capitulo 22

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Capitulo 22

-Eliot ¿Quién diablos es esta jodida zorra?-sonrió.

-esta jodida zorra como tú me llamas es la que se coge a tu novio cada vez que le tiene enfrente.-Eliot me mira incrédulo, pero luego lo hace con Olivia.

-maldito infeliz.-le golpea el pecho. Eliot luce serio.

-deberías atenderle mejor, ya vez luego los hombres salen a buscar en la calle lo que les falta en casa.-tomo mis cosas y pasando a su lado me detiene.

-¿no será que eres tú la que se le mete? ¿No eres acaso una jodida ninfómana?-algo en mi me dice que debo alejarme y no hacer nada, pero lía ya se levanta las mangas para darle un par de derechazos.

-Olivia.-Eliot le calla. Miro al maldito infeliz, podía decir que tenía algo en común con Olivia, ambas pensábamos eso de él.

Aun en mi desnudez camino hacia su lado. Examino a Olivia minuciosamente y finalmente le digo.

-¿Y si así fuera qué? ¿No es mejor ser una ninfómana a una estúpida cornuda?

-no es mi novia.

Me rio ante las palabras de Eliot.-nadie está aquí pidiendo tu opinión, se inteligente y no metas en pleitos de mujeres.

-maldita.-me abofetea y sonrió.

-cornuda y salvaje.-Eliot le toma por los brazos, y de nuevo con mis cosas en mano camino alejándome de la feliz pareja. una idea cruza mi mente y me detengo justo en el umbral de la puerta. -Si gustas un día podemos ir por un café y te enseño un par de trucos para para tenerle como perrito faldero, Eliot se sabe de memoria mi teléfono y dirección.

***

Me bebo hasta la última gota que queda en la botella, ganándome nada más y nada menos que la mirada de reprimenda de las mellizas.

Les ignoro y descorcho ya la segunda botella de la noche. Con botella en mano camino hasta el centro de la pista. Muevo mis brazos en el aire aun con la botella, provocando derramar un par de gotas. Un escalofrió me recorre al ver como Julie, ahora la traidora principal le señala a mi padre donde es que me encuentro, este me mira y niega. Con botella en mano miro en todas mis direcciones buscando un lugar donde poder escapar y estar sola.

Sin más corro sobre mis tacones, rogando para no caerme y llegar viva al menos a donde pueda estar sola. Entre pasos logro llegar a la piscina, donde el agua se mese con el aire. Me bajo de los tacones tomando ambos en mi mano libre, mientras que con la otra acerco la botella hasta mis labios.

Lanzo mi tacón al aire y entre giros este cae al agua salpicándome.

Cierro mis ojos por unos momentos concentrándome en el sonido de la noche, dejando de lado la música de fondo. Dejo caer mi otro tacón al pasto y bebo un poco más. Olivia tenía razón. Ella solo había confirmado en palabras lo que mi mente deducía. Era una zorra, y no cualquier zorra, si no una con todas las letras en mayúsculas.

Camino sintiendo el pasto bajo mis pies y me emociona el suave cosquilleo que este provoca. Lanzo la botella a la piscina y esta se estrella en la orilla.

Por primera vez en mucho tiempo a mi mente vienen imágenes mías junto a alguien, donde me veo felizmente de su mano. Algo cursi para mi mente pervertida. Tiro del lazo que ata mi vestido a mi espalda y este cae ante mis pies. Quedo en encajes y sonrió. Camino hasta la orilla de la piscina donde de esta sobresale un trampolín, me subo y comienzo a balancear mi cuerpo arriba y abajo, hasta que por fin me lanzo. Encojo todo mi cuerpo en forma de bolita y cierro mis ojos, prontamente siento el golpe contra el agua y el de mis pes contra el suelo, con los cuales me impulso para salir a la superficie. Recordando ligero detalle, no sé nadar. Miro en todas mis direcciones buscando cual es el lado más cercano a la orilla y estoy justo al centro, en la línea honda.

De puntillas me impulso lo más que puedo. Mi cuerpo logra flotar, si eso contaba como alguna técnica de nado, podía declararme una experta flotando.

Mis ojos captan el gran cielo estrellado y una relajación me recorre.

-¿Qué haces Tamara?-mi cuerpo se sacude ante la sorpresiva voz. El viento me agolpa de repente y siento mi piel erizarse, el frió logra calarme. -Ven acá.-pide con voz fuerte.

-no quiero.-mi cuerpo tiembla ante el frió, puedo jurar que mis pezones están casi congelados saludando a todos.

-ya no eres una niña, por favor ven acá.-y esa sola palabra de cuatro letras me hace en verdad creer que lo soy. -vas a resfriarte.

Cruzo mis brazos tras de mi cabeza.

No dice mas, solo su mirada me recorre. El solo sonido de una hebilla llama mi atención, le miro de reojo. Se desnuda frente a mí lanzándose al agua.

-hoy iras castigada. -Sonrió picara.

***Gracias por leer.

Embriagame (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora