9. Parques de atracciones rubias teñidas y apuestas | La cita (Parte 1)

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9. Parques de atracciones, rubias teñidas y apuestas | La cita (Parte 1)

Peter aparcó el coche y yo me limité a mirar mis manos nerviosa. Les tengo fobia a las montañas rusas y atracciones en general desde muy pequeña, y parece que este parque está plagado de ellas.

- Idiota, todos los parques de atracciones tienen atracciones, lo dice el propio nombre, duh

- Púdrete conciencia

- Yo sé que me amas

Peter contemplaba emocionado la gran montaña rusa que se cernía sobre nuestras cabezas. Las vías formaban una especie de nudo, y la gente que estaba subida a la atracción, gritaba con tanta fuerza que los gritos se escuchaban claramente desde aquí abajo.

- Vamos a comprar entradas- asentí, puede que no subiéramos a esa cosa del demonio, y nos limitásemos a ir a la parte de los juegos. Aunque a juzgar por la sonrisa burlona de Peter, él tenía toda la intención de subirse a aquella trampa mortal.

Caminamos hacia la taquilla, y Peter le sonrió amablemente a la chica de la taquilla. La chica, cuyo nombre es Margie (o eso es lo que pone en su placa), le dirigió una mirada coqueta, y con tono "seductor" preguntó:

-¿Qué deseas?- se mordió el labio inferior. Dios, esta chica es la responsable del estereotipo hacia las rubias. Deshizo su coleta en un intento de verse "sexy". Batió su pelo rubio (claramente teñido) y batió sus pestañas llenas de rímel demasiadas veces.

- Dos entradas- respondí por él. Me fulminó con la mirada y giró su silla para quedar de frente al otro ordenador.

Se giró, con las dos entradas en la mano, y un botón más desabrochado de su escote.

¿Es saludable tener tanta silicona en el cuerpo?

- Aquí tienes- le entregó las dos entradas y le guiñó un ojo. Un papelito blanco se deslizó por debajo del cristal que me impedía arrancarle las extensiones a esa puta. Había un número escrito. Su número.

Esta chica no tenía suficiente con violarle con la mirada, si no que también tenía que tener el atrevimiento de darle su número.
Porque perra se nace, no se hace.

Peter sonrió y escribió algo en el papel. Margie soltó una risita nerviosa, mordió su labio inferior y cogió el papel.

En seguida sus ojos mostraron una completa indignación. Fue nuestro turno de entrar al parque de atracciones y, como suponía, esto estaba lleno de montañas rusas.

Diosito sálvame

- ¿Has visto a la chica esa? ¡Casi era tan puta como Elisabeth!- grité/susurré. Peter se volvió hacia mí con una amplia sonrisa.

-Lo que pasa, es que tú amiga mía, estás celosa- Yo, ¿celosa? ¡Já!

- Já. En tus sueños.

-Admite que te estás muriendo por saber qué le escribí.

- Lo admito- un gritito agudo salió de él y le miré con el ceño fruncido.

- Bien, escribí "No salgo con putas"

- ¿Enserio le escribiste eso?- asintió. Me empecé a reír, amaba ver sufrir a las zorras de este planeta.

- ¿Qué hacemos primero?- preguntó Peter. Chasqueé la lengua.

- Como se nota que no me conoces

- Déjame pensar- me miró intentando descifrar lo que estaba pensando.

Hey, AllieWhere stories live. Discover now