DOMINGO 19

63 8 0
                                    


Me había venido a buscar en el parque y luego salimos otra vez. Su coche estaba allí aparcado. Era un descapotable negro, más bien de color grisáceo. Nos sentamos en él y tengo que decir la verdad, me sorprendió, me sorprendió que tuviese un coche como ese. Nunca pensé que Alex podría preocuparse por tener un trasto como aquel, pero realmente parecía estar muy bien cuidado. Quizá no conocía tan bien a Alex como me pensaba. Me estremecí, ¿De verdad conocía al piloto de ese coche?

-¿En qué piensas?- Lo miré y seguí mirando al frente, nos dirigíamos a las afueras de la ciudad. Por un momento, entre mis venas corrió el medio. Parecía estúpido, sabía que era muy estúpido. Llevábamos mucho tiempo conociéndonos. Casi era Navidad, eso quería decir que nos conocíamos desde hacía cuatro meses o más. Pero solo nos veíamos los domingos. ¿Realmente nos conocíamos tanto?

-¿A dónde vamos?- Sonrió. Nos miramos unos segundos y volvió la vista a la carretera. Sabía que no me respondería, yo tampoco lo había hecho antes. A pesar de conducir y no mirarme sonreía. ¿Cuántas veces esa sonrisa había escondido la verdad? ¿Cuánto tiempo aguantaría escondiendo la verdad?

-Lejos, para estar tranquilos.- Sonrió, pero yo no lo hice. Notó mi intranquilidad.- No te preocupes que habrá más gente, no pienso raptarte.- No sabía si lo había dicho de broma o simplemente como un comentario más, que se uniría al mundo.- Pero te he traído algo para que leas por el camino. Está en la guantera.

Busqué en la guantera y la verdad no fue difícil. Cuando la abrí salió una carpeta de cartón que había estado puesta a presión. Me la puse en el regazó, de reojo pude ver como Alex iba mirándome de tanto en tanto. Por su cara deduje que esperaba que me sorprendiera. Así que la abrí para no hacerlo esperar más. En el interior solo había papeles, pero ese tipo de papeles de cuando firmas un contrato: llenos de letra, mucha letra y un montón de hojas. Esperaba que no pretendiera que me leyera todo eso. Y de nuevo, por mi cara añadió.

-Solo tienes que leer el principio.- Y eso hice. La verdad es que no supe cómo reaccionar. Lo volví a guardar todo en la carpeta y me lo quedé mirando. Sonreía pero no como antes, estaba vez si parecía verdaderamente feliz.- ¿Te gusta?

-Dios mío, no puedo creerlo. ¿Cómo lo has hecho?

-Me dijiste que para poder tener una cita contigo tenía que conseguir el parque. Así que es esto lo que he hecho. ¿Te gusta?- Le sonreí.

-Claro que me gusta, si pudiese ahora mismo te abrazaba.- Y como siempre, sorprendiéndome en cada acción paró el coche allí en medio.

-Ya puedes abrazarme.

Y me lancé a sus brazos como nunca antes había hecho. Alguna vez lo había abrazado, pero no como ese día. En ese momento supe que había algo entre nosotros que no podía simplemente ignorarlo. Sabía que en cierto modo lo quería, sabía que quería pasarme toda la vida entre sus brazos. Quizá no fuera el mejor abrazo del mundo por la posición en la que estábamos, pero era genial encontrarme ahí debajo. Los pitidos de los coches nos hicieron reaccionar. Los sonidos de los cláxones me hicieron volver a donde estábamos, qué tipo de situación era. Y todos mis pensamientos volvieron a mí. Sonreí, me sentía mal por mentirle de esa forma.

Cuando llegamos al sitio el cual era una cabaña de madera bastante grande. Había un cartel luminoso con el nombre del restaurante. Parecía antiguo así que muchas luces estaban fundidas y no se podía leer con claridad. Se bajó rápidamente del coche y me abrió la puerta, le sonreí y como si fuera un acto reflejo lo volví a abrazar. Esta vez muy fuerte, demasiado fuerte, lo noté moverse entre mis brazos y los aflojé. Después él me lo devolvió. Inspiré, cogí aire y su olor me invadió. Por un momento tuve ganas de llorar. Aspiré fuerte y me las aguanté. Olía bien, olía a tabaco con jabón y alguna cosa más. Su pecho se movía lentamente, subía y bajaba. A veces notaba su corazón, no estaba nada acelerado ni como el día en que subió a mi cuarto y me empotró contra el escritorio. Oí su voz, desde ahí sonaba diferente, aunque a lo mejor solo me lo imaginaba.

Atentamente, tu Alex || en corrección ||Where stories live. Discover now