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Otra vez volvió a escribir su nombre, Martin lo estaba molestando con que era su inconsciente hablando por sí solo. En su Instituto habían realizado una charla sobre profesiones y desde entonces andaba nombrando ejemplos o teorías psicológicas que a Adam le tenían harto. Caminó hasta Sunny Ice buscando a Dione, la vió hablando con Billie y decidió que lo mejor era sentarse hasta que ellas se separaran.

Sacó su libreta y empezó a escribir, esta vez era algo nuevo, algo que nunca había pensado, plasmó todas las ideas que le habían llegado en clase de química en esa hoja y de ahí empezó a escribir una historia. No hablaba de Billie ni de Dione, sólo era él y el mundo (y los personajes que iba poco a poco creando).

Estuvo un rato escribiendo hasta que sintió que alguien se sentó al frente, miró de reojo y notó que era Alan acompañado de una chica que no conocía. Cerró su libreta y los observó hasta que Alan decidió romper el silencio.

—Ella es Irene—presentó a la chica que estaba a su lado. Adam se dedicó a mirarla, era bonita, aunque no era su tipo. Le dio una sonrisa y estrechó su mano de forma amigable—. Él es Adam, el chico que te estaba hablando.

—Alan me trajo porque cree que tienes un problema—dijo la chica con media sonrisa en su cara—. Estoy pensando en crear una página de consejos, así que espero que pueda ayudarte con tu problema.

Adam frunció el ceño y volteó a ver al rubio.

—Yo no tengo ningún problema.

— ¿Y Billie y Dione? —preguntó el rubio—. Eso para mí suena un problema. Por algo no nos hemos acercado a ordenar algún helado—se detuvo un momento y sonrió—. Aunque si lo pesamos, serían dos problemas.

—Sabes, hay un refrán que habla sobre si tienes que escoger entre dos personas, no me lo sé muy bien pero debes escoger a la segunda persona—dijo Irene mientras se ataba una clineja corta en su pelo.

—Escúchala—dijo Alan—. Es la mejor—la rodeó con el brazo y ella se sonrojó.

Adam prefirió ignorar lo que había sucedido y continuó hablando sobre la situación principal.

—No estoy escogiendo entre dos personas, me gusta Dione no Billie.

— ¿Sabes por qué Alan me trajo aquí? —preguntó Irene.

—Pues dijo que eras buena dando consejos—respondió, la chica asintió.

—Claro, pero también porque puedo conocer a las personas—respondió.

—Y es lo suficientemente lista como para hacerte ver quien es la chica que de verdad te gusta por muy tapado que seas—le dijo Alan, el chico suspiró cansado.

No entendía por qué todos sus amigos se empeñaban en lo mismo, ¿cuál era el problema de que quería estar con Dione? Ella era agradable y a él le parecía una chica increíble.

—Bruno no se dio cuenta de que le gustaba Bianca por sí solo, Alan tampoco con Nina—Alan la miró nervioso para luego reír.

—Bueno, eso es un tema diferente, claro está—respondió el rubio—. Mejor continuemos con Adam, nuestro escritor favorito.

La mirada de Adam se dirigió a Dione quien estaba limpiando una mesa para luego fijarse en Billie, ella se encontraba detrás del mostrador esperando que algún cliente se acercara.

—Entonces, ¿quieres contarme un poco sobre Dione y Billie? —preguntó Irene.

Adam suspiró, de igual forma, siempre terminaba hablando de ambas chicas.

Fuera De TextoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora