v e i n t i t r é s

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—Me estresas, ¿alguna vez vas a dejar de sobre pensar las cosas? Cielos, tú y Maiah son idénticos en ese aspecto. —ella se acerca y se deja caer en el sofá en que me encuentro, en la otra orilla. Casi un metro de distancia. —Mira, sé que mi especialidad no es la mente. Pero ningún tipo de medicina se acerca lo suficiente al interior del cerebro, a las emociones. Es meramente un problema emocional, y me duele admitirlo, pero Daisy tiene razón, su mente está tratando de liberar el estrés que toda la situación le está causando. Y eso, probablemente hubiera ocurrido sin necesidad de que el incidente estuviera de por medio. La mente es poderosa, Niall, mucho más de lo que nosotros creemos y si la mente de Maiah está dictando que debe eliminar escenas de su memoria, es porque es por su bien.

—Yo no quiero que me elimine de sus memorias, Marcie. —dejo escapar finalmente mi más grande miedo, dejando salir la frase sonando como un niño pequeño.

—Ninguno queremos. —suelta un suspiro y deja caer la cabeza hacia atrás. — ¿No te reconoció ni un poco?

—No- no lo sé. —admito. —Yo sólo llegué y la saludé, le dije lo mucho que la había extrañado y esas cosas. Pero no obtuve otra respuesta más que su mirada triste sobre mí ante todo lo que había dicho y ahí fue donde el médico intervino y me explicó la situación.

—Y después saliste como loco del hospital. —observa.

—No sé qué hubiera hecho de que haberme quedado.

Marcie no dice nada más y se pone de pie, acercándose a la puerta principal. Desde ahí, me lanza las llaves que Maiah y yo acordamos esconder fuera, porque en cualquier momento a alguno de los dos podría ofrecérsele.

—Consérvalas dentro, Niall. —aconseja y se marcha, cerrando la puerta detrás de ella.


(...)


Llego de nuevo al gran edificio con cientos de personas dentro y olor permanente a desinfectante. No me molesto en mirar a ver al oficial que espera por mí, solo muevo mi cabeza en negación.

—En otro momento, Denis. —declaro y el hombre asiente, dejándome caminar solo a través de los pasillos.

Las enfermeras y trabajadores de los pasillos no me prestan atención y me dejan proseguir. Ellos saben que soy el hombre que ha estado desesperado porque la chica que ama sufrió muchas heridas en un accidente de automóvil donde el culpable sigue desaparecido.

Afuera de la habitación de Maiah, está sentado Will, mirando a su teléfono continuamente. Y del otro lado, Daisy y Zach hablan por lo bajo, mientras la rubia trata de poner su atención en un libro de texto que se encuentra sobre sus piernas.

Camino directamente a la puerta y la abro para adentrarme en la habitación sin siquiera detenerme a saludarles o decir algo. Adentro está Marcie, anotando todas las respuestas que el médico recibe de Maiah.

—Muy bien, ¿podrías repetirme como se deletrea tu nombre? —sé de ante mano cuánto fastidia eso a la castaña, así que sonrío con tristeza y me dejo caer suavemente sobre el sofá que se volvió prácticamente mío después de tanto uso.

Maiah suspira.

—Maiah se deletrea como eme, a, i latina, a, hache. ¿Por qué insiste tanto? Lo he repetido seis veces, contando esta. —se queja.

—Es sólo una prueba. Necesitamos estar seguros de que no es una amnesia causada por el impacto del golpe, eso es todo, señorita. —luego, el hombre se gira en mi dirección. — ¿Por qué no tratas de entablar una conversación con ella? Sabe tu nombre, es de las únicas cosas que podemos estar seguros no ha olvidado.

Bueno, el montón de veces que el médico y yo hemos entablado comunicación le son suficientes para comenzar a tutearme y olvidar sus formalidades.

Asiento, en realidad, un tanto emocionado porque la esperanza se enciende en mí.

—Hola de nuevo. —saludo, dejando la silla cerca de ella. Maiah aún tiene que mirar al techo, aunque, no es como si un montón de tiempo haya pasado desde que fui a casa. Un par de horas, tal vez, apenas es de noche.

—Perdón por no acordarme de ti temprano, Niall. —ella murmura y noto como sus ojos se cristalizan.

—No, está bien, nena, no te preocupes. —No llores, por el amor de dios. — ¿Cómo te sientes?

Ella presiona sus labios y cierra sus ojos un instante. —Honestamente, es la definición de ser arrastrada por un tráiler. —trata de bromear. —Es mayor la incomodidad de permanecer inmóvil que el dolor, supongo que los analgésicos están haciendo un buen trabajo durmiendo el dolor.

—Deben serlo, te durmieron por una semana. —me burlo y una sonrisa floja tira de sus labios.

—Increíble. Debo estar fuera de la universidad a estas alturas.

Suelto una risa. — ¡Bromeas! Sufres un accidente y te sigue preocupando la universidad... entre nosotros, yo sé que no amas ir a estudiar derecho tanto como dices.

—Lo hago por papá, Niall. —cada vez que su nombre sale de sus labios trato de guardar la manera en que se escucha, solo por si acaso.

Me atrevo a alcanzar su mano –ahora libre de enredijos– y acaricio el dorso de su mano, después su palma y trazo dibujos a través de ella, después entrelazo mis dedos con los suyos y juro que es la mejor sensación después de todos estos días de estrés.

—Ellos me dijeron que no recordabas nada. —comienzo. —Y me asusté de ser parte de esa parte de cosas que habías decidido olvidar.

—No fue exactamente así. Hay pedazos en blanco, muchos más pedazos en blanco y te juro que es horrible, quiero jalarme el cabello en desesperación, Niall. Es aún peor que antes, porque, ¿sabes? No tener idea de unas cuántas cosas en mi vida era medianamente soportable, pero ahora, solo veo rostros y siento conocerlos, pero no puedo recordar el nombre o alguna otra cosa, sólo sé que formaron parte de mi vida y ya. Extrañamente, eres lo único que no he olvidado y eso es reconfortante, porque puedo ver en tu rostro lo asustado que estabas porque no te reconociera.

— ¿Qué es lo que recuerdas, en general? —insisto en saber.

—Datos acerca de mí y... a ti.

— ¿Eso es todo? —pregunto extrañado. ¿Puede ser eso posible?

—Escuché un grupo de médicos hablar entre sí mientras pensaban que yo estaba dormida. Sé lo que ocurre, pero no estoy segura de reunir las partes faltantes con el paso del tiempo.

—No tengo ni la menor idea de lo que has querido decir con eso. —admito.

—Lo que quiero decir, es que confío en que vas a hacer un gran trabajo guiándome para encontrar esas piezas perdidas.

Yo también lo espero. — ¿Puedo besarte? —pregunto tontamente, sintiéndome como un niño de diez años. Mi rostro se enrojece completamente y estoy agradecido si la condición de Maiah le ha impedido ver mi reacción, sin embargo, ella me ha logrado escuchar y siento cuando se está riendo suavemente, después escucho sus quejidos de dolor y su suspiro.

—Esperé que lo hicieras desde el momento en que cruzaste la puerta.

Brave | niall horanحيث تعيش القصص. اكتشف الآن