v e i n t i t r é s

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Dejo que las gotas de agua fría golpeen con fuerza mi cuerpo en la regadera y cierro los ojos, apretando mis manos, cerrándolas fuertemente y enterrando mis cortas uñas en las palmas de mis manos.

Es la primera vez que estoy en casa después de casi diez días.

Y no sé cómo sentirme al respecto.

Es otoño y el agua fría se siente como granizo impactando mi cuerpo, pero no me importa, necesito despejarme, necesito descansar, necesito asimilar todo lo que ocurrió en cuestión de unos cuantos minutos y que derrumbó todo lo que me quedaba de esperanzas.

—Niall, no puedes quedarte ahí toda la vida, por favor, tómalo con calma. Ya sabes lo que el médico dijo. —Marcie grita desde afuera de mi cuarto de baño. Frunzo el ceño enseguida.

— ¿Qué diablos estás haciendo aquí, pelirroja? —grito, cerrando la llave y alcanzando una toalla. — ¿Cómo pudiste entrar?

— ¡Encontré la llave de repuesto escondida en la maceta, genio! —grita de regreso. —Te esperaré afuera de la habitación.

Bufo y maldigo a mi suerte, después me aseguro de que ella no está en la habitación y tomo el tiempo necesario para vestirme, veo a mi reflejo en el espejo y noto que me veo un par de años más joven sin la barba de una semana cubriendo mi rostro.

— ¿Por qué has venido, Marcie? Debiste haberte quedado en el hospital, de todos los que están allá eras la única en que confiaba para vigilarla. —musito, entrando en la sala de estar. La pelirroja observa con cuidado las fotos que he colocado de Maiah y yo en uno de los estantes. Ni siquiera se inmuta cuando me escucha hablar.

—Niall, saliste como alma que lleva el diablo e ignoraste nuestras llamadas, temimos que hicieras alguna locura. —admite y finalmente se digna a mirarme, soltando un suspiro al colocar el portarretratos en su sitio. —Ella no tiene la culpa.

Suelto un suspiro y me dejo caer en el sofá, pasando una mano por mi cabello húmedo.

—Ella no quiso hablarme, vi en sus ojos- ella- diablos, Marcie, deja de mirarme de esa manera. —me quejo y ella suelta una risa.

—Funciona para distraerte de los malos pensamientos, ese es mi propósito.

—Pues deja de hacerlo. —ataco y ella se ríe una vez más. — ¿Cómo mierda encuentras la manera de estar tan tranquila a pesar de todo lo que sucede a tu alrededor?

—Sólo encuentro la manera de ver el lado positivo de todo. Sí, Maiah está herida y sigue en el hospital, pero ella sanará y bueno, a diferencia de otros días, ella finalmente ha despertado.

—Pero ella no recuerda... —decirlo en voz alta me duele.

Todos mis miedos se han reunido.

—Sí, pero ya escuchaste al médico y a la rubiecita. —ante la mención del apodo que le ha colocado a Daisy, pone los ojos en blanco. —En fin, dejemos de lado a esa chica.

—Sabes que ella tiene razón.

—Niall, que ella esté estudiando psicología no quiere decir que puede leer cada maldita cosa que hago.

—No estoy hablando de eso.

—Oh. —ella mira a sus manos. —Maiah solo tiene un bloqueo, Niall. Pasará pronto.

— ¿Y qué si no lo hace? —hablo con dolor en mi voz. — ¿Qué tal si a su mente se le ocurre presionar lejos todos los recuerdos para siempre? ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Con todo lo que hemos pasado?

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now