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— ¿Lo mismo de siempre Adam? —preguntó Dione, Adam asintió.

— ¿Cómo sabes qué es lo que pido siempre? —le dijo extrañado, no le parecía malo sólo un tanto curioso.

—Billie lo comentó, —respondió la castaña —. ¿Te gustaría salir un día? —se atrevió a preguntar, Adam la miró y ella le dio una media sonrisa. Podía decirse que se encontraba nerviosa con su respuesta.

Adam sería su primer amigo en la ciudad y no quería arruinarlo.

—Claro, sí—respondió—. ¿Qué tal el sábado?

—Sí, puedo pedir el día libre —sonrió, le sirvió su helado y se lo entregó.

—Te mandaré un mensaje para ver a donde podemos ir—dijo para luego tomar el helado e irse a una de las mesas del lugar, a mitad de camino se dio cuenta que no tenía su número por lo que se devolvió y la miró un tanto divertido—. ¿Me das tu número? —Dione rió y asintió, Adam le entregó su celular y ella anotó el número para luego regresárselo.

Esta vez, caminó con una sonrisa en su rostro hacia la mesa. Pasó al lado de Bruno y su novia y los saludó a ambos con la mano para sentarse luego en su mesa y concentrarse en comer su helado. Al terminar sacó de su mochila la libreta que siempre llevaba; o como solía decirle: su bitácora.

Ahí escribía cada idea, cada pensamiento, cada frase que pudiese ayudarle en su historia. Le dio una mirada a Dione y notó a Billie a su lado, la pelirroja le sonrió y éste a saludó con la mano.

Prefirió no pensar tanto en Billie y creyó que lo mejor sería escribir en su bitácora cómo se sentía.

«Siento su mirada, la siento y me gusta.

Me gusta que me mire, ¿acaso está mal?

No puedo darle lo que ella quiere, pero me gusta tenerla cerca. Intento no parecer un patán aunque realmente creo que lo soy; es sólo cuestión de tiempo para romper su corazón.

Oh Billie, no es culpa mía enamorarme de alguien que no es real.

No es culpa tuya pensar en un nosotros, yo incluso llego a pensarlo, pero es imposible, no puedo continuar en ello.

Estar a tu lado hace que mi corazón se apriete ¿qué significa eso?»

¿Escribiendo?—soltó el bolígrafo al escuchar la voz de Bruno frente a él. El moreno se rió—. Pero no te asustes.

—Me sorprendí—respondió—. ¿Y Bianca?

—En la baño—se sentó en la mesa con él—. ¿Qué escribes? ¿Juramentos de amor para Dione?

—Es sobre Billie—dijo—. Es para la clase del viernes de mi curso—Bruno lo miró interesado.

— ¿Curso?

—Escritura creativa, ayuda mucho si te gusta escribir pero no sabes qué.

—Me gustaría entrar, ¿se puede? —Adam asintió.

—Son todos os viernes en la noche. Cuando llegue a mi casa te paso el link de la página para que te inscribas—Bruno asintió emocionado, le gustaba escribir aunque no como Adam.

Adam deseaba ser escritor, Bruno prefería las cosas más sencillas, más para él.

—¿Qué tienes con la nueva chica? El ahora amor de tu vida porque se llama como tu personaje ficticio.

—Nada.

—Te está mirando mucho—dijo—. Bueno, mira hacia acá, y sé que no me mira a mí—comentó, Adam volteó a ver a Dione y en efecto, ella lo estaba observando.

Lo saludó desde lejos y quitó la mirada para acomodar unos vasos en el mesón. Adam la observó, ella era tan real, se veía tan ella, tan Dione, tan la verdadera Dione. Se volvería loco de solo pensar en la posibilidad de que ella podía ser la misma.

Su parte lógica le decía que no lo era, que era imposible que lo fuese, pero su corazón le gritaba que por favor lo fuese.

¿Qué hacía en esa situación?

¿Qué debía seguir?

¿Su razón o su corazón?

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#SabadoEnTexto

Fuera De TextoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora