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Llegó lo más rápido que el taxi pudo hasta la casa de Martin, tocó varias veces el timbre hasta que él apareció.

—Carajo, vas a romper el timbre—dijo el chico en un tono molesto pero con una sonrisa divertida en el rostro—. ¿Tanto me extrañas?

—Me gusta Billie.

—Wow—dijo Martin—. Estoy sorprendido, es que sí, completamente sorprendido—dijo sarcástico, Adam frunció el ceño.

—Hablo en serio, me gusta Billie.

—Yo también hablo en serio—respondió—. Por dios, dime algo que no sepa ya. Te dije, Freud no se equivoca. Lo que realmente sí me sorprende es el tiempo que te llevó para darte cuenta, ¿tan difícil era aceptarlo?

Adam lo empujó dentro de la casa y cerró la puerta. Martin iba a hacer un chiste sobre esa situación pero prefirió callarse cuando vio a su hermana pequeña en el sillón de la sala mirando la escena.

—Hola Adam—sonrió ella, a pesar de tener doce años, tenía las agallas de coquetearle a su amigo—. Estás muy lindo hoy, siempre lo estás.

—Soy muy grande para ti.

—Ahora, pero en diez años no notaremos esa diferencia—sonrió, Martin se acercó a uno de los sillones y tomó un cojín para lanzárselo a su hermana.

—No lo asustes, Corina—le dijo y se llevó a Adam hasta la cocina—. Ajá, te gusta Billie, ¿qué harás con esta situación? —preguntó mientras tomaba una manzana de la cesta para llevársela a la boca.

—No sé, ¿qué debo hacer?

—No me preguntes a mí, yo no sé nada sobre mujeres ni relaciones—comentó—. Por suerte—murmuró.

Adam se lanzó a la cama boca abajo y pegó un grito, Martin lo vio desde su puerta, ¿eso era el amor? Porque estaba agradecido de no sentirse de esa forma con alguien.

— ¿Se lo dirás?

—Se supone que debo hacerlo.

—También debes hablar con Dione—le recordó su amigo. Adam asintió, o hizo el intento estando acostado.

—Con eso hay un problema, Dione también me gusta. ¿Es posible que dos chicas te gusten a la vez?

—No puedes amar a dos personas al mismo tiempo, siempre habrá una que te guste más—le dijo—. Es como eso del hijo favorito, los padres dicen que no, pero todos sabemos que sí.

— ¿Y si conmigo no es así? —preguntó—. ¿Qué pasa si me gustan las dos?

—No puedes estar con las dos—dijo—. Bueno, si ambas aceptan el poliamor quizás sí—comentó interesado—, pero igual, ambas deben estar de acuerdo y debes comentarles todo sobre la situación.

—No voy a tener una relación poliamorosa—respondió volteándose—. No está en mis planes.

—Vale, entonces no debes darle esperanzas a ambas, debes escoger a una y terminar la extraña relación que tienes con la otra—le dijo—. Debes escoger, y si no quieres escoger, bien, no te quedas con ninguna pero no puedes tener a ambas.

—Lo sé—mencionó y pensó en la posibilidad de Dione, ¿qué pasaría cuando ella se fuera? ¿Estarían juntos igual?

Estaba decidido, tenía que hablar con ella primero antes de poder hablar con Billie.

Y no era momento para perder el tiempo.

Fuera De TextoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora