c u a t r o

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La electricidad en toda la zona donde el departamento de Marcie está localizado se suspendió desde el momento en que uno de los rayos de la tormenta eléctrica que se desató, cayó cerca. Así que estamos colocando pequeñas velas por toda la pequeña sala de estar, para iluminar un poco. Relámpagos iluminan por completo el lugar por segundos y me encojo cada vez que eso sucede.

Odio las tormentas eléctricas, siempre lo hice. Y estar en una zona alta, donde hay más posibilidades que uno impacte contra nosotras, me pone la piel de gallina. Estoy dudando sobre quedarme aquí esta noche.

—He llamado y dicen que el problema se resolverá cuando la tormenta termine... o hasta mañana a las seis de la mañana. —la pelirroja se deja caer en el sofá y me mira, le devuelvo la mirada frunciéndole el ceño. — ¿Qué?

— ¿No se suponía que tomarías un tren?

—No voy a ningún lado hasta mañana a las diez de la mañana. Solo dije eso porque estaba aterrada sobre que decir para que te dejaran salir o algo. Y ahora que lo recuerdo, necesitas explicarme qué sucedió.

—Mi auto fue robado y una chica que conocí en la cafetería de la universidad me ofreció un techo para resguardarme de la lluvia y un teléfono. No pude rechazarlo, era eso o permanecer en la oscuridad de la húmeda noche. —y estoy segura de que había alguien siguiéndome antes de que Daisy apareciera. —Y, antes de que preguntes, no fui hacia mis padres para no preocuparlos. No quiero depender de ellos, todos mis hermanos se han ido y solo quedo yo, la pequeña y miedosa Maiah. —espeto las últimas cinco palabras con odio. Mis hermanos del medio siempre me llamaron así, Rebecca también lo hizo alguna vez.

—No puedo creer aún que tu auto haya sido robado... de esa... área de la ciudad. ¿Llamaste a la policía para reportar el robo? —sacudo la cabeza y me cruzo de brazos, sintiendo el calor de la sudadera de Zach. Debería cambiarla por alguna otra cosa que Marcie pueda prestarme, pero el aroma es similar al de Niall y me siento reconfortada cuando no debería. —Maiah, debes hacerlo.

—Lo haré mañana, hoy no pueden hacer nada por mí. —espeto rápidamente. —Maldición, no sé cómo voy a conseguir entrar a casa para tomar mis cosas para la universidad mañana. —me acerco y me dejo caer a su lado. —Esto es un desastre, no puedo creerlo.

— ¿Qué hay de Niall? Puedes pedirle que te abra la puerta. —olvidé que no le he mencionado que ha salido de Dublín por una semana.

—Bueno, no es como si Ennis estuviera a la vuelta de la esquina. Además, esa es una razón por la que no he llamado a la policía para reportar el robo aún. Él sabría de inmediato y dejaría todo para venir hasta acá y ver que estoy bien. En caso de no poder abandonar su trabajo, Niall no dejaría de mortificarse.

—Vaya, quién iba a pensar que él iba a ser el bueno en tu historia. —ella exhala, ignorando el primer dato.

—Sí, quién lo diría.

Ambas permanecemos en silencio después de eso durante un rato, solo escuchando las gotas de lluvia golpeando contra las ventanas y los rayos que caen del cielo provocando estruendos que no hacen otra cosa más que provocarme estremecimientos. Me encojo en la esquina del sofá, por poco quedándome dormida, hasta que Marcie habla:

—Hay cosas que no encajan en esto, Maiah, ¿sabes? Yo- bueno, no sé si es debido a todo lo que te sucedió en los últimos años, pero... no puedo dejar de pensar que este robo no fue en realidad un robo. Bueno... al menos no fue algo aleatorio, alguien debió planearlo muy bien.

Sus palabras me hacen acomodarme con la espalda recta, parpadeo un par de veces para poder distinguir su rostro entre la tenue luz de la habitación.

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now