Capítulo 19

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Narración por Tyler

     Esperaba fuera del colegio, y el recuerdo de Charlotte quedándose muda ante el teléfono me hizo sonreír. No me había respondido nada hacía mi pregunta y tan solo tuve que agregar que llegaría por ella en cinco minutos. Al verla salir noté su sonrisa nerviosa y sonrojada.

    —Hola

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    —Hola. —Me saludó sin acercarse aun mucho. Sabía que no debía besarla fuera del colegio y no tenía que hacer mas que tragar las infinitas ganas por besarla.
    —¿Lista? —asintió y se subió a la motocicleta, me abrazó y empezamos el camino hacía algún lado, sinceramente solo quería verla y mas que eso quería decirle algo. Estaba inseguro, no sabía como lo iba a tomar y eso me preocupaba.
     —¿A dónde es que vamos? —preguntó rozando con sus labios mi oreja. Negué solamente para que dejara de preguntar. La llevé a comer en los puestos que estaban junto al río.
     —¿Tienes hambre?
     —Sí —susurró, la tomé de la mano y caminamos hacía el restaurante favorito de ella.
     Pedimos y mientras esperamos le volví a tomar las manos sobre la mesa ya que no hablaba. Notaba sus nervios aun.
     —Lott, era broma esa pregunta. Sinceramente quiero decirte que si fuera por mi no te compartiría con nadie. Tan solo de pensarlo me hace enfurecer y querer matar a unos de estos meseros que se demoran.
     —Eres un tonto, realmente te creí. Es solo eres... tan sexual que...
     —¿Yo? Si tu eres la que me perviertes... ¿Crees que a los hombres se nos para solo por quererlo? —sonrió mirándome atentamente —. Ustedes son las que llegan con esas prendas tan sensuales que hacen pecar a uno con el ojo, luego con la mente y por final con las manos.
      Suspiró.
     —Eres tan idiota, ¿para qué querías que nos viésemos?
     —Tan solo quería verte, además... —me interrumpió seguido de un sollozo. Aquí viene el drama.
     —No se que hacer estoy muriendo por salir y tu seguro no te has perdido ninguna fiesta en toda la semana. Este fin es la cena de beneficencia en uno de los hoteles de aquí, mi madre no me saca ni un ojo de encima, tengo que ir a fuerzas y no quiero... Tan solo quiero que me dejen estar libre.
     —¿Lo has soltado todo?
     —No...—murmuró tapando su rostro con las manos. Me moví quedando a su lado sentado y pasé mi brazo por su cintura atrayéndola a mi.
     —Tranquila, fui un tonto por dejar que lo hicieras. Tu madre nunca me aguantó y ahora menos... y tu padre seguro me odia.
     —Yo accedí, además me divertí mucho. Lo vivido nadie me lo quita...
     —Es cierto, tienes toda la culpa, no se para que me molesto en hacerte sentir bien siendo tu la del problema. No soy yo, eres tú... —Sonrió negando.
     ¡¿Qué rayos?!
     Me estaba volviendo loco esta tía. No podía dejar de pensar en ella, quería verla todos los días, me había hecho a la idea de tenerla todos los días cerca y ahora me sentía extraño sin su presencia. Verla sonreír podría entrar en sus aspectos más excitantes. Empezamos a comer unas hamburguesas ella con soda de fresa y yo con una coca-cola. La miré por un largo momento, comía como si no le temiera a que yo viese que se le regara la salsa de tomate en el rostro, o que algún trozo de lechuga le colgara de los labios. Era simplemente ella, y yo me sentía tan extraño tenerla cerca, sentía que si decía algo metería la pata, que debía consultarlo en mi mente las veces que fuera necesario, quería que ella sintiera que la empiezo a apreciar fuera del sexo. Quería que pensara cosas buenas de mí pero en realidad no sabía en que concepto me tenía. Quizá un rufián que la estaba usando. ¿De verdad lo hacía? No claro que no.
    Aunque quisiera alejarla no podía, ni siquiera de mis pensamientos. Me centré a comer y a los pocos segundos volví a observarla. ¿Cómo es que alguien como ella pudo fijarse en mi? ¿Cómo es que le gusto? Siento que ella quiere mas que esto pero no se que hacer para lograrlo. No se como decirle que la quiero mas que una necesidad.
     —Hoy estás súper raro. —Dijo mirándome. Asentí.
     —¿Recuerdas qué día es hoy? —pregunté tontamente, me sentía tan idiota al reconocer que había estado pendiente al día.
     —Sí, es seis de...
     —Lo que pasó en este día.
La miré sin siquiera pestañear para guardar su expresión en mi mente. Su frente se fruncía al igual que sus cejas, al final negó.
     —¿Es un día festivo? —negué —. Dime que no es tu cumpleaños porque...
     —Nunca te lo he dicho Charlotte, no es como que lo olvides —asintió aun confundida al ver la pregunta que seguro se formulaba negué —, no no es mi cumpleaños.
     —¿Entonces? —preguntó levantando las cejas...
     —Es una tontería —susurré para mi, escuchó vagamente sin entender, la miré a los ojos y tan solo me perdí en ellos, su sonrisa notó lo que me mantenía a su lado, su timidez e inocencia. Me acerqué pasando mi lengua por su labio inferior para después besarle. Pasé mi mano por su nuca presionando mas su boca contra la mía, la otra mano apretó su cintura. Se sentó en mis piernas y disfrutamos del beso, en unos segundos ya sentía el ambiente caluroso. Me separé dándole una pequeña mordida en su barbilla y susurré:
     —No se que es esto, pero no quiero que acabe.
     La abracé sin motivo alguno, bien si había uno. Quería mantenerla así entre mis brazos, que nadie la tocara o que se le acercaran porque temía que se enamorara y mandara todo esto a la mierda. Sin embargo a lo que mas le temía era a que se enamorara de mi y yo no poder hacerlo.

¡Como dos amigos! [+18]Where stories live. Discover now