Capítulo 2

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Narración por Tyler

    —Venga tío que ya es tarde —escucho a mi amigo gritando mientras toca la puerta —, necesitó ir por mi chica —grita más fuerte aun detrás de la puerta, ests vez golpeando un poco.
  —Qué gilipollas eres, no puedes esperar —grité tan fuerte que desperté a la chica que tenía a mi lado. Se escucha comprometedor, pero no es lo que piensan. Esta chica como sea que se llame tan solo fue un prestamo por así decirlo.
    —Creo que debo irme —comentó la chica con la que había amanecido hoy, no puedo decir el nombre porque decirlo no es de caballeros. Bueno la verdad lo olvidé. O nunca lo dijo. La vi tallarse los ojos y negar riendo un poco. Qué loca.
    —Creo que sí, adiós.
    Sin esperar respuesta me metí al baño, necesitaba una ducha.
     Tener sexo te deja cansado, pero a mí me pone al cíen, es como si lo necesitará para vivir. Una maldita adicción.
Debo decir que lo heredé de uno de mis padres, pensar en quién hace que mi quijada me duela de la fuerza e ira que se apodera de mí mente, mi cuerpo y todo. Ni siquiera puedo sentir respeto.
     Algunas veces quisiera olvidar mi pasado, no quiero seguir cogiendo a cualquier chica que vea solo por el rencor y odio que tengo en mí ser.
     Pensarlo me hace querer venganza y la creo tomar de toda la que se ponga en el camino.
     No se porque no puedo amar y es mejor que no me pase eso, porque el día en que pase estaré jodido hasta los huesos.
     Golpeo la pared una y otra vez como si se tratase de un saco de entrenamiento.
     Siento infinitas ganas de fumar y beber, que la textura de la bebida queme mi garganta haciéndome como quiere, sin censura y que el humo del cigarrillo invada mis pulmones haciéndome sentir el éxtasis de otra vida. Furmarme la vida, no que ella me fume a mí.
     Es extraño pero en cierta forma me tranquiliza.
     Salgo del baño y ya no esta la chica, que bueno eso de lidiar con ellas luego es un tanto aburrido. Observo el móvil. Son las dos de la tarde, mierda,  apenas y he dormido un par de horas.
     Creo que nunca me cansaré de tener sexo. Es tan vital que me acuesto haciéndolo, despierto y tengo la necesidad de hacerlo, mas si amanecí con chicas tan buenas. Y al fin putas, porque con solo decirles una palabrota ellas se excitan y se van encima mío, yo solo me dejo llevar por la situación ¿ustedes no lo harían? Los hombres lo hacemos, pero sabemos con quienes. No vamos siendo cabrones con las chicas enamoradas, tristes y lloronas. Algunos sí, pero eso no es lo mío.
     No me imagino como ella, pudo haber sido ¿igual o peor? maldigo el momento en el que le creí todas sus mentiras. Salí de la habitación y Carlos estaba metido en su móvil, literal.
    —Vaya hasta que sales de tu habitación, casi le armo una habitación a la chica para que venga a vivir acá —dijo sin dejar de mirar su pantalla y sonriendo como estúpido.
    —No es necesario, en todo caso dormiría conmigo —. De hecho nunca traería a vivir a alguien así a mi departamento, bueno nuestro departamento. Es más, nunca me había pasado por la mente. Pensar en compartir mi vida con una mujer no está en mis planes.
    —Eres un hijo de puta —me miró serio, me empecé a reír de su seriedad, él era como yo, no me gustaba amargarme y siempre estábamos felices.
    —Lo sé —dije con arrogancia —. ¿Cuál chica vamos a buscar? A la que te follaste ayer.
    —Maldito gilipollas. No me la he cogido.
    —Si tu lo dices, venga vamos.
    Reí, claro que lo había hecho pero siempre se hacía el que no rompía un plato. Nos subimos en mi motocicleta y cuando llegamos observé solo niñitas estiradas. Nada de lo que me gustara, son guapas pero ellas buscan más a un sirviente o alguien que las mantenga.
    Encendí un cigarrillo y algunas chicas que pasaba a mi lado me miraban como si fuera una especie rara, bajé mis gafas de sol y les guiñe a las mas buenas, las que correspondían a mí.
    —¿Seguro qué es aquí? —pregunté ya al borde de la desesperación y tire mi cigarro,  lo mire mientras él asentía —, ayer no se veía como todas esas estiradas que van saliendo.
    —Que sí —miró la entrada como estúpido esperanzado otra vez —mira que ahí viene. — saluda con la mano a una tía rubia, muy sexy, no la recordaba tan buena, niego, perdí la oportunidad ya.
    Observo más allá, a su lado, otras guapas más saliendo hasta que veo algo que roba mi atención por completo, se detiene con la rubia. Una castaña cuerpo ardiente.
   

¡Como dos amigos! [+18]Where stories live. Discover now