Capitulo 7

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Capítulo 7

Peino mi cabello en una larga trenza castaña, uno que otro mechón queda suelto frente a mi cara, omito ese hecho y colocándome las tobilleras me adentro en el salón.

Mis compañeras llegan con el paso de los minutos, todas llenas de maquillaje como si el hecho de que vienen a nuestras clases de baile no las hará sudar.

Estiró mi cuerpo conforme Miss. Dina nos indica. Agradecía estar de vacaciones en la universidad, aunque solo fuera más que una corta semana. Aprovechaba mi tiempo para tomar mis cursos de baile y también para dar las clases a las niñas que apenas se iniciaban en esto de la danza.

Siguiendo el ritmo de la Miss dejaba caer mi cuerpo en un perfecto "Split", Julie reía al fondo de la clase, atrayendo la mirada de todas. Sabía lo que una falta como esta le ocasionaría.

-¿se podría saber que está usted haciendo?- la atención logra centrarse en ella, traga duro y mira hacia Miss. Dina.

-Lo siento he recordado un chiste-se disculpaba con algo de mentira, ya luego averiguaría el porqué.

***

Con mi uniforme de danza aún puesto salía con Julie tras de mí. La luna ya brillaba entre el cielo obscuro de la noche.

-deberías ir a casa.-comentaba Julie.

-tengo algunos asuntos-está negaba y se interponía entre la puerta de mi coche y yo.

-últimamente siempre tienes asuntos y nos evades-sabía que cuando hablaba en plural se refería a Vanessa y a ella.

-Julie a veces me incomodó con...

-lo sé, lo sé "nuestro exceso de feminidad" me sé de memoria ese cuento. Sabemos que te va más lo espontáneo que lo bien planeado, pero a veces una noche entre chicas no viene mal. Por cierto muero por contarte algo.-se colocaba una mano en la frente dramáticamente.

-habla-quitándole la alarma al coche lanzaba mi maleta a la parte trasera de este.

-¿a quién crees que he atrapado con una tremenda erección?-con sus dedos índices señalaba una distancia mientras sonreía maliciosamente.

-¿Víctor?-negaba-¿Iñaki?-volvía a negar.- ¿Antonio?-volvía a negar mientras hacía cara de asco.-no lo sé dímelo tú.

Con sus dedos me invitaba a acercarme a ella, queriendo susurrarme al oído.

-Eliot-un escalofrío me recorría con solo escuchar esas cinco letras juntas.

-que bien-comentaba abriendo el coche una vez que se movía.

-pero joder Tam, es que el día que nos hemos venido lo he visto ir tras de ti fuera de la piscina y llevaba tremendo paquete encendido.

-al menos sabemos que aún se le para, ha su edad no debe ser fácil conseguir una ereccion.-Julie ríe.-sí me disculpas ahora debo irme.

Sin más dejaba a Julie en el estacionamiento.

***

Lanzando la maleta sobre el sofá encendía la lámpara que alumbraba la sala, la soledad y el silencio reinaba en mi apartamento.

Quitándome la pequeña faldilla la lanzaba por el suelo, quedándome solo en parte de mi traje de danza.

Sin más caminaba a la cocina, como siempre el refrigerador se adornaba con los tuppers de comida preparada, una de las ventajas de estudiar gastronomía, cocinaba en clase y tenía reservas para la semana.

-voy-gritaba al escuchar el timbre sonar frenéticamente.

Sin importar mi atuendo y mi bien desaliñado cabello abría la puerta topándome con tremenda sorpresa. Como si hubiese sido invitado entraba sin siquiera saludar.

-¿qué hace aquí?-un ligero detalle en su apariencia llamaba mi atención. Un par de lentes enmarcaban sus claros ojos.

-entonces aquí es donde vive la niñita, si bien podría ser una casa de muñecas.-su mirada recorría el lugar.

-perfecto y tú podrías ser como mi mayordomo, creo que hasta tienes la edad-comentaba sarcástica caminando nuevamente a la cocina.

Haciendo ruido con su lengua agolpando sus dientes me seguía.-te equivocas Támara.

-¿a sí? Y bien dime ¿en qué me equivoco?-sacando la comida del microondas me sentaba sobre el banquillo de la barra.-siento no ofrecerte pero no esperaba tu odiosa visita.

-no te preocupes no vengo por ese tipo de platillos precisamente.-su mirada recorriéndome junto a esas palabras lograba encender algo mí.

-¿me dirás en que me equivoco o no?

-en su momento, ahora solo quiero divertirme un rato.-jalando de un banco se sentaba frente a mí.

-las noches de bingo para ancianos es en el otro lado de la ciudad.-reía levemente.

-me agrada que te lo sepas, algún día si quieres puedo llevarte a la juguetería que hasta a un lado.-y como vil niña le sacaba la lengua, lo sé gran acto de mi parte.-cuidado con esa lengua no sabemos dónde pueda terminar esta noche.

Se levantaba rebuscando entre la alacena.

-¿qué busca?-me ignoraba tomando entre sus manos un frasco de chocolate líquido.

-lo que quiero lo consigo Támara.-su voz cosquilleaba en mi oído.

-¿a dónde va con eso?-preguntaba molesta cuando me quitaba mi plato de comida aún sin terminarlo.

-hora del postre.-con brusquedad me giraba y me lanzaba sobre la barra de la cocina.

-eres un idiota viejo rabo verde.-ignoraba mis palabras sonriendo con malicia.

-no son esas formas de hablar de una niña-abría mis piernas sin piedad.

Rebuscando entre los cajones de la barra sonreía.-este viejo te elevará en miles de placeres-succionaba el lóbulo de mi oreja. Mostrándome unas tijeras me sostenía de los tobillos, evitando así cualquier movimiento por mi parte.-te lo dije una vez Támara, te quiero en mi cama.

-no son estas las formas-sollozaba mirando como cortaba la tela de mi vestimenta, una imagen demasiado fuerte para ser verdad.

-no sólo tú buscas placeres sexuales en el otro.-besaba mi cuello con lascividad y desespero.

Sus labios buscaban los míos, mi frialdad reinaba en el momento, tristemente derritiéndose con el paso del tiempo. Recibiendo su lengua, la cual jugaba con la misma.

La ferocidad abría paso al hambre y al deseo, deseo que nacía en mi por ese hombre.

***Gracias por leer.

¿Que les está pareciendo?

Embriagame (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora