20. Orgullo, abortos de simio y maratón Star Wars

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20. Orgullo, aborto de simio y maratón Star Wars

Allison en multimedia


Sus labios eran dulces y sabían jodidamente bien. Hubiera querido que ese beso durase para siempre, perdí somos humanos, y los humanos respiran. Nos separamos por la falta de aire, y Peter apoyó su frente en la mía mientras dibujaba una sonrisa traviesa en su rostro.

—No sabes la de tiempo que he esperado para esto, Allison Stark— susurró. Rozó su nariz con la mía, y finalmente se alejó unos centímetros de mí. Espera, ¿qué acaba de pasar? ¡Joder Allison! ¡He besado a Peter Collins! Al estúpido Peter Collins ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Mi cabeza estaba llena de preguntas sin respuesta. Por lo que había dicho antes, daba la impresión de que yo le gustaba, y no podía estar más confusa. ¿Le gusto? ¡Ag!

— Yo.....— intenté articular alguna frase coherente, pero me había quedado muda por culpa del beso. Todo es culpa de Peter y por besar tan jodidamente bien.

—Sabía que sí era tu tipo— dijo finalmente. Le pegué suavemente en el hombro, haciéndole soltar una risita.

Caminábamos en mitad por la acera de en frente, con paso apresurado para llegar a casa. Un silencio nos envolvía, pero no era un silencio incómodo.

—Allison, ¿qué tal beso?

— Horrible— creo que mi mentira era demasiado notoria, por que tuvo que tragarse una carcajada para poner un puchero infantil.

— Ah, ¿en serio?— ¡No! Había sido increíble, pero no iba a dejar que mi orgullo cayese en picado por este chico.

— Sí. Seguro que mi abuelo besa mejor.

Soltó una carcajada irónica, seguida de una negación con la cabeza. Ya habíamos llegado a nuestro barrio y la esquina de mi casa ya era visible desde aquí.

Saqué las llaves de mi bolsillo. Intentaba no pensar en la bronca que me iba a echar mi madre mientras metía la llave en la cerradura. Cuando ya desaparecía por la puerta, Peter agarró mi brazo, obligándome a darme la vuelta. Me dio un corto beso y salió corriendo.

Idiota

¡Joder! ¡Otra vez! Maldito idiota

Por fin cerré la puerta, y un no muy contento Dylan estaba sentado en el último escalón.

— Vaya, vaya, vaya ¡pero si es la Cenicienta.

— No, ese eres tú— rodó los ojos.

—Te dije que no llegases más tarde de las diez y media, ¿y qué me encuentro? Que son las doce en punto y todavía no habías llegado. Dime, ¿con quién estabas? ¿Dónde estabas? ¿Cuánto tiempo estuvisteis?

— Estuve con Zoe en su casa. Teníamos que hacer un trabajo de Literatura sobre un libro que nos hubiese gustado— me escrutó con la mirada, buscando cualquier indicio de que estaba mintiendo, sin encontrarlo. Había llegado a perfeccionar la técnica con los años. Es lo que pasa cuando tienes un hermano tan sobreprotector como Dylan Stark.

— Respuesta válida. Sube arriba, y no hagas ruido. Están todos dormidos— ya iba por la mitad de las escaleras, cuando caí en la cuenta.

Hey, AllieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora