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¿Cómo es que todo se complicó tan rápido?

¿Cómo se complicó para él?

Un día era aspirante a escritor cuya vida amorosa era más triste que el propio final de Titanic y al otro día estaba en una guerra consigo mismo para saber cuál era la chica que le gustaba.

Aunque claro, Adam se había encargado a negarse cualquier posibilidad de ello. Él nunca se había sentido así de confundido como lo estaba ahí, sentado en su heladería favorita observando a ambas chicas trabajar.

Billie pasaba de una mesa a otra entregando los pedidos de helados mientras que Dione los recibía en la caja y cobraba los pedidos. Cada una en su mundo, siendo ignorantes de la mirada del chico a unos metros de ellas.

Observó a Billie.

¿Y si tal vez sí le gustaba?

¿Y si negar todo sentimiento hacia ella era porque sabía que no debía sentirse así incluso cuando ya lo estaba?

Pero, si le gustaba Billie, ¿qué pasaba con Dione? Ambas chicas tan distintas pero tan iguales en cierto sentido: ambas lo tenían completamente confundido.

—No desesperes—dijo su padre una vez—. Apenas estás conociendo al mundo, las chicas seguirán estando ahí, no te apresures pensando en eso, tienes doce años.

Ahora a sus diecisiete, ¿podía ya desesperarse por ello?

Decidió escribir, siempre ha sido su mejor opción; desde que era un niño le gustaban los libros y poco a poco fue avanzando en la escritura cuando se dio cuenta que deseaba ser creador. Crear personajes, crear mundos, podía controlar todo a su alrededor; a veces creía que había decidido ser escritor para poder controlar lo que no podía en el mundo real.

Él escribía para expresarse, para entenderse a sí mismo y tal vez con la escritura podría saber lo que sucedía con ambas chicas.

Observó a Dione, ella se encontraba concentrada atendiendo a un cliente por lo que seguramente no se fijó en la mirada del chico (y de haberlo hecho, había ignorado por completo el momento). Su sonrisa le provocó un leve brinco en el corazón, suspiró, ella se iría pronto, ¿por qué?

«Dione es especial, se llama igual que mi personaje, a veces incluso pienso que pueden ser la misma persona. ¿Es posible? No, pero siempre he tenido el deseo de hacerlo, siempre he creído que al conocerla mi vida estaría completa porque ella es lo que siempre soñé, lo que siempre esperé.

Y no cabe duda que me gusta, me gusta tal vez porque está dictado que es así, porque he tenido tanta esperanza en que ella existiera que cuando la tengo al frente no puedo hacer otra cosa que amarla. Es como cuando te gusta una persona famosa, no te gusta ella, te gusta la idea que tienes de ella.

Así es así Dione, ese personaje, ese famoso, esa persona que no conoces pero te creas la idea de que es tu persona perfecta»

Billie pasó frente a su mesa y le dio un toque sorprendiéndolo. Adam la miró y ella le dio una sonrisa divertida para dirigirse a la mesa de otro cliente.

«Pero Billie... con Billie es distinto, no pensé que en algún momento de mi vida me sentiría atraído por ella, su manera de ser me deja impresionado, es lo contrario a Dione y no comprendo que es lo que sucede.

¿Qué me gusta de ella?

Como es, me gusta la manera de pensar que tiene, me gusta poder ver una película con ella y luego discutir nuestras ideas, me gusta la manera en que me sonríe cuando cruzamos miradas, me gusta como mueve la nariz cuando un cliente pide algo que a ella no le gusta, podría decir que me gusta todo de ella»

—No puede ser—dijo el pelinegro leyendo una vez más lo que había escrito, miró nuevamente a Billie—. Me gusta Billie.

Fuera De TextoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora