t r e s

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Aún no amanece, la ciudad sigue en completo silencio y probablemente Niall y yo somos los únicos despiertos en el vecindario. Él guarda una pequeña maleta en la parte trasera de su camioneta y viene a mí lentamente con sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans.

— ¿Segura que estarás bien por tu cuenta? —Niall menciona. He perdido la cuenta de las veces en que ha dicho lo mismo. Asiento y me lanzo hacia él, besando su mejilla antes de abrazarlo fuerte. Sé que la acción lo hará sonreír, es lo que quiero hacer después de no verle sonreír durante un día entero. Siento su pecho hincharse en señal de una profunda respiración y elevo mi vista para ver una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

Lo tengo.

—Creo que conoces la respuesta. No te preocupes por mí, será una semana larga y aburrida. Iré a la escuela, tendré algunos exámenes y trabajaré medio tiempo en el restaurante de mis padres. Todo será tan normal que ni me daré cuenta del paso del tiempo sin ti... espero. —murmuro la última parte.

—Yo también lo espero nena. —Niall suspira, me despega de él tomándome por los hombros y luego sus manos van a mi rostro, acunando mis mejillas para besarme lenta y cariñosamente. —Llámame si algo imprevisto ocurre, vendré enseguida.

Me río simpáticamente. —Ennis no está a la vuelta de la esquina.

Esta vez, su pecho se sacude ligeramente. Está riendo. —Shh. No mates el momento. —menciona y me besa una vez más.

A decir verdad, estoy aliviada de que su gesto preocupado haya desaparecido por completo. He logrado convencerle de que todo estará bien, a pesar de que no conozco por completo lo que está sucediendo, me he propuesto descubrir todo lo que está oculto en esta semana. Algo me dice que esta será una semana ocupada.

—Tengo que irme ahora, debo estar allá al mediodía. Son 241 kilómetros que debo recorrer. —asiento y lo abrazo una vez más, esta vez es un abrazo corto, luego beso sus labios. Estoy completamente obsesionada con ello. —Te amo Maiah, nos vemos en una semana. No te metas en problemas y no crees tus propios líos.

Sonrío. Me conoce bien. —Anda, son muchos kilómetros. Debes marcharte ahora si quieres llegar a tiempo.

—Si no te conociera, diría que quieres deshacerte de mí. —bromea, subiéndose a su camioneta.

—Has descubierto mi plan. —continúo, bromeando. Entrecierra sus ojos en mí y me río.

—Maiah Collins, no dejo de conocerte ni un solo día.

Y es lo último que le escucho decir, sacudo mi mano en despedida mientras lo veo salir de mi vista. Me interno en la casa casi diez minutos después, cuando finalmente ha amanecido. Disfruto mucho de ver los colores del cielo transformándose desde la oscuridad hasta que el sol está sobre mí, puedo notar algunas nubes gruesas y oscuras en el horizonte. Parece ser que será un día lluvioso.


(...)


La lluvia golpea con fuerza los cristales que me permiten ver a las personas corriendo a través de la calle, buscando un lugar seguro en el cual resguardarse de la incesable lluvia. Eso, sin duda nos ha ayudado esta tarde, un número significativo de personas han llegado aquí y gracias a eso, el restaurante está lleno. Menos mal que estoy aquí para ayudar.

—Maiah, si dejaras de mirar hacia afuera ensoñadoramente, la mesa trece ya hubiera sido atendida. —reprocha mamá, apareciendo detrás de mí con una gran charola con órdenes. —Es solo una semana sin él, hija. No es el fin del mundo.

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now