Capítulo 28

7K 335 12
                                    

     Mientras mas bailaba menos sentía los pies, pero la adrenalina era mas grande que el cansancio. Y la compañía era lo mejor que me había pasado en estos meses, casi cuatro meses de conocerla y mi vida había cambiado en cantidad.
     Me encantaba bailar con ella, me gustaba presumir lo que yo tenía y lo que muchos me envidiaban. Me prendía la forma tan sexy de moverse, una chica exquisita desde el primer cabello de su cabeza hasta la planta de sus pies. Cada vez me sorprendía más. Cada vez me encandilaba mas con ella.
     —¡Dale mami! —llegó gritando Allison y le golpeó el trasero, Charlotte movió su cabeza de un lado a otro alborotando su cabello y mas aun el trasero. Estaban que se caían de ebrias. 
     Se interpuso entre nosotros, Lott le pasó los brazos por el cuello y Allison por la cintura, no tenía de otra mas que ver tal escena. Como sus fogosos cuerpos chocaban y se movían como unas diosas. Bendito monumento. Y con todas esas amigas suyas tan buenas. ¡Mamma mia!

     —No queda mas que disfrutar de la vista

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     —No queda mas que disfrutar de la vista...
     —Ni que lo digas, ¿ya dieron la orden de regresar? —le pregunté a mi amigo. Ya estaba cayendo la noche y si alguien se nos olvidaba ni cuenta nos daríamos.
     —Ya, mira que ya casi estamos sobre la arena.
     —Menos mal antes de que las chicas acaben en el agua.
     —Te has escapado de mi y no me has dicho que te traes con Charlie... —lo interrumpí con una carcajada al ver a Jair y el Güero bailando alrededor de las chicas, lo peor y mas gracioso es que habían resbalado.  —¡Basta, dime!
     —Salimos, no hay nada mas que decir.
     —¿Cómo novios?
     —Algo parecido..., ya sabes que no me gusta que me cuestionen.
      —Si tu lo dices, vamos toma a tu chica porque ya llegamos.
     No le hice caso y la dejé que siguiera bailando, encendí un cigarro y seguí observando la escena. No podía dejar de ver como reía, como si no tuviera algún problema encima, como si la vida le valiera un comino. Simplemente estaba feliz.
     Saqué mi móvil y le tomé varias fotografías. Todos empezaron a bajar, a excepción de ellas.
     —¿Qué pasa, porqué no estás disfrutando? —le pregunto a Adrien al verlo recargado de la barandilla, demasiado pensativo.
      —Invité a Jane pero no pudo...
      —¿Estás así por un culo?
      —Ella es diferente, idiota.
      —Ya habrá día, vamos. —Caminamos y de paso tomé a Charlotte por la cintura llevándola conmigo.
      —¿Quién te crees gilipollas? —pregunta a las grandes risas, la bajo en el muelle y la vuelvo a tomar ya que se va de lado.
       —¿Te sientes muy mareada? —le pregunto al ver como cierra los ojos. Asiente, ¡mierda! Tan solo me imagino lo que sigue. —¡Vamos Albina! 
     Me sigue y ayudo a Charlotte a caminar lejos de todos. Donde están unas rocas se recarga y deja salir todo lo que lleva dentro. Albina empieza a ladrar y me río de las dos ya que Lott le muestra el dedo medio aun estando vomitando. Le tomó el cabello pero Albina me jala el traje de baño que tan solo constaba de un short.
     —¡Mierda! ¡Albina! —le grito pero aun así me sigue jalando y ayudando a Charlotte no puedo subirme siquiera un poco. Nada más siento mi bóxer expuesto a todo el público que llegue a estar tras mío.
    —¿Todo bien? —escucho un grito tras mío. Me giro viendo a Jake algo cerca.
    —¡Pasame una botella de agua! —le grito de igual forma, Charlotte deja de vomitar y Jake llega con la botella.
