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—Me gusta Dione—se dijo en voz alta cuando la imagen de Billie llegó a su cabeza—. Adam, te gusta Dione.

Se lanzó a su cama boca abajo, no podía continuar escribiendo porque cada letra le recordaba a Billie. ¡Qué injusto era!

Suma se subió a la cama y pasó su lengua por su cara, Adam se movió y luego se rió al ver a su perra.

—Eres una niña muy loca, Suma—le dio un beso y la cabeza—. Si tanto solo todo fuese tan fácil, así como tú lo eres—la perra se subió a su pecho y se acostó sobre él—. Me siento tonto cada vez que te hablo porque sé que no me entiendes.

Miró su celular, eran las cuatro de la tarde, podía ir a Sunny Ice pero sabía que estarían Billie y Dione ahí y en ese momento no quería ver a ninguna

—Vamos a dar un paseo, Suma—se levantó de la cama con Suma en manos, la colocó en la cama—. Voy al baño, me cambio y vamos—le explicó como si ella lo entendiese a la perfección y entró al baño para orinar rápido.

Al salir se cambió la playera y buscó la correa de Suma para ponérsela y tomarla en los brazos y así salir de la casa. En el parque, se compró un helado y se sentó un rato para comérselo. Miró su celular y vio que tenía un mensaje de Billie pero prefirió no revisar, no estaba listo para ella en ese momento.

— ¡Adam! —escuchó y se dio cuenta de que Dione caminaba hacia él—. ¿Cómo estás? —le sonrió—. No viniste hoy a Sunny Ice y estás comiéndote un helado, traidor—Adam rió nervioso.

—Suma quería venir al parque y en Sunny Ice no aceptan animales—mintió, realmente no sabía si aceptan, posiblemente no lo hacían—. ¿Cómo estás tú? —ella le dio una mirada al Suma.

—Oh por dios, que cosita más linda—sonrió y acarició a Suma, ella movió su colita mostrando su aceptación. Miró a Adam y le sonrió—. Estoy bien, creo—dijo—. A Billie también le pareció extraño que no estuvieras hoy

— ¿Ella te lo ha dicho?

—No, pero lo sé, se veía como si estuviera esperando a alguien, sé que eras tú—le dijo—. ¿Pasó algo entre ustedes?

—No, ¿por qué lo dices?

—Ya no se hablan, se supone que son amigos.

Amigos.

Sí, se supone que lo eran, pero entonces ¿por qué se sentía tan extraño últimamente con ella?

—Mañana paso por Sunny Ice y le hablo.

—Mañana es martes, ella no está—era cierto, se le había olvidado.

Dione recostó su cabeza en el hombro de Adam y el acarició su brazo para luego abrazarla. Ella se sentía tan real, la quería demasiado, había esperado mucho tiempo estar de ese modo con ella. Le había escrito tantos poemas, tantas historias deseando que fuera real y lo consiguió, ella ahora lo era.

Dione era real y él estaba enamorado de ella.

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Fuera De TextoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora