capitulo 18

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Capitulo 18

Dejo el peso de mi cuerpo ceder, quedando pendida de los puños de Eliot. Este besando mi cuello ignora mi acto, clavando sus caderas en la mía para ejercer presión. Estoy entre Eliot y el pilar, gimo inconscientemente y como siempre lía ya se emociona.

-por favor no.-hablo atrayendo su mirada, esta fríamente me recorre.-debo irme.- es lo primero que me llega a la mente.

-tú no te iras de aquí.- acaricia mi mentón con el dorso de su mano.

-siempre peleamos y terminamos en sexo.-sus manos sueltan mis puños cogiéndome ahora por la cintura.

-Esta vez ahorrémonos la pelea y vayamos directo al sexo.-una de sus manos acaricia mi pierna llevándola a engancharse en su cadera.

La bipolar que vive en mi ya piensa en las miles de posiciones que este hombre me puede llevar a hacer, pero también me trae a los recuerdos de lo que he perdido gracias a él.

Me abrazo a su cuello cuando con su otra mano engancha mi otra pierna a sus caderas. Camina conmigo en brazos en dirección a las escaleras, me quedo mirándole como tonta un rato. Buscando alguna señal que me haga saber por qué todo lo que me ha dicho y hecho no logra mover ni un poco de nada en mí. Pero simplemente yo se la respuesta, yo sé que me hago tonta ante el hecho.

Me aparto de abrupto de Eliot dejando caer mi cuerpo en la cama. Eliot me mira y entre lágrimas le digo "no puedo". Me aparto de ahí llegando al primer piso de la hacienda. Llega corriendo tras de mí y me abraza.

***

Sus ojos me escanean y buscan algo que yo no puedo darle, me siento simplemente vacía de sentimientos hacia él. Acaricia mi cabello y mis ojos amenazan con cerrarse nuevamente. Antes de que caiga en brazos de Morfeo nuevamente me levanto y con su mirada clavada en mi cuerpo me encierro en el tocador.

Me miro frente al espejo y ahí estaba la Tamara horrible, aquella que me molestaba tanto ver. Con los ojos de mapache después de tanto llorar y las mejillas hinchadas. Sin pensármelo me doy una bofetada. Miro mi reflejo y me asusto de lo que veo, mis dedos están marcados en mi mejilla, la cual arde. Nunca antes había lastimado mi cuerpo de tal forma.

Los sollozos me acompañan y me siento decaída, ¿Qué me pasaba? Miro con algo de horror mi mano y me maldigo internamente. No podía hacer esto. Me levanto del suelo y abro la perilla del agua caliente, templándola me meto bajo el chorro.

La tina comienza a llenarse bajo mis pies, el agua se desliza por mi cuerpo. Acaricio este sintiendo mis pezones despertarse ante el tacto. Mi entrepierna hormiguea ante el roce y me dejo recostar en la bañera. Mis piernas se abren ansiosas ante la inesperada visita de mis dedos. Mis pliegues se hinchan ante las sensaciones placenteras. Mi espalda se arquea y de mi boca se emiten sonidos vagos.

El chorro de agua agolpa en aquella tan delicada zona y mi mente se viaja a lugares inexplicables. Mi cuerpo cedía muy fácilmente ante cualquier incitación sexual, sentía que estaba mal. Mal porque de apoco se volvía en una necesidad. Las imágenes visitan mi mente, imágenes donde soy embestida con rudeza y grito de placer. Placer que me provoca el sexo.

Mis caderas bailan al ritmo de mis dedos, puedo sentir mis fluidos tan distintos al agua. Mi vagina recibe con felicidad uno de mis dedos, Lía, ella estaba más que contenta de ello. Las sensaciones se acumulan dan la bienvenida a un orgasmo, orgasmo que ciertamente no logra llenarme.

Envuelvo mi cuerpo en una toalla y camino fuera del tocador. Rebusco entre la habitación encontrándola vacía, miro la hora y me sorprendo. Ocho quince de la noche. Miro en todas las direcciones encontrando al fondo un closet, camino hasta él y de un cajón saco una playera y de otro unos bóxers, me los coloco.

Me miro en el espejo y esto me queda tal y como lo hacia la ropa de Antonio, un poco grande pero tampoco para exagerar. El silencio que hay en la hacienda me inquieta. Camino hacia afuera topándome con el pasillo, continúo hasta llegar a la planta baja. En esta el ruido de cubiertos y ollas rompe el silencio. Al llegar a la cocina rio con la imagen. Eliot con un par de pinzas mueve un poco de pasta que parecía pegarse al sartén.

-¿difícil?-pregunto tomando la sartén por el mango y empujándole con mis caderas para obtener el espacio frente a la estufa.

-poco.-responde como siempre casi comiéndome con la mirada.-la pasta suele ser mi especialidad.-contesta tras de mí, me aparto un poco.-no sabría decirte que paso.

Le ignoro y me concentro en preparar un platillo un poco distinto a lo que él tenía pensado. Verduras al vapor y pescado. Casi una hora después estamos frente a la mesa sin decir nada, el silencio es algo tenso.

Y como siempre la parlanchina que llevo dentro decide hacer de las suyas.

-¿Cómo le hiciste para que el director me dejara quedarme?- bebo un poco de agua.

-tuve que decirle que te sentías mal, Antonio ayudo.-admite.-le he llamado a Julie para que dijera que soy algo así como tu primo.-me rio escupiendo poco del agua que en mi boca había.

-¿eres idiota?

-era eso o dejarte ir como mapache de mi hacienda.

-hubiera preferido eso, antes de quedarme aquí.-su mano acaricia mi rostro.

-se que mientes Tamara.-niego.-tu cuerpo,-sus dedos recorren mi cuello.-no te apoya en tu respuesta.-su pulgar acaricia mi aureola por sobre la playera, mis pezones ya sobresalen en esta.

-sexo es...

-sexo.-completa la frase por mi.-Tamara déjame brindarte sexo cuando quieras y cuando yo también lo quiera.

-Eliot no soy una esclava sexual.-mis piernas se abren de apoco con su mano.

-en vista de que tampoco te gusta ser una chica de novios, no veo por qué no serlo. Míralo como un beneficio para ambos.

-¿Qué ganas tu?-me sonríe. Aparta su dedo de mi entrepierna y este brilla por mis fluidos.

-hacerte vibrar bajo mi cuerpo, verte pedir por mas, sentir tu cuerpo contraerse ante el placer.

-¿Qué ganaría yo?

-ser libre.

-no tiene sentido.

-no seriamos novios.-mira hacia la ventana frente a nosotros.-tu mayor gozo es ser libre, no tener ataduras. Quiero compensarte por lo que hice. Déjame darte una academia entera para ti.-me rio frente a su cara.

-eso me convertiría en tu puta personal, sería como alquilarme.

-si así lo quieres ver.

-es que eres un jodido desquiciado. Contrata una sumisa, mastúrbate, yo que sé, pero a mi no me metas en tus fantasías sexuales.

***Gracias por leer.

Embriagame (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora