DOMINGO 2

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En el comedor estaba toda la vida de mi casa, el corazón de allí salía la puerta para el despacho de mi madre, el estudio de mi padre, la cocina y las escaleras para ir arriba. Siempre tiene que haber un corazón en cualquier sociedad. Esa parte u organización que bombea todo lo demás. Cuando más te alejabas del comedor, menos vida social tienes. Mi cuarto estaba al fondo del pasillo, en la segunda planta y cuando no estaba allí, me encontraba a metros bajo el suelo, era un poco fantasma siempre.

Estaba tumbada en el sofá y escuché el ruido de las llaves en la cerradura, mi tiempo de tranquilidad se acababa en cuanto ella cruzara la entrada. Mi hermana entró por la puerta grande. No es que mi puerta fuese grande. Simplemente es que ella la hacía así. Todo era a lo grande con ella. Y Bruu entró a su lado y parecía feliz. Y eso que no entiendo de perros. Mi hermana también parecía feliz. Y eso que no entiendo de personas. Tenían una buena comunicación. Y ninguno de los dos se había olvidado del otro. Aunque creo que Bruu me había perdonado por haberlo dejado en el parque, no estaba segura.

Dejó las llaves y todo lo que llevaba encima. Desató a Bruu. Meneó su cabeza. Todo a lo grande. El perro se acercó a mí y me lamió la cara , me había perdonado, por lo que respectaba a mi hermana tenía que impresionarnos, incluso a nosotros que ya no éramos impresionables. A pesar de eso, a veces lo lograba. Pero así era ella. Así era Dani, Danielle Martins. Espectacular en todos los sentidos. A veces odiaba ser su hermana. Suerte que no nos parecíamos. Al menos ya no.

- Me he encontrado a Alex. - Nadie le contestó. En nuestra familia, la gente tendía a saludar antes a Dani que a los demás, incluso los amigos de mis padres que iban hacia ella y después se dirigían hacia ellos. Nunca pareció importarles a mis padres que ella llamara más la atención que ellos mismos. Si en algún momento llegó a molestarles, al entrar en casa todo se iba. Desde pequeñas éramos bastantes independientes. Era llegar y mis padres parecía que ya no hicieran la función que les toca como tales, era por eso que en parte todos pasábamos del resto y a veces saludabas y nadie se daba cuenta, como si no lo hacías. Era como hablar solo - Callie. Te hablo a ti.

- ¿Qué? – Como andaba diciendo, en esta casa nadie escucha a los demás si es que no puedes llamar la atención y como Dani ya había probado todos los modos posibles, ya no tenían efecto.

- He hablado con Alex. – Asentí sin saber que decir.

- ¿Qué Alex? - Dani puso los ojos en blanco. Le molestaba que me hiciera la estúpida, pero ese día había algo que me agotaba y no estaba para pensar. Era mejor ver los vídeos que me mandaban mis amigos. – Dani, estoy ocupada, ¿Qué quieres?

- Sé que te acuerdas...- Iba decirle que no, pero no quería que la conversación durara más de lo que iba a hacerlo.  Así que asentí como si me interesara lo que me iba a decir a continuación. - El tío del banco.

- Ajá. - El creído, fumador, teñido e idiota. Ya recordaba y una sensación extraña volvía a mí. Volví a mirar mi móvil y a seguir con mis cosas

- Me ha dicho que estuvo hablando contigo. Le has caído bien. Dice que puedo llevarte a una de sus fiestas. – Paré el vídeo y la miré

- Genial. Ahora ya no necesito el permiso de nuestros padres para ir de fiesta. Tengo el de Alex. – Puse los ojos en blancos. No sabía que contestar, tampoco es que mis padres fueran a hacernos mucho caso.

Este tío es un completo idiota. Me levanté y dejé mi taza de café vacía en la mesa de la cocina. Y me fui a mi cuarto. El móvil vibraba mientras subía las escaleras. El pasillo era tan largo que era vergonzoso irse. No podías hacer una salida espectacular porque todo el mundo te veía marchar. Hasta el final porque mi cuarto era la última puerta, a la vista de todos.

-  Ha dicho que no nos parecemos cuando nos hemos encontrado esta mañana. – Sabía que tenía esa sonrisa triunfadora en la cara. – Por cierto, ver vídeos de chinos no es estar ocupada.

-  Son coreanos y déjame en paz. - Sonreí. Quizá en el fondo no fuese tan gilipollas. Perdón. No fuese tan idiota. Y si un tío como aquel, que pasa de todo, se había dado cuenta de que no soy como mi hermana mis esfuerzos habían servido para algo. Aunque solo lo hiciese para quedar bien con mi hermana, no me importaba, ya estaba acostumbrada. Total, todo el mundo le tira la caña. Todo gira a su alrededor, yo soy la hermana de Dani y no Callie. Me pregunto si algún día me voy a olvidar de mi nombre.

-     Por cierto, la fiesta es el sábado por la noche. – Di un portazo para dar la conversación como cerrada, me dejé caer a la cama y continué viendo un vídeo de los coreanos que decía mi hermana, que en realidad eran BTS y mi preferido era Namjoon, conocido como RM, aunque el más sexy era Taehyung, aunque su nombre artístico es V y el resto es que no sé distinguirlos, aunque estoy en ello, quiero decir que me gustan y quiero saber como se llaman. Pasaron diez segundos de canción y bloqueé el móvil y lo dejé caer en la cama. Suspiré.

Di vueltas en la cama pensando, no podía dormir, ocupaba toda mi mente. Joder. Nadie había dicho que fuese a ir, pero conocía tan bien a mi hermana. Si hacía falta traería la fiesta a nuestra casa, no podía permitirse perder su estatus social por mi culpa. Era imposible. Mierda, tendría que ir. Con suerte no tendría que verle. Y eso esperaba. Tenía el móvil en la mesita de noche y empezó a vibrar como loco, lo cogí. Eran mis amigos, cómo quedábamos para el domingo ir a la fiesta de "ese tío que es amigo de Dani Martins".

Atentamente, tu Alex || en corrección ||Där berättelser lever. Upptäck nu