    —Ahora si que le hizo la bebida o el viaje.
    —¡Maldito! —Levanté las cejas, que agresión. Le pasé el agua para que se enjuague la boca y solo entonces recordé lo de mis calzoncillos y me los subí, Albina solo estaba sentada como si nada. Vaya siquiera a ella se le había pasado la agresión.
     Apenas se lavó, caminó como si nada donde estaban todos. Seguida por nosotros, observé como aun los meseros entregaban comida en bocados, de tantos que había comido ya me había llenado. Caminé a un puesto de venta y compré unos chicles.
     Una llamada llegó y saqué el móvil en lo que me acercaba a Charlotte.
     Vi que era el número de mi supuesta prima.
     —Toma —le di los chicles y contesté. —Hola Vanessa.
     —¡Tyler! ¿Podrías venir por mi al aeropuerto?
     —¿Qué pasa? ¿Dónde estás?
     —Mi abuela..., ella —se soltó en llanto y eso me decía todo. Lástima que apenas la conocía.
      —¿Estás en Chicago?
      —.
      —Bien, voy para allá.
¿Y ahora que iba a hacer? No la conocía del todo, no se que confianza conmigo. ¿Podía confiar en ella?
       —¿Qué pasa? —me pregunta Charlotte aun a mi lado.
       —Siento irme pero tengo una urgencia.
       —¿Por qué te vas? —vuelve a preguntar como si no le hubiera dicho ya que tenía una urgencia.
       —Dile a Carlos que se lleve a Albina, nos vemos —le di un corto beso y empecé a  caminar buscando mi motocicleta.
     Apenas la encontré me subí y conduje al aeropuerto que estaba como a diez minutos.  La vi llorando sentada, estaba pensando en si acercarme o no. Ya no tenía opción, levantó su mirada y me observó, se lanzó a abrazarme y traté de tranquilizarla pasando mi mano por su espalda.
     —No tengo mas familia y se me hizo bueno alejarme un poco...
     —¿Qué fue lo que pasó?
     —Apenas te viniste se puso mal, la supuesta familia quiso hacerse cargo. 
     Se separó diciéndome, la observé mas a detalle sus ojos estaban muy hinchados y decidí que no le daría la espalda como todos. La ayudé con sus dos maletas y ahí venía el primer problema. Como nos iríamos en mi motocicleta.
    —¿Dónde está tu auto? —me preguntó  apenas vio mi rostro observando la calle.
    —Me llevo una adelante y tu la otra. —Dije y me dirigí a la motocicleta.
     No pudo acomodarse y se la llevó colgando y una que otra vez la vi arrastrarla por la carretera, que más da para eso eran las rueditas.
     Llegamos al departamento busqué a Carlos y Albina pero no estaban, seguro aun estaban en la fiesta. No quería dejarla sola así que me quedé.
    —Puedes quedarte en esta habitación, voy a tomar una ducha, ¿tienes hambre?
     —Algo...
     —Bien, ponte cómoda, nada más salga voy por comida.
     Asintió, y buqué ropa para cambiarme. Al salir recibí una llamada de Charlotte.
      —¿Qué pasó, preciosa?
      —Nada solo que me quedé preocupada.
      —No pasa nada, mañana te explico.
      —Bien, nos vamos a quedar en casa de Ali, por lo tanto Albina que queda con nosotros.
      —Está bien, por favor dale de comer, ya que no creo que el camarón sea algo adecuado. ¿Oye y podrías cuidarla y mañana voy por ella a tu casa?
      —¡Tyler! ¿Le diste? Y sí, yo la cuido.
      —Parecía gustarle, te mando besos nena, adiós.
     Colgué sin esperar respuesta y terminé de vestirme. Bajé y fui a comprar comida. ¿Qué puede ser que le guste? Olvidé preguntarle. Iba a llamar al departamento pero después recordé su aspecto coreano. No creo que no le guste la comida china. ¿O será muy racista? Mejor comida rápida.

¡Como dos amigos! [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora