t r e c e

1.1K 106 26
                                    

Jamás explicaré la manera en que indiscutiblemente soy un imán de problemas. Porque, primero que nada, soy increíblemente estúpida muchas veces y no reacciono correctamente para actuar de la manera en que debe hacerse. Por eso mismo, soy capaz de girar en "u", rechinando las llantas de la camioneta contra el asfalto –y probablemente dejando marcas negras sobre él– y al mismo tiempo, evito que un par de autos se impacten contra mí.

Estoy momentáneamente en shock cuando me desvío del camino y termino encima de la banqueta que afortunadamente está vacía.

Bueno, es posible que mi desayuno termine afuera en cualquier segundo.

Escucho el sonido de las bocinas de los conductores molestos, los insultos y los gritos que me he ganado por tan estúpida e irresponsable acción. Coloco ambos brazos sobre el volante y recargo mi cabeza contra ellos, perdiendo la visión de mi auto y tratando de controlar mi respiración.

¿Qué es lo que me está sucediendo?

Un par de golpes en la ventanilla me traen de vuelta a la realidad; estoy sobre la banqueta, atravesando uno de los carriles que van en sentido contrario al que me dirigía, las personas tienen que caminar muchos metros lejos para continuar su camino y los conductores tienen que rodear la parte trasera del auto para proseguir a su destino. Nadie piensa dos veces antes de fijar su vista en lo que causé y preguntarse qué me llevó a terminar de esa manera.

Al menos lo único perjudicado aquí fue un arbusto que aplasté. Bien, algo es algo.

Los golpecitos vuelven a escucharse y frunzo el ceño, dirigiendo mi atención a la fuente del ruido. Es un agente de policía, de los que se encargan de patrullar las calles. Mi rostro se blanquea más de lo que ya es normalmente.

El hombre me indica que baje el vidrio para poder comunicarse conmigo y no lo pienso dos veces antes de seguir sus órdenes.

—Señorita, ¿todo en orden? —pregunta y parece preocupado. Asiento y muerdo mis labios, apenada.

—Lo siento, yo- no sé qué sucedió simplemente perdí la dirección y ya no pude controlar el volante y- —comienzo a balbucear, mi voz tiembla y es lo único que puedo decir para que todo suene creíble. No iba a decirle que estaba a punto de perseguir mi auto que fue robado hace unos días y que repentinamente terminé por encima de la acera.

— ¿Necesita atención medica? —sacudo la cabeza. —Llamaré a un médico de cualquier maner-

—No, estoy bien. Solo estoy asustada por todo. —suelto un suspiro.

—Bueno, de la manera que sea... me veré obligado a llamar una grúa y escoltarla hasta el departamento de policía para presentar la declaración.

Si antes estaba pálida, mi piel ahora era traslucida.

No- —dejo escapar y me corto antes de terminar la oración. No puedo permitirme que suceda esto, tengo que seguir mi auto y a quién quiera que estaba conduciéndolo.

—Es mi deber, usted ha infringido la ley de tránsito y debe asumir las consecuencias. Si fue una falla mecánica o un error humano, nosotros nos encargaremos de teorizar. Así que vuelvo a pedirle de la manera más atenta que baje del auto y me muestre su permiso de conducir.

Cierro mis ojos con pesar. —No lo tengo conmigo. —el oficial eleva sus cejas. —Yo-robaron mi auto hace unos días, mis pertenencias estaban dentro; teléfono celular, tarjetas de crédito, credenciales y dentro estaba mi permiso.

—En ese entonces, acompáñeme.


(...)

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now