Capitulo 2

548K 31.9K 7.4K
                                    

—¿Podría explicarme un poco más acerca del trabajo? —Necesito que esto acabe cuanto antes. El aire comienza a faltarme.

—Claro —dice con media sonrisa y sin dejar de mirarme. Alza su mano y me indica un lugar para sentarme. Me acomodo y espero a que él haga lo mismo en la silla que tengo enfrente—. ¿Has trabajado alguna vez?

—No señor, sería mi primer empleo. Acabo de dejar mis estudios para dedicarme al mundo laboral.

—¿Por qué razón? —Me tenso de nuevo. No esperaba este tipo de preguntas tan personales, pero siento que debo ser sincera.

—Mi padre murió hace unas semanas y en casa hace falta el dinero.

—Lo siento —dice secamente. La expresión de su rostro no va acorde con sus palabras.

—¿Estás sola entonces? —niego con la cabeza.

—Vivo con mi madre y mis hermanos pequeños.

—Oh... —levanta una ceja—. ¿Tienes pareja?

—Señor... —Cambio mi postura, nerviosa, y trago saliva. Temo que mi respuesta no sea de su agrado, pero no puedo callarme—. Creo que esa pregunta no tiene nada que ver con el empleo.

—¡Tiene más de lo que crees! —dice malhumorado y me asusta—. Necesito saber si tienes pensamientos de boda o de tener hijos. Si es así, no podré contratarte. No quiero que cuando lleves trabajando algún tiempo para mí y empieces a ser eficiente te largues y me dejes tirado.

—Ohm... perdone. —Me siento idiota. No debo ser tan desconfiada. Tiene razón—. No tengo pareja ni intención, por el momento. —Sonríe de nuevo y me relajo. Parece que se ha quedado conforme con mi respuesta.

—¿Te habló Lorena del sueldo? —asiento. Cuando esa mujer me dijo lo que cobraría no podía creerlo. Es casi el doble de lo que ganaba mi padre—. ¿Sabes limpiar y cocinar?

—Sí. Llevo haciéndolo desde que era pequeña. Mi madre está enferma y siempre que puedo me hago cargo de la casa.

—¿Tienes disponibilidad para viajar?

—Muy poca, señor. Como ya le comenté, mi madre no está bien y necesita atenciones. —Arruga su frente, pensativo.

—Pídele a alguien que cuide de ella. Cobrarás el doble cada vez que tengas que salir del país y podrás costearlo.

—¿El doble? —digo sorprendida. Es mucho dinero—. Si es así, no creo que haya problema. Conozco a alguien que podría hacerse cargo mientras yo no estoy. —No puedo dejar pasar esta oportunidad. Podré pagar nuestras deudas y mis hermanos tendrán un futuro si lo consigo. Tengo que hacérselo entender a mi madre.

—Tengo varias propiedades en otros países y tendremos que desplazarnos con frecuencia. ¿Tienes pasaporte?

—No tengo nada de eso. Nunca he viajado fuera de España.

—Entonces necesitarás varios documentos para que podamos hacer la compra de tus pasajes. Imagino que si estás mal económicamente no podrás hacerte cargo del coste que eso implica. Por ello te haré un adelanto económico que me devolverás con tus primeros ingresos. —Me sorprende su confianza hacia mí—. ¿Cuándo podrías empezar? —Se echa hacia atrás y cruza los brazos. Siento su mirada en mis pechos y cruzo los míos disimuladamente.

—Podría empezar hoy mismo si usted lo cree oportuno. —Cuanto antes me incorpore antes llegará mi sueldo y estaremos más desahogados.

—Empiezas el lunes. —Mi corazón comienza a latir con fuerza.

—¿Eso quiere decir que me contrata?

—Así es. Vas a estar en período de prueba durante quince días. Si haces bien tu trabajo te alargaré automáticamente el contrato.

La Marca de Sara - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora