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Adam no quiso ir a Sunny Ice ese día, tenía que verse con Dione a las siete para conocer a su abuela y la idea le causaba ansiedad. Nunca había tenido que pasar por eso antes, había ido a casas de sus amigos, claro está, pero los conocía desde pequeños que esa idea de la primera impresión no estaba siquiera en su cabeza.

¿Qué debía hacer? ¿Qué debía decir? ¿Cómo debía comportarse?

Le había escrito a Martin sobre el tema y este sólo le dio el peor consejo (mentira, era el mejor) que alguien podía decirle: se tú mismo.

¿Cómo era él mismo?

Estaba tumbado en su cama mirando una película de Tarantino mientras en su cabeza se le venía a la mente las mil y un versiones de cómo podía presentarse con la abuela de Dione. Cuando conoció a la mamá de Billie todo era más fácil, porque en realidad la había conocido a ella antes que a Billie, y luego de eso no ha tenido que conocer a ningún padre.

Seguro hubiese sido más fácil si tuviese que conocer a la abuela de Billie que la de Dione.

Negó ante esa idea, no tenía que estar pensando en Billie cuando algo así de importante estaba a punto de ocurrir. Aunque quizás...podía escribirle y conocer su opinión.

Su opinión femenina, claro.

—No—soltó el celular. Era mejor no hablarle a Billie en ese momento, sólo podría hacerlo confundir más.

Vio la hora y supo que debía levantarse para conducir hasta el SuperPot y comprar algo para llevar, todavía faltaba una hora para las siete pero era preferible llegar temprano que tarde. Colocó un poco de música y Julia Daniels apareció en la radio inundando con su música todo el auto.

Adam no lo admitiría, pero era realmente un admirador de su música. Muy en secreto, era como su placer culposo. Al llegar al SuperPot, no se contuvo más y le envió un mensaje a Billie.

Adam_6:17pm:

Estoy a unos cuantos minutos de conocer a la abuela de Dione, ¿algún consejo?

Billie_6:18pm:

Sé tú mismo.

Adam_6:18pm:

Eso mismo me dijo Martin.

Adam_6:18pm:

Spoiler: no funciona.

Billie_6:19pm:

Jajajajaja

Billie_6:19pm:

Lleva chocolates, eso siempre ayuda.

¿Chocolates? Estaba en un SuperPot, podía conseguirlos. Esperaba que sí funcionara porque no sabía cómo impresionar a la abuela de Dione. No sabía cómo impresionar a alguien en realidad, nunca se había preocupado por eso y ahora no sabía qué hacer.

Se bajó del auto y entró al gran local, fue hacia un pequeño kiosco de películas y alquiló dos de Leonardo DiCaprio, si no se impresionaban por sus buenos gustos en películas, no sabría qué hacer. También pasó por la dulcería y tomó un par de chocolates y una bolsa de papas para luego pagar todo.

Al llegar a la casa de Dione, vio la hora en su reloj y sonrió porque había llegado cinco minutos antes. Estaba más que a tiempo y se felicitó por eso, llegar a la hora siempre causaba una buena impresión.

Tocó el timbro y a los minutos Dione salió por la puerta, le dio una sonrisa y se acercó para besar su mejilla. Lo invitó a pasar y pudo ver a una señora sentada en el sillón de la sala mirando la televisión, supuso que era su abuela.

—Abuela, él es Adam, el chico del que te hablé—dijo Dione acercándolo un poco a ella, su abuela volteó y sonrió.

Se levantó del sillón y se acercó a ellos, le dio un abrazo a Adam que lo dejó bastante sorprendido.

— ¡Muchacho! Un gusto conocerte, que alto eres—comentó, Adam bajó un poco la mirada avergonzado pero agradecido de la confianza que la señora le había mostrado.

—Cenaremos papas al horno, ¿te gustan? Papas con un poco de salsa y pastel de vegetales—habló Dione.

Adam no tenía ni idea de qué era un pastel de vegetales, así que sólo asintió creyendo que así no le harían muchas preguntas al respecto.

La cena pasó agradablemente rápido para Adam, la abuela de Dione le hizo unas cuantas preguntas sobre él y su escritura e incluso hablaron un poco sobre Cortázar y las razones por las que deberían pedir leer Rayuela en el colegio. Le había agradado la abuela de Dione, y ella se tomó el tiempo de hacerle saber que también le había agradado conocerlo.

—Iré a mi habitación, los dejaré solos—dijo la abuela luego terminar de recoger, con ayuda de ellos la mesa.

—Alquilé unas películas de Leo, ¿quieres verlas? —preguntó Adam, Dione asintió.

Adam buscó las películas y le pidió a ella que eligiera cual ver. Dione escogió El Origen, acotando que nunca la había visto. No llevaban media hora de película cuando ella empezó a quejarse.

—No entiendo nada de lo que está pasando, hagamos mejor otra cosa.

«Seguro Billie si la hubiese entendido»—pensó y paró la película que tanto le gustaba.

— ¿Qué quieres hacer?

—Vamos a mi cuarto—tomó su mano y lo levantó del sillón.

Adam la siguió hasta la puerta de su habitación y apenas entró se arrepintió de estar ahí, sabía qué sucedería ahí. Quería hacerlo, pero una parte de él le pedía que huyera lo más rápido posible.

Dione se sentó en la cama y le hizo señas para que él hiciera lo mismo. Adam se sentó a su lado un poco ansioso; ella apoyó su cabeza en el hombro del chico logrando que se tensara. No sabía sí debía moverse, o permanecer callado hasta irse.

Ella se separó un poco y volteó a verlo, alzó su mano y la acercó al rostro del chico acariciando lentamente la mejilla, Adam cerró sus ojos y suspiró, tenía que dejarse llevar, no podía permanecer tenso toda la tarde, así que intentó sacar todos sus pensamientos de su cabeza.

Dione se acercó mucho más a él y tomó sus labios convirtiéndolo en un beso, Adam llevó sus manos al cuello de la chica y la atrajo un poco más hacia él. Ella se acomodó sobre sus piernas y dio besos cortos en sus labios para luego moverlos hasta el cuello del pelinegro.

Adam abrió los ojos y la miró, su rostro tenía un par de pecas esparcidas por las mejillas, no las había notado, se parecían a las de Billie.

Billie...¿Cómo sería si ella estuviera en vez de Dione? ¿Le gustaría más? ¿Se sentiría mejor?

Intentó ignorar esos pensamientos, pero se le hacía imposible. Cada beso que Dione le daba, creaba en él una duda sobre Billie, ya la había besado antes, ¿por qué no volver a hacerlo?

Quiso callar sus pensamientos sobre la pelirroja, estaba mal. No podía pensar en ella cuando estaba besando a otra chica, ¿por qué justo ene se momento ella tenía que aparecer en su cabeza?

No lo soportó más y se alejó de Dione dejándola confundida, ella frunció el ceño ante su gesto brusco.

— ¿Qué pasó? ¿Hice algo que no te gustara?

Adam negó.

¿Cómo decirle que no era eso? ¿Cómo decirle que no podía dejar de pensar en alguien más?

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Holaaa, aquí cambiando notoriamente este capítulo gg

#DomingoDeTextos

Fuera De TextoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora