t r e i n t a i d ó s

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Es el último día del mes de octubre y siento el frío en mis manos.

Los rumores pronto se expanden en la ciudad. Todos piensan saber qué fue lo que ocurrió en mi familia y mi apellido anda en boca de todos. Bueno, no es como si no estuviera acostumbrada. Ellos hablan de mi accidente, de la muerte de Julia, del desinterés de mi hermana por ayudar a mi padre ahora que ha quedado viudo y también, hablan sobre la repentina desaparición de mis hermanos –que están muertos, pero ellos no tienen ni idea, así como yo hasta hace unas semanas– y en fin, ellos solo buscan cualquier palabra para añadirla a la lista y cambiarla a su antojo.

Así es como funcionan los rumores.

Cierro el libro que mantengo entre mis manos cuando creo que me pasaré de la parada del autobús. He salido de casa, tres días después de que hice enojar a Marcie a tal grado que se ha atrevido a ignorar cada una de mis llamadas, no la culpo de ninguna manera, y no me gustaría estar insistiendo tanto como lo he hecho, pero, lo hago por Niall. Para él era un verdadero alivio ver que su novia no se encerraba por completo en sus negativos pensamientos mientras él estaba fuera, haciendo quien sabe qué cosas que no sabré fácilmente. Para el rubio era un consuelo saber que yo no estaba sola.

Así que, me he abrigado para salir de casa con el objetivo de visitar a Daisy, finalmente.

Me bajo del autobús y miro la distancia que queda para llegar al gran edificio esterilizado que es el hospital de la ciudad. Camino, manteniendo mi vista sobre el suelo y un paso constante, rápido. Contenta de no encontrarme con nadie accidentalmente en el camino.

Estoy un poco desorientada al entrar al lugar, pero pronto ubico el escritorio alto donde una mujer de mediana edad atiende teléfonos y a la gente que se acerca, es así como una recepcionista de un hotel, pero en un hospital. Me acerco lentamente y le sonrío, colocándome a un lado del mostrador, fuera de la línea cuyos insultos ignoro.

—Buenas tardes, me gustaría saber en qué habitación se encuentra Daisy... —alargo el sonido de la "y" al no tener ni la menor idea del apellido de la rubia. Muerdo mi lengua y me quedo en silencio ante la mirada paciente de la mujer. —Lo siento, no recuerdo su apellido.

—Es una lástima porque debe haber muchas Daisy aquí. ¿Por qué no tratas de recordarlo, formándote en la fila? —ella me dice, cuando nota que todos están presionándome porque me forme como todos los demás.

Suelto un suspiro y doy un paso hacia atrás sin dejar de mirarla, rindiéndome y cediendo con facilidad. Choco con alguien que me sostiene antes de que caiga. Elevo la vista y sorpresivamente es Will quien me sostiene con sorpresa evidente.

—Hey. —él dice, pero todo se vuelve incómodo mientras nos recomponemos. — ¿Qué haces aquí?

—Vine a visitar a Daisy, pero no recuerdo su apellido. —admito y evito encogerme de hombros porque la acción solo hará que me lastime.

—Perfecto, vengo de ahí, vamos. —dice enérgicamente y me guía a través de los pasillos, ignorando las miradas de las enfermeras y la gente en los pasillos. —Ella me ha preguntado por ti pero no he sabido darle razón tuya. Hace días que no hablo con Niall, porque su teléfono siempre está ocupado y bueno... he pasado mucho tiempo con Daisy... y...

Así que... ¿tiempo con Daisy? Uh, suena interesante y sospechoso.

—Que bien que ella te tenga como compañía, debe estar devastada por lo de Zach... —por primera vez, asumo en voz alta lo que le sucedió al moreno y mi corazón se apachurra.

—Espera... —murmura, deteniéndonos en medio del pasillo, Will me frunce el ceño, sus ojos azul cielo fijándose en mí con confusión. —Zach está con vida, Maiah, está recuperándose. Está aquí, también. Daisy va a ser dada de alta hoy, pero a él le restan algunos días más. Si la ambulancia hubiera tardado cinco minutos más, él hubiera muerto.

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now