35. Miradores, restaurantes italianos y "Podría haber sido peor"

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35. Miradores, restaurantes italianos y "Podría haber sido peor"

Miré aburrida a Peter. Debía llevar en su hombro más de una hora, y en todo este tiempo, ni siquiera me había dado una pista de adónde me estaba llevando. Comenzaba a desesperarme.

Le di un puñetazo en la espalda, intentado que por fin me lo dijera.

—Dímelo— sentencié, con voz autoritaria. Bueno, todo lo autoritaria que una puede ser mientras un adolescente la está llevando subida a su hombro como si fuese un saco de patatas.

—Nop—dijo, recalcando la "p".
Bufé enfadada.

—Bien, tú lo has querido— dije suspirando— Tienes dos opciones: o me sueltas, y me dices a dónde vamos, o te morderé el hombro. Tú escoges— tragó saliva, pero aún así, me miró con una sonrisa burlona, mientras negaba con la cabeza.

—Si te suelto, ¿prometes no salir huyendo?— preguntó, mientras hacía un puchero.

—¿Sabes que esto puede ser considerado secuestro?— le pregunté devuelta. Tuve que contener una carcajada al ver la su de pánico.

—No lo había pensado...

—Yo sí— comenté con una sonrisa triunfante.

—¿No puedes aguantar un poco más? Ya casi hemos llegado, impaciente— suspiré. Era más fuerte que yo, y no iba a conseguir soltarme, así que me encogí de hombros resignada, y miré aburrida la calle que habíamos recorrido segundos atrás.

De repente, noté como Peter empezaba a subir una escalera. Miré asustada los peldaños. Si Peter me soltaba...

—Bájame, ¡ahora mismo!— rió, y aumentó la velocidad.

—¿Asustada, princesa?— preguntó, con un tono de broma que desvelaba las ganas que tenía de echarse a reír.

—Uno, ¡Más quisieras! Y dos, No me vuelvas a llamar princesa, o te quedarás sin hijos. Te lo advierto, ni una más— le grité, causando que varias personas nos mirasen incrédulas y extrañadas.

Peter paró de subir escaleras. Estaba segura de que habían sido unas cien. Me dejó suavemente en el suelo, le fulminé con la mirada y me crucé de brazos.

—Solo... Mira al frente— A regañadientes, hice lo que me decía. Me quedé sin palabras.

Era un mirador. Y desde aquí, se podía contemplar toda la ciudad. Era hermoso. Jodidamente hermoso. Al ser invierno, el sol ya se estaban ocultando, causando una hermosa puesta de sol. El conjunto de las luces de Navidad que se podían contemplar desde aquí, los faros de los coches iluminaban de una bonita forma las carreteras... Solo se podía describir con una palabra: hermoso.

—Wow— fue la única palabra que pude articular. Peter sonrió tímidamente, conforme con mi reacción— Es... Es... ¡Maravilloso!— grité sin poder contenerme.

La última pareja que estaba con nosotros en el mirador, se acababa de ir. Sus pasos bajando las escaleras resonaban en la estancia.

—Wow— volví a soltar. Continuaba embobada.

—¿Te gusta? No sabía dónde llevarte en nuestra "salida previamente coordinada" y recordé este sitio al que mi madre me había traído de pequeño. No estaba muy lejos del instituto así que... Me pareció bien— reí, al ver lo nervioso que parecía.

Hey, AllieWhere stories live. Discover now