capitulo 15

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Capitulo 15

Pasó mi vista de Julie a Vanesa, estas serias se miran y finalmente posan su vista en mí. Sonrió temerosa.

-vale,-habla Vanesa.-tú teoría comparadora de los hombres y los lentes me ha dejado un poco liada.-y ahí voy de nuevo a tener que explicarles.

-en pocas palabras tanto los hombres como los lentes te chingan de a poco.-Julie ahoga una carcajada.

-no todos.-defiende Julieta. La miro y acariciando mi hombro me atrae hacia ella.-cariño, tal vez solo has vivido malas experiencias, estas apenas conociendo chicos, tampoco es momento para que te cases al poco tiempo de conocerle.

***

Miro desesperada el reloj, muero por que termine la clase. Cuando esta termina salgo corriendo, incluso Julie quien me esperaba a las afueras de la universidad me frena. Ha venido a visitarme.

-¿A dónde vas?-me detengo a saludarle.

-a la cafetería.-me mira con duda.-tengo unos antojos horribles.

-¿Cómo de qué?-abre la puerta de la cafetería dejándome entrar primero.

-chocolates, algo con chile.-miro el estante.-unos tostitos rojos con salsa.-me mira.

-¿y ahora por qué?-pregunta analizando lo que posiblemente pedirá.

-odio que en mis días me den antojos horribles, por no mencionar los cólicos.-afirma y sé que me comprende.

Termino por pedir unos tostitos, un chocolate, unas gomitas y una coca cola. Julie me mira como si todo lo que llevo fuese para una manada. Nunca he sido la chica altamente delgada, pero tampoco gordita, siempre manteniéndome en la línea divisoria.

Ambas nos sentamos en una banca, ella con su típica ensalada y jugo verde.

-¿ya fuiste a la academia?-niego.

-desde la llamada de la directora algo anda mal.-le ofrezco de mi "comida" y esta niega.-me ha dicho que me tome unos días.

-¿a qué crees que se deba?-me encojo de hombros.

-no lo sé.-mi móvil vibra en mi pantalón y mirando la pantalla me doy cuenta que tengo un mensaje.

Julie mira a su alrededor, un silencio se instala y decido terminarlo.

-he hablado con papa.-sonríe.-esto es raro.-admito.-con Luis me llevo cinco años de diferencia, pero con el bebe que viene en camino son veintiuno.

Si, si mi padre bien amaba a mama hasta el momento de su muerte tampoco era de palo, debía reconstruir su vida. Hacia un par de años conoció a diana, una chica que se gano el corazón de nosotros, pero jamás sustituyendo a mi madre.

Julie ríe. -¿recuerdas nuestra plática respecto a la edad de Eliot?-por poco y dejo escapar la soda que estaba en mi boca.

-sí.

-tu padre se lleva once años de diferencia con diana, eso es una gran muestra de que la edad no importa.-pienso y pienso, eso era cierto, pero no, con Eliot las cosas eran distintas. No me gustaba, no me atraía y mucho menos sentía algo por él

-Julie, no todas soñamos con vivir en un castillo y un felices para siempre después de un beso bajo el altar. No trates de liarme con media ciudad por favor.

-pero con Antonio parecías ir muy bien.

-entiende, no quiero, no necesito y mucho menos pienso en tener un hombre. -Esta se extraña de mi comentario y hace un gesto que grita "ridícula" por donde se le vea. -tengo planes a futuro y un hombre intervendría en ellos.

***

Camino tarareando una canción en mi mente. La oficina de la directora se deja ver al fondo y con una sonrisa entro, esta me pide en un tono serio el tomar asiento. Hace una semana que no doy clases y hoy por fin me ha pedido que me presentara en la academia.

-¿Cómo has estado Tamara? - sonrió ampliamente.

-con ganas de volver. -revisa algo en su computador.

-me alegro, siempre has sido una alumna y maestra ejemplar. -agradezco su comentario y se levanta de su silla sentándose a mi lado. -cuando has pedido el traslado de la academia a esta, me han hablado maravillas de ti, la otra directora te adora.

Cuando estaba por entrar a la universidad, tenía que dejarlo todo y me dolía hacerlo. Opte por pedir un traslado, mi record era muy bueno, por no mencionar mis certificados en la danza y reconocimientos.

Algo en mi se alegra, siento la emoción de que algo está por cambiar.

-gracias.

-Tamara, a pesar de todo esto hay reglas que por más que queramos no se pueden romper.-le miro con duda. -por más que quise y quiero defenderte frente a los directivos, no puedo.

-no logro entender Dina.-la directora me mira y parece que lo que está a punto de decir en efecto le duele.

-Tamara, tus servicios en la institución ya no son necesarios. -me quedo en shock. Mi estomago parece dar un vuelco, mi nariz comienza a cosquillear y mis ojos a empañarse. -confió a ojos cerrados en ti, pero los directivos se han enterado, mi deber es despedirte.

-pero... yo nunca he faltado, soy la más puntual, no entiendo. -mi voz es ahogada.

-las cámaras de vigilancia han captado un comportamiento inapropiado. -lloro y con cero feminismo sorbo mi nariz, restregando el dorso de mi mano en esta. -puedo entender, ponerme en tu lugar, eres joven y muy linda, ha cualquiera se le alborotan las hormonas con un novio así.

-no es mi novio.-grito entre lagrimas.

-lo mejor será que no regreses.-habla con la mirada gacha. Algo en mi interior se quiebra. -puedo recomendarte a las mejores academias del estado, incluso del país. Pero no me queda más que agradecerte y darte tu liquidación.

Limpio con el dorso de mi mano la mucosidad que por mi nariz baja, es que llorando era todo un espécimen.

-gracias.-le agradezco y Dina me abraza. Sé que ella no ha sido la culpable.

Con las lagrimas invadiendo mi cara y las fuerzas agotadas camino hasta el salón de ballet, aquel donde me deje llevar por mis deseos carnales. Lanzo mi maleta hasta verla chocar contra el espejo. Me miro frente al espejo acariciando en este mi reflejo. Una Tamara roja como tomate, hinchada por llorar, lagrimas secas y unas mas corriendo por mis mejillas, un poco de rímel bajo mis ojos y aquel brillo de mucosidad. No era más que una mierda en estos momentos.

Me dejo caer en el suelo abrazándome a mis rodillas, ocultando mi cara entre estas. El baile más que un pasatiempo era parte de mi vida, aunque sabía muy bien había más escuelas, está más que cualquier otra era la que quería. Mi madre desde pequeña hablaba de cómo paso los mejores años de su vida aquí, aunque obligada al principio, logre encontrar una liberación de mi alma aquí.

Ahora era como dejar escapar otra parte de mi madre.

Eliot si bien era el culpable, yo también lo era. El por incitarme y yo por abrirme de piernas tan fácilmente.

A gatas me acerco a mi bolsa y recuerdo su mensaje de hacia unos días. Le busco y lo leo.

Eliot:

Tamara, necesitamos vernos. Sé que para ti es solo sexo, pero te necesito.
Pd. No olvides la visita a los viñedos.

Te quiere el viejo rabo verde.

Grito con su mensaje dejando escapar todo lo que en mi se acumulaba. Dina llega corriendo a mi lado y me abraza.

Eliot ya pagaría mañana por esto. Mañana en aquella casa vinicultora se alejaría por fin de mi.

Yo me encargaría de ello.

***Gracias por leer.

Embriagame (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora