t r e i n t a

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Es la segunda vez en el mes que despierto envuelta por esta situación.

La tercera vez en mi vida después de estar a punto de morir.

Y la primera, en que me siento profundamente triste al respecto.

—Hola. —Niall murmura suavemente y se inclina para besar mis labios. Mantiene el contacto de sus suaves labios rosados que me saben a café durante un instante que es eterno y que no creí necesitar tanto hasta este momento. —Me asustaste mucho.

Intento sonreírle, pero una mueca se forma en mis facciones.

—Debí haberte dado la lista de advertencias cuando me conociste. —bromeo y una sonrisa grande cruza sus facciones. Alguien carraspea al entrar en la habitación de hospital.

—Muy bien, señor Horan, usted no pierde el tiempo ¿verdad? —Marcie se burla, llegando a su lado. Noto que no tiene puesto el usual uniforme con que la había visto mi última semana en el hospital. —Hoy solo vengo de visita, Maiah. Mis guardias se intercalan y esta semana está, "libre", por así decirlo... hasta que se te ocurrió meterte en problemas de nuevo. —me regaña y sonrío, porque noto como sus ojos brillan por el alivio... o las lágrimas derramadas antes. —Niall me llamó y abandoné mi clase de inmediato para venir, te odio, tendré que presentar un especial en fin de semana.

— ¿De nada? —ella niega y se ríe.

—También debería agradecerle por darme trabajo, señorita Collins. —el médico habla, sorprendiéndonos a todos. —La buena noticia aquí, es que el disparo en el hombro no fue muy profundo, a pesar de la enorme cantidad de sangre que perdió. Eso y el estrés emocional fue lo que ocasionó su desmayo, pero todo está bien ahora, siempre y cuando siga mis instrucciones al pie de la letra. Si antes era un mes de descaso, ahora serán obligatoriamente tres, nada de actividades físicas ni esfuerzos y sí, señor Horan, está descartada la actividad sexual hasta que Maiah se recupere. Sus costillas no terminaron de sanarse y se rompieron de nuevo, no hay heridas internas y la movilidad en su brazo derecho le costará trabajo durante un tiempo, por lo que tendrá que verse obligada a las sesiones de rehabilitación.

—Gracias. —Niall dice.

—No hay problema. Puedo firmar su alta ahora mismo, con la condición de que siga mis instrucciones en esta ocasión.

—Me encargaré de que lo haga. —Marcie dice y el médico asiente.

—Acompáñeme en ese entonces, señor Horan.

Niall asiente y luego se inclina para besarme de nuevo.

—Estaré de vuelta antes de que siquiera comiences a extrañarme.

Los dos hombres desaparecen de la habitación y Marcie se aproxima a la puerta, para revisar que todo esté libre.

— ¿Qué estás haciendo?

—Se supone que no puedes tener visitas, que estás bajo control policial y por lo tanto, Niall es el único que tiene permitido entrar aquí, por no sé qué razón específica, pero he logrado colarme gracias a esto. —señala el gafete que la certifica como enfermera. Y me río.

—Ni siquiera es tuyo.

—Ya lo sé, pero funcionó, así que guarda silencio. —me regaña con una sonrisa en su rostro.

— ¿Por qué me han dado el alta tan pronto? —cuestiono después de un segundo de silencio y sus hombros decaen.

—Porque estás envuelta en un asunto muy gordo, Maiah. Y eres a prueba de todo, así que el disparo no fue nada para ti.

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now