45. Padrinos, terremotos y ¿quiénes son?

565 56 29
                                    

45. Padrinos, terremotos y ¿quiénes son?

Reí ante la mueca de asco de Matt, y en cuanto cerró la puerta de un portazo, por fin nos besamos.

De repente, Peter se apartó bruscamente de mí. Pero no era Peter el que se había separado, no. Era mi tío Daniel el que había agarrado a Peter por el cuello de la sudadera y le había apartado de mí de un solo tirón.

—Quién eres y porqué estás besando a mi ahijada, maldito bastardo— dijo, con una mirada desafiante. Peter tragó saliva, y me miró como pidiéndome ayuda.

Abracé a mi padrino, obligándole a soltar al pobre Peter.

—Hola guapísima— susurró, mientras me abrazaba— ¿Quién demonios es este tío?

—Es mi novio, Peter. Peter, mi tío Daniel.

—Un gusto conocerle— susurró Peter, mientras esbozaba una sonrisa tímida.

—Ahórrate los buenos modales, americanito— respondió, mirándole de reojo— ¿Qué tal va todo por América?

—Bien.

—Me alegro de oír eso. Ahora que te encuentro, os he traído entradas para que vayáis a Faunia. Estoy seguro de que os encantará. Igual tu hermano puede reunirse allí con los de su especie...— dijo, mientas me extendía ocho entradas. Aplaudí emocionada.

—¿Sería mucha molestia si os lleváis a mis tres terremotos con vosotros? Marisa y yo queremos ir a cenar a un restaurante del centro, pero con estos tres rondando por ahí, sería muy difícil. ¿Podéis cuidarlos solo por un día?— sopesé la idea. Hacia más de cuatro meses que no los veía, así que no le encontraba ningún inconveniente.

—Por mí no hay ningún problema. ¿Tú qué opinas, Peter?

—Me encantan los niños— dijo, bajo la atenta mirada de mi padrino. Y no pudo meter más la pata, ya que eso en la cabeza de alguien sobreprotector se traducía como sexo sin control.

—¿Ya saben los otros que estás aquí?— pregunté, para que desviara la atención de Peter.

—¿Tus hermanos? Sí. Dylan casi me asfixia, y casi no reconozco a los otros dos. ¿Qué le ha pasado a Matt? Está... Completamente diferente.— dijo, mirándome preocupado.

—Matt... Le pasó una cosa. Y, bueno, quiso cambiar radicalmente. Ya lo ves. Sigue siendo nuestro Matt, solo que ... ahora las chicas le hacen caso. Demasiado, diría yo— Daniel rió, y miró al avergonzado Peter, que estaba sentado en el pequeño sofá.

—¿Y este de dónde salió?— preguntó señalándole.

—Vino con nosotros desde Dember, junto con los otros tres.

—Oh. No he visto a los otros tres. Tengo que conocerles— afirmó, y salió corriendo de la habitación, dejándome desconcertada y aliviada a partes iguales.

—Es igual que Dylan— afirmó Peter, viendo como Daniel desaparecía por la escalera.

—Tienes razón— contribuí. Tenían personalidades muy parecidas.

—Creo que se está haciendo tarde. Deberías irte a dormir— susurró, mientras me abrazaba.

—Peter, no tengo seis años. Puedo irme a dormir cuando me dé la gana — y dicho esto, le saqué la lengua en un gesto infantil, y corrí fuera del cuarto.

Hey, AllieWhere stories live. Discover now