d i e c i s i e t e

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P A R T E    D O S

n i a l l


Doce horas antes...


No puedo dormir y la causa se encuentra a mi lado, respirando profundamente y disfrutando de un sueño libre de pesadillas después de mucho tiempo.

Yo no sé si Maiah finalmente ha logrado conseguir lo que quería, pero sus palabras antes de dejarme solo en la sala de estar, sintiéndome como un gran imbécil, me dicen que ella aún tiene muchas lagunas por rellenar.

Maldición. Esto es algo tan eterno, no sé cuándo voy a lograr que ella esté satisfecha con su vida y lo que sabe al respecto.

Se suponía que después de todo lo ocurrido en Seattle, después de que Joe estuviera detenido en prisión, todo esto se terminaría. Pensé que Maiah se quedaría conforme con la información que tenía en su poder, y que nada más le haría falta. Pensé que yo sería suficiente para hacerla feliz, pero la subestimé, ella es Maiah Collins, la chica más obstinada que podría haber conocido en mi vida.

Y resulta que me he enamorado de ella.

Abro los ojos aún en la oscuridad y noto que la habitación está tenuemente iluminada por mi teléfono, en una esquina donde lo dejé cargando antes de acostarme a dormir. Cuidadosamente me pongo de pie y me aseguro de dejar completamente cubierta a Maiah para que no despierte. Tomo mi teléfono para descubrir que hay un mensaje de Wil en la pantalla.

Will: Hablé con Julia, ella dice estar dispuesta para hablar con Maiah, pero le gustaría que tú la prepararas para ello. Quizá, deberías ser tú quien le cuente la verdad...

Will: Niall, sabes que ella no va a rendirse tan fácilmente.

Will: No sabemos de qué podría ser capaz si llega a enterarse por otra fuente, Joe podría decirle, pero él mezclaría la verdad con la mentira y crearía otro nudo en la mente de Maiah.

Will: Niall, estoy hablando en serio, más nos conviene hacerlo pronto...

La brillantez de la pantalla me hace achicar los ojos y después suspiro, al saber que todo lo que Will se ha encargado de decirme es nada más que la verdad.

Leo el último mensaje que queda en la fila de pendientes:

Kyle Philips: Tienes que venir acá, en cuanto tengas la más mínima oportunidad.

Suspiro y bloqueo el aparato para dirigirme al armario y tomar fuera un par de pantalones de chándal y una sudadera para colocarme rápidamente. Me aseguro de que Maiah sigue dormida cuando dejo la habitación y luego salgo de la casa, en dirección al departamento de policía. La última vez que estuve ahí por cuestiones de trabajo fue hace mucho tiempo, de hecho, no había pisado esa edificación desde el momento en que me trasladaron a una dirección especial de investigación donde los trabajos que hago son mucho más enfocados que recibir reportes de violencia, robos de auto y esas cosas, sin embargo, Maiah provocó que fuera ahí el otro día, después de su percance en el tráfico.

Conduzco bajo la tenue iluminación de las calles vacías de la ciudad, en el horizonte puedo ver que el amanecer está próximo, y entonces decido a que debo atar cabos antes de que Maiah note mi ausencia y vuelva a preguntarse cosas y hacer conclusiones alejadas de la realidad.

Entrar en el pequeño edificio es internarse en un mundo donde huele usualmente a café recién hecho de las cafeteras, papel y tinta. Es escuchar el constante timbre de los teléfonos que por una u otra razón, no son atendidos como deberían serlo, también, el suave murmullo de todos aquellos que tienen que estar en el departamento de policía en ese turno.

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now