderándose de mí, haciéndome sentir bien por un momento. Cada movimiento lo siento nacer de lo más profundo de mí, expresando sin pensar mi sentir, llorando sin razón. Siento que el tiempo y todo a mi alrededor se frena y que nadie me mira. Siento sus manos en mi cintura, como me eleva por el aire, como ambos danzamos sin pensarlo y algo nos conecta.

Pero finalmente abro mis ojos topándome con la realidad. Pataleo como si no hubiese un mañana y golpeo sus nalgas con mis puños. ¿En qué momento paso esto?

-suéltame.- su perfume acosa mis fosas nasales con tan penetrante olor. Tan fuerte que si quisiera secuestrarme no necesitaría cloroformo.

-quédate quieta. -abre la puerta trasera del deportivo lanzándome literalmente a su interior.

-eres igual de cabrón que la perra de tu novia.-le grito cuando se sube al frente. ajusta el retrovisor y me mira.

-tú no entiendes.

-si entiendo, naces, creces, follas con alguien, la embarazas y te casas, es la ley de la vida. -ríe.

-me agradas mas cuando estas ebria, así si dices la verdad.- enciende el coche y arranca con rapidez.

-¿para qué vienes hasta acá? No entiendo porque no dejas de humillarte y te vas a poner las florecillas del vestido.

-¿celosa?-ríe con cierta seducción. -no sabes cómo me excita que te pongas como fiera.

Me rió y le ignoro. Miro por la ventana las luces de los edificios que vamos dejando a nuestro paso. Mientras tarareo una de mis canciones favoritas del momento. Miro a Eliot manejar con tanto detenimiento, no mira hacia mí y ciertamente quiero que lo haga. Que aquí mismo me penetre tan duro como si no hubiese un mañana.

Trato de seguir la letra de la canción en mi mente, pero imágenes de ambos sudando el uno sobre el otro acaparan mi mente. Cada imagen y cada posición que por mi mente pasan son como un remolino en mi interior, por no mencionar que lía se encuentra ya haciendo ejercicios de calentamiento.

Ignoro todos y cada uno de mis pensamientos desechándoles a algún recóndito en mi mente. Pero en cierto punto llega a ser inevitable pensar en ello, y menos cuando siento como de mi vagina ya descienden un par de fluidos. Cierro mis piernas consciente de ello, muerdo mis labios y siento que cualquier cosa que haga me delata. Miro un poco disimuladamente a Eliot y su espalda ancha hoy no lleva un traje de esos que le gusta usar, sino una simple playera. Sus brazos tan fuertes como para morderlos. Su pecho, ese pecho que llamaba a ser arañado y a tocar sus pezones, si esos pezones que bien sabia que se ponían duros con el roce de los míos. Pero lo mejor era ver como en efecto lo ponía duro, su gran bulto se marcaba, tanto que juraba que sus jeans se romperían en cualquier momento.

"jugar un poco no hace daño" me insinuaba lía.

Abro mis piernas y dejando mi cabeza caer en el respaldo comienzo a frotar mi tan punzante y necesitado clítoris. La sensación es placentera, rica, mis fluidos sobrepasan el leotardo, pero quiero más le necesito. Quiero que troce cada pedazo de tela existente sobre mi cuerpo.

"pídele a gemidos que te folle, insinúatele tal cual zorra".

Obedezco y empiezo a gemir, pero el muy idiota enciende la música.

-no te funcionara.-comenta burlón.

Me quedo paralizada con los dedos sobre mi vagina. De apoco mis dientes sueltan mi labio.

-necesitaras más que masturbarte para que te vuelva a hacer mía.

-ya lo soy.

***Gracias por leer.

Embriagame (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